¿QUE ES EL SOCIAL CRISTINISMO?.
EL SOCIAL CRISTIANISMO.
1. EL HUMANISMO CRISTIANO
2. PRINCIPIOS Y VALORES.
3. LOS ORDENAMIENTOS.
El ordenamiento social: LOS ORGANISMOS INTERMEDIOS
El ordenamiento político: LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA
El ordenamiento económico: LA ECONOMIA SOCIAL DE MERCADO
4. SER SOCIAL CRISTIANO ES TENER UNA ACTITUD DE ARMONÍA
FRENTE A LA VIDA
La responsabilidad individual y colectiva como base del
progreso El amor como doctrina o la negación de la violencia El reconocimiento
del éxito como valor de conducta o la negación de la envidia El optimismo como
catalizador del cambio o la negación del pesimismo. La concertación como
alternativa a la confrontación La solidaridad como respuesta a la indiferencia
La propuesta como expresión de la protesta
5. NUESTRA VISION.
6. NUESTRA MISION PARTIDO
SOCIALACRISTIANO.
1. EL HUMANISMO CRISTIANO.
El hombre fue creado por Dios a su imagen y semejanza y lo
colocó en la tierra para su desarrollo personal y realización en sociedad. Todo
ser humano tiene derecho de habitar en el planeta y usufructuarlo. En tales
hechos se origina el derecho a la vida y la búsqueda del bien común. Constituye
un derecho igualmente inalienable su aspiración a contar con un trabajo digno,
haciendo suyos sus frutos y adquiriendo propiedad para sí y para sus herederos.
El creador dotó a cada persona de Dignidad. El humanismo cristiano establece
que todas y cada una de las personas somos seres humanos únicos e irrepetibles
y que nos reconocemos iguales por haber sido creados a imagen y semejanza de
Dios. Por ello, consideramos a la persona como el centro de la sociedad y como
un ser anterior y superior al Estado y al que la economía debe servir.
Reconocemos en cada persona derechos fundamentales que respetar. Las personas
somos seres sociales. Nacemos en una familia, vivimos en una comunidad,
participamos de múltiples organizaciones a lo largo de nuestras vidas. Algunas
de esas instituciones, como la familia son organizaciones naturales. La
consideramos la base fundamental de la sociedad porque allí se forja la
personalidad y allí construye el ser humano las relaciones interpersonales que
lo signan por siempre. Otras, son instituciones jurídicas que representan
imperfectamente a la sociedad. A unas y otras las denominamos Organismos
Intermedios. La vida en sociedad exige la vigencia de un orden en las
relaciones humanas que permita la convivencia en paz y armonía. Para cumplir
tales propósitos los seres humanos ceden parte de su libertad individual en un
contrato social que contiene las reglas que constituyen los ordenamientos
social, político y económico. Dichos ordenamientos que deben ser respetados por
todos sin excepción son administrados por un ente que representa a la sociedad
y que se denomina Estado. Como es lógico, en la medida que las instituciones
jurídicas representan a mayores grupos humanos, se van alejando de la base de
la sociedad. Por ello, es necesario que el poder sea descentralizado y
compartido. Los socialcristianos ordenamos ese poder en base al principio de
subsidiariedad que indica que, no haga el organismo mayor lo que puede hacer el
menor. La evolución y desarrollo de las personas se sustenta en el ejercicio de
la libertad. Sin embargo, la evolución de la especie humana ha provocado
desigualdades que impiden el desarrollo de algunos segmentos de la sociedad.
Esa situación genera la obligación moral de los más fuertes de asistir a los
más débiles en ejercicio del principio de solidaridad, que en ningún caso
limita la libertad individual. Cuando la sociedad no acude en forma directa en
auxilio de los más necesitados, el Estado tiene la obligación de hacerlo en
ejercicio del principio de suplencia. Adicionalmente, los desequilibrios
sociales deben ser superados mediante la aplicación de criterios de justicia
social. La justicia social es la búsqueda del bienestar general del cuerpo
común del que todos formamos parte. Ello constituye el bien común. Así, para
los social cristianos la justicia social es la búsqueda del bien común, es
decir, la realización de todas y cada una de las personas. Así como no podría
afirmarse que una persona está sana si tiene algunos órganos enfermos; no se
entiende el bienestar general si algunos y peor, si muchas personas no gozan de
tal bienestar. El progreso del hombre se produce en espiral, aquello significa
que existen períodos de franco progreso y otros en los cuales se cometen nuevos
errores que aparentan retroceso pero que como etapa sitúan al hombre en un
estadio superior. El proceso como conjunto implica la evolución de la persona
individual y el progreso de la comunidad como generación, de ahí que exista una
responsabilidad individual y una generacional que compete a cada persona. La
responsabilidad solidaria es por tanto irrenunciable para la persona que vive
en sociedad, más aún es deseable en la medida que se comprenda que genera una
sinergia evolutiva entre el que da y el que recibe. Por ejemplo: las empresas
requieren de los consumidores para la colocación de sus productos, los cuales a
su vez requieren tener capacidad adquisitiva, la que se origina en el fruto de
su trabajo, ejercido principalmente en las empresas. De ahí las cualidades dignificada
el hombre y dinamizadoras de la economía que tiene el trabajo; las primeras
porque le permiten cubrir parte de su responsabilidad solidaria con la sociedad
y las segundas porque viabilizan el flujo de bienes y financiero. Por ello la
tensión empresario – trabajador no debiera devenir en conflicto sino en
concertación para lograr el efecto sinérgico del esfuerzo de ambos en aras del
progreso social. El mundo actual es uno abierto, global e interdependiente.
Valoramos el proceso de la mundialización porque permite la libre movilidad de
las personas, bienes y capitales, acerca el conocimiento a mayores segmentos de
población, rompe distancias entre los pueblos y reduce el tiempo necesario para
equilibrar los niveles de desarrollo de los países. Ese proceso debe permitir
no sólo el reequilibrio de las sociedades sino también al interior de éstas de
sus clases sociales. El tránsito de sociedades cerradas a sociedades abiertas
debe ser gerenciado de cara a los valores permanentes y a los principios universales.
La utilización de la ciencia al servicio de los objetivos descritos es
imprescindible. En ese sentido, instrumentos como el planeamiento estratégico,
la comunicación en tiempo real, la cibernética, la biotecnología y las ciencias
económicas y sociales deben responder y ser aplicadas para el servicio del
hombre. Como previsiblemente la ciencia y la tecnología modificarán las formas
tradicionales de producción y permitirán mayor disponibilidad del tiempo
individual y colectivo, constituye un desafío y una oportunidad destinar el
tiempo al desarrollo espiritual y al cultivo del alma. El impulso a la cultura,
al arte, al deporte y el fortalecimiento de la familia por la mayor presencia
de sus integrantes en el hogar deben ser privilegiados.3 Rescatamos el valor
integral de la mundialización y en cambio consideramos insuficiente la noción
puramente economicista de la globalización, entendida exclusivamente como la
apertura comercial y libre tránsito de capitales. Por ello, en medio de esta
realidad mundial contemporánea, reconocemos el valor de la universalización de
los derechos humanos y los mecanismos internacionales de protección, pero,
rechazamos la pretensión de homogeneizar culturalmente todo el universo.
Creemos en la identidad de las naciones y dentro de ellas en la convivencia
armónica de identidades, costumbres y tradiciones locales. Es indispensable,
sin embargo, construir un proyecto nacional común para lograr la evolución
armónica y superar el conflicto de las civilizaciones que tiende a dividir el
mundo y a las naciones y que amenaza la paz. Todas las formas de intolerancia y
violencia, especialmente las expresiones del terrorismo nacional o
internacional merecen nuestro repudio y deben ser combatidas hasta su total
erradicación. Los partidos y en especial los social cristianos tenemos la
obligación de proponer a nuestros compatriotas el diseño y construcción de una
visión que recoja nuestras creencias y nuestras esperanzas. Ese sueño debe
convertirse en el plano de referencia para hacer de nuestra Nación un modelo
humanista de convivencia. Finalmente, es necesario mencionar que para lograr el
éxito requerimos que nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra alma, es decir, la
unidad física y espiritual que somos, se ponga al servicio de nuestro objetivo
supremo que es la realización del ser humano.
2. PRINCIPIOS Y VALORES.
Los valores
socialcristianos tienen el carácter de permanentes y tienen como propósito
orientar la conducta de las personas de tal forma que la sociedad viva y
alcance sus objetivos de evolución en paz y armonía. Los principales valores
son:
LIBERTAD: Es el ejercicio de la voluntad individual en un
marco de respeto al prójimo con quien compartimos nuestro objetivo de vivir en
paz y armonía. Los socialcristianos consideramos que nadie tiene la potestad de
coactar la libertad del otro, aun invocando razones que se consideren muy
loables. Sin embargo, sí consideramos que la libertad individual es limitada
por valores que norman la conducta humana. Por ello, el principal límite
subjetivo es la responsabilidad individual, es decir, el ejercicio ético de la
libertad, y el objetivo el derecho y la libertad de los demás.
JUSTICIA: Entendida ésta en su triple carácter, Conmutativa, Distributiva y Social. Conmutativa que quiere decir, en la relación entre individuos y grupos, darle a cada uno lo que le corresponde en justa equivalencia; Distributiva que es la obligación de toda autoridad –estatal o social– de regular los beneficios y las cargas de las personas en proporción a su aporte al bien general y a sus necesidades y social cuando quiere corregir las desigualdades que ha embalsado la sociedad y procurar el bien común.
IGUALDAD : En razón de estar dotados de dignidad y haber sido creados por Dios
a su imagen y semejanza, todos los seres humanos nos reconocemos como iguales.
Esa igualdad tiene que reflejarse en todas nuestras relaciones. Por ello, se
reconoce el principio de igualdad ante la ley para todas las personas, sin
distinción de raza, sexo, credo, edad o situación económica o social. El lado
activo del principio de igualdad es la eliminación de todas las formas de
discriminación. Pero, el concepto más enriquecedor y comprensivo para la
persona humana es la igualdad de oportunidades, es decir, permitir que los
seres humanos en pie de igualdad, desarrollen a plenitud sus capacidades
diferenciadas y el máximo de su libertad. Somos impulsores de oportunidades
para el ser humano, especialmente a través del pleno acceso a la educación, a
la salud y al trabajo, como medios de realización personal.
SUBSIDIARIEDAD: Principio de ordenamiento de la vida en sociedad, que determina que no haga el ente mayor lo que puede hacer el menor. Que no haga el estado lo que puede hacer la familia; que no haga el gobierno central lo que puede hacer el gobierno local o regional; que no haga el Estado lo que puede hacer el sector privado.
SUPLENCIA: Principio complementario al de
subsidiariedad que significa que el ente mayor debe hacer lo que no puede hacer
el menor. Por ejemplo, la seguridad nacional es una responsabilidad del Estado
porque no es razonable que sea atendida por cada persona por razones de riesgo
o carencia de rédito directo.
SOLIDARIDAD: Es el principio que preconiza la identificación
de la persona con otras personas en situación de necesidad, y en razón de esa
identificación, prestar la ayuda necesaria para cubrir total o parcialmente sus
necesidades.
UNIVERSALIDAD: Indica que todos los valores y principios son
de aplicación en todo el mundo, son aplicables a todas las personas y lo son en
todo el tiempo.
PLURALISMO: Importa el respeto a las distintas formas de
organización de los grupos humanos en todos los campos de la vida. En el campo
religioso, por ejemplo, supone el respeto por todas y cada una de las
religiones; en el campo económico, supone el reconocimiento de las diversas
formas de propiedad y de empresa y en el campo político, la coexistencia de
partidos políticos de concepciones diferentes, aunque respetuosos de las normas
básicas de convivencia en sociedad.
3. LOS ORDENAMIENTOS EL ORDENAMIENTO SOCIAL:
Los seres humanos, en tantos seres sociales integramos
sociedades naturales. Otras instituciones son creaciones jurídicas o formales
que representan imperfectamente a las organizaciones naturales, pero facilitan
el ordenamiento social, político y económico. Así, la familia es la
organización natural, su correlato jurídico es el matrimonio. La ley regula un
conjunto de relaciones jurídicas que derivan de la familia como la paternidad y
maternidad, la filiación, la convivencia, etc. El vecindario es la organización
natural, su correlato jurídico es el municipio. La ley regula un conjunto de
relaciones jurídicas, como la participación vecinal. La sociedad es la
organización natural su correlato jurídico es el Estado. A todas las organizaciones
naturales o jurídicas que existen entre la persona humana y el Estado se
denominan “ORGANIZACIONES INTERMEDIAS”. El social cristianismo promueve la
participación de las personas en los diversos organismos intermedios como una
forma de acercar el Estado a la sociedad. Por ello, los colegios profesionales,
los sindicatos, las asociaciones de padres de familia, los gremios
empresariales, las redes de consumidores, las organizaciones para la protección
del medio ambiente son interlocutores válidos de la sociedad con el Estado y
deben ser promovidos. Para una convivencia ordenada de todas esas instituciones
debe aplicarse el principio de subsidiariedad.
ORDENAMIENTO POLITICO.
El socialcristianismo
preconiza la democracia representativa. Ello implica:
A. El fortalecimiento de la institucionalidad porque es la
mejor forma de organizar las cuotas de libertad cedidas por los ciudadanos.
B. La descentralización porque es la mejor forma de acercar
el poder al ciudadano. El estado sirve mejor al ciudadano mientras más
fiscalizables sean sus actos y mejor controlados sus recursos.
C. La integración en el proceso de globalización
internacional porque permite al ciudadano ejercer plenamente su libertad,
aprovechar las oportunidades que brinda el progreso y potenciar su creatividad
y eficiencia para alcanzar mejores niveles de vida.
La mundialización que implica una gobernanza basada en la
igualdad, el respeto, la asociación y la cooperación entre estados. Sin
perjuicio de ello, respeta las formas de democracia participativa, normada por
la Constitución o la ley y aquellas necesarias para convertir la globalización
en mundialización.
ORDENAMIENTO ECONOMICO.
El socialcristianismo promueve la Economía Social de
Mercado. El término fue acuñado por Alfred Muller Armack, Ministro de Finanzas
Alemán en 1948. Su origen Declaración de Guadalajara ODCA – 2004. fue el orden de liberalismo de la escuela de
Friburgo que se fundamentaba en la propiedad privada de los medios de
producción y en la formación libre de los precios del mercado. Pero,
reconociendo que el orden competitivo no se da naturalmente, y que por tanto
debe ser organizado como un programa estatal a través del ordenamiento
jurídico. Muller Armack, propulsor de la Economía Social de Mercado puso
énfasis en la política social y en los principios que permiten el
funcionamiento de la economía en un mercado de competencia. Se reconoce que la
Economía Social de Mercado: “Es economía porque pretende solucionar las
necesidades de producción y distribución de bienes en una sociedad. Es social
porque tiene como finalidad alcanzar la expansión y satisfacción de todos los
habitantes del país y no de un grupo o sector de él. Es mercado, porque regula
el proceso económico apoyándose en la iniciativa de los factores de producción
y en la libertad de los consumidores para satisfacer sus necesidades.
La Economía Social de Mercado:
a) Establece que para
alcanzar bienestar es necesario promover crecimiento y éste se sustenta en la
inversión. La inversión es a su vez, ahorro, es decir, consumo diferido. Por
eso, el crecimiento sano es el que estimula el ahorro y la inversión y no las
políticas coyunturales basadas en el estímulo artificial del consumo.
b) Considera que la mejor forma de generar eficiencia en la
economía es estimulando la competencia y la libre fijación de precios en el
mercado. Por ello, entiende que la economía está al servicio del consumidor.
c) Induce, sin embargo, a la responsabilidad social de los
empresarios, para reducir precios o evitar el aumento de éstos, así como para
asumir compromisos en defensa del medio ambiente y la viabilidad social.
d) Reconoce que
corresponde a la política estatal redistribuir el ingreso a través de la
inversión social, pagos compensatorios de cargas sociales y eventuales,
selectivos y temporales subsidios directos o subvenciones.
e) Admite una intervención promotora del Estado para
impulsar el ahorro, difundir la propiedad, expandir el desarrollo tecnológico y
promover algunas actividades altamente generadoras de empleo. La evolución del
mundo económico en los años recientes, obliga a la Economía Social de Mercado a
dar respuestas a las necesidades de la globalización, tales como información
suficiente y oportuna, asimilación de nuevas tecnologías, asimilación de buenas
prácticas corporativas y transparencia en las transacciones. **
Según Hugo Yaconi. En mérito a esos requerimientos,
formulamos una síntesis de principios constituyentes y reguladores de la
Economía Social de Mercado que amplía la clásica lista de Muller y Eucken y
proponemos un conjunto de principios a los que denominamos promotores. Ese
conjunto de principios define la Economía Social de Mercado. Principios
Constituyentes
a. El sistema de precios determinado por la libre
interacción de oferta y demanda.
b. La definición del rol del Estado en base al principio de
subsidiariedad
c. El libre acceso a los mercados
d. La propiedad privada de los medios de producción
e. La libertad contractual
f. La plena responsabilidad para que el camino hacia la
rentabilidad transite solamente a través de un rendimiento equivalente lo que
significa evitar toda forma de mercantilismo.
g. El pleno respeto a los equilibrios macroeconómicos:
fiscal, monetario y cambiario.
h. La constancia en la política económica para disminuir el
riesgo empresarial.
i. La inserción en el
proceso de globalización de las economías.
Principios Reguladores:
a. El control estatal de los monopolios, carteles y toda
práctica monopólica u oligopólica de mercado lo que implica disolverlos en lo
posible y manejar en forma análoga a la competencia a los inevitables.
b. La utilización de la inversión social como corrector de
la distribución de ingresos.
c. La protección en
el trabajo especialmente de la mujer y de los niños
d. La regulación de condiciones humanas de trabajo.
e. La fijación de un salario mínimo.
f. La protección del medio ambiente.
g. El control estatal
y la promoción de las buenas prácticas corporativas.
h. La eficiencia y transparencia en el ingreso y uso de
recursos públicos.
Principios Promotores:
a. La promoción del ahorro, la inversión y la difusión y
formalización de la propiedad privada.
b. La promoción de la innovación y desarrollo tecnológicos.
c. La promoción de la
pequeña y mediana empresa.
4. SER SOCIAL
CRISTIANO ES TENER UNA ACTITUD DE ARMONÍA FRENTE A LA VIDA.
Las actitudes de las personas muchas veces condicionan los
resultados de sus acciones. Una persona que emprende una tarea sin
convencimiento, difícilmente logrará las metas que se ha trazado. En el Perú en
los últimos años se ha producido un fenómeno de desencanto y pérdida de fe que
nos ha convertido en un pueblo fatalista, altamente dependiente de los demás,
siempre dispuesto a encontrar disculpas y explicaciones a su fracaso, resentido
y contestaría. La actitud populista de algunos gobiernos ha impuesto además una
actitud pasiva, dependiente de un estado paternalista. Esas actitudes no son
propias de nuestra idiosincrasia sino más bien, producto de un trabajo político
y filosófico de grupos de personas que no han tenido real confianza en las capacidades
de los peruanos. Por eso, es necesario cuestionar esos patrones de conducta que
afectan negativamente el destino del mundo y propiciar una nueva actitud frente
a la vida.
Los social cristianos debemos liderar una actitud diferente,
cuyas principales manifestaciones deben ser las siguientes:
1º) La responsabilidad individual y colectiva como base del
progreso Nuestra convicción humanista nos lleva a considerar que el progreso es
consecuencia del esfuerzo personal y colectivo, fruto del ejercicio responsable
de la libertad individual. El sistema económico y el sistema político deben
sustentarse en la responsabilidad individual y colectiva. El gran desafío es
forjar una Nación con oportunidades para todos, para permitir que en ella,
fluya el máximo de las capacidades y potencialidades de cada cual. La
participación activa de las personas en los organismos intermedios es una forma
de compartir las responsabilidades en el quehacer colectivo. Si cada cual,
desde la familia cumple con el deber que le es propio, al Estado le quedan
reservadas las tareas que le son inherentes en virtud del principio de
suplencia. Se hará así realidad nuestra máxima “tanta libertad como sea
posible, tanto Estado como sea necesario”. Igual ocurre con la democracia. Este
es el sistema político que permite el funcionamiento más fluido de la sociedad,
porque recurre al ciudadano para que defina sus puntos de vista,
fundamentalmente a través de los procesos electorales. La entrega de poder a
través del voto, no puede ser un acto ciego e irresponsable. Necesita de la
madurez de ciudadanos que entregan parte de su libertad para que otro, en su
nombre gobierne. A su vez, el ejercicio del poder reclama límites y una actitud
ética que nace de la responsabilidad de los elegidos. El cumplimiento de la ley
y de los deberes ciudadanos es una actitud que permite el real funcionamiento
de un Estado de Derecho. La percepción que las personas somos sólo titulares de
derechos pero no de deberes, debilita nuestro sistema político. La autoridad es
legítima cuando, en el marco de la ley, impone disciplina y respeto. La
democracia no significa debilidad ni desorden. La democracia necesita
instituciones, que cumplan sus responsabilidades y funciones. La partidización
de los entes estatales en cualquier nivel es una desnaturalización de los
mismos. Los social cristianos aspiramos al poder para servir y no para
servirnos de él. El populismo de Estado, es decir, el uso irresponsable de los
escasos recursos públicos con fines electorales o de clientelismo político es
un vicio que hay que erradicar en la sociedad. Los recursos estatales, siempre
pequeños deben ser usados con transparencia y eficiencia, estableciendo
nítidamente las prioridades y descartando otro destino. Finalmente, no hay
democracia sin pleno respeto a las libertades de opinión y expresión que
garantizan el pluralismo. Estas a su vez deben ser ejercidas con
responsabilidad y apego a la verdad. Ser demócrata significa aceptar la crítica
y el halago con igual modestia. Ser social cristiano supone aceptar la crítica
con gratitud y el halago con modestia.
2º) El amor como doctrina o como negación de la violencia.
Vivir en paz y armonía significa amar, es decir, expresar sin vergüenza un
sentimiento que es natural al ser humano. Amar es ser tolerante y ser
caritativo, es apreciar las virtudes de los demás y ser respetuoso de los
defectos. Más aún, es querer el bien de los demás. La violencia que se vive en
nuestra sociedad y que se expresa en diversos ámbitos de nuestra vida,
comenzando, lamentablemente desde el hogar, se origina en actitudes equivocadas
que hay que erradicar. La admiración de la fuerza bruta, el abuso del poder
económico, el resentimiento de los marginados o la difusión de políticas
colectivistas que pretenden justificar la violencia por razones
“estructurales”, como si pudieran existir factores externos que condicionen o
desnaturalicen a cada ser. Se confunde violencia con energía; autoridad con
prepotencia; firmeza con intolerancia. Los social cristianos vamos a recuperar
para la convivencia, los valores esenciales de la doctrina cristiana como el
amor, la piedad y la caridad. Pero vamos además, a recuperar el legítimo
ejercicio de la autoridad como un modo de servicio y realización del bien
común. Es más fuerte aquel que puede ejercer su poder, si lo utiliza para
ayudar a su prójimo y no para someterlo, y es más lúcido el que enseña que el
que impone. El cambio de esta actitud es tarea de todos, es un proceso de auto convencimiento
y de difusión, es una tarea larga pero esencial para la sociedad. Para los
social cristianos lograr este cambio de actitud entre nuestros compatriotas es
una tarea larga, dura y sacrificada que exige constancia y humildad.10
3º) El reconocimiento del éxito como valor de conducta o la
negación de la envidia. El ser humano se esfuerza y trabaja no sólo por una
retribución económica, sino también por el reconocimiento a su esfuerzo. La
persona requiere ser reconocida por sus semejantes, requiere del halago y del
aliento, especialmente en momentos de dificultad. En el mundo se ha generado una
actitud conformista, cuando no de negación del éxito. Las personas exitosas son
normalmente objeto de crítica, murmuración y duda respecto de las razones que
las impulsaron a triunfar. Pareciera que la sociedad en su conjunto quisiera
igualarse hacia abajo. Los socialcristianos por ello, debemos convencer a
nuestro pueblo de la necesidad de asumir una actitud positiva frente a la vida,
basada en el aliento al que se esfuerza, en el aplauso y reconocimiento
espiritual y material al que triunfa y en el deseo de igualar a la sociedad en
los más altos estándares. El mensaje social cristiano impone la urgencia del
reconocimiento social al éxito, en todos los campos. Creemos en un país de
propietarios, o sea, en el que por el esfuerzo individual se haya capitalizado
el país, en la productividad del trabajador, en la competitividad de las
empresas, en el premio a la reinversión y el ahorro, en el impulso a la
iniciativa empresarial, especialmente a través de las pequeñas y medianas empresas.
Creemos en una cultura del triunfo y en la alegría del éxito.
4º) El optimismo como catalizador del cambio o la negación
del pesimismo. Lo primero que se requiere para triunfar es querer triunfar.
Jesús dijo que la “fe mueve montañas”. Es por ello que un pueblo agobiado por
sus problemas tiene que buscar al interior de su riqueza espiritual, el valor
de su historia y sus tradiciones y generar confianza en sí mismo para remontar
las dificultades, por duras que sean. Los medios de comunicación masiva son
fundamentales para proponer el tipo de liderazgo que guíe la conducta
ciudadana. Una visión fatalista de la vida o estereotipos equivocados,
transmiten una perspectiva negativa y eliminan la perspectiva de futuro. Por el
contrario, rescatar la alegría como forma de convivencia y una visión
compartida de una opción que supere las dificultades inmediatas, es el tipo de
liderazgo que los social cristianos debemos ejercer. Muchos social cristianos
en el mundo comparten nuestras ideas, y no necesariamente se encuentran
identificados con opciones políticas y partidarias, y esto es natural porque el
social cristianismo es mucho más que una posición política, es un sentimiento,
una manera de ver la vida que compartimos, en nuestro concepto la mayoría de
los peruanos. El llamado al optimismo es un llamado al cambio, a la
recuperación de la fe en nosotros, en nuestra capacidad de crear, en nuestra
capacidad de cambiar y lo que es más importante, en nuestra capacidad de dar.
5º) La concertación como método alternativo a la
confrontación. La doctrina social cristiana promueve la armonía y el esfuerzo
conjunto. En base a la solidaridad ciudadana, promueve la concertación, esto
es, el acuerdo entre los distintos integrantes de la sociedad. En el área de la
empresa económica busca maximizar la producción de bienes y servicios y a la
vez una justa retribución de los factores de la producción: el capital, el
trabajo y la tecnología. Concibe por ello a la empresa, como un centro de
relaciones interpersonales en la que se debe garantizar al trabajador el justo
reconocimiento a su trabajo a través del salario y condiciones dignas de
trabajo y al empresario el reconocimiento a la utilidad que retribuye los
riesgos que asume en su rol promotor. Los social cristianos promovemos la
movilidad social y el progreso económico. Consideramos que el primer
instrumento para lograrlos es la educación, que está en la esencia de la
igualdad de oportunidades. Pero a su vez, creemos que la generación de riqueza
producida individualmente contribuye a mejorar la satisfacción de necesidades
del conjunto de la sociedad. Así, por ejemplo, cuando un individuo genera valor
agregado en un bien, convirtiendo en productiva una tierra eriaza o
constituyendo un negocio, aumenta la disponibilidad social de los bienes y
servicios y en consecuencia, contribuye a satisfacer de mejor manera las
necesidades de la población. En el campo social, aspiramos a la formación de
una Nación integrada, que respetando las identidades culturales y las
tradiciones locales de nuestro pueblo, tenga sin embargo, un derrotero común.
En lo político, respetando las diferencias y la pluralidad de opciones somos
partidarios de una visión compartida de Políticas de Estado, que trascendiendo
la coyuntura sean capaces de comprometer al conjunto de los actores políticos
en un proyecto nacional común, consistente y de largo plazo.
6º) La solidaridad como respuesta a la indiferencia. El ser
humano requiere vivir en sociedad y para ello, todos y cada uno de los seres
humanos tiene derecho a condiciones básicas que permitan que su existencia
transcurra con decoro y dignidad. El funcionamiento de una economía basada sólo
en la competencia da lugar a que un conjunto de individuos cuente con recursos
suficientes, pero deja postergados a otros que no son capaces de obtener los
requerimientos mínimos para subsistir. Ante tal situación, los social
cristianos promovemos la solidaridad con los menos favorecidos, a fin que los
primeros transfieran a los segundos parte de sus excedentes, sea directamente o
a través del Estado. A éste le corresponde efectuar la redistribución a través
de la inversión social, que debe estar dirigida y priorizada en quienes más lo
necesiten, sin buscar contraprestación paralela.
7°) La propuesta como expresión de la protesta. Es evidente
que ningún ser humano en su sano juicio puede estar conforme con mantener una
situación de deterioro moral o de violencia como escenario de vida. Sin
embargo, protestar contra esta situación sin proponer soluciones alternativas
no coadyuva a superar los problemas. Querer cambiar es proponer soluciones,
soluciones que no pretendan destruir lo que tenemos, sino más bien aumentar
nuestra producción, aumentar nuestros capitales, mejorar los niveles de
ingresos especialmente de los más necesitados. No se puede esperar que el
Estado resuelva todo, pues él se maneja a través de un gobierno, que requiere
financiar la solución de los problemas acudiendo a la propia población y en
esta intermediación, normalmente pierde eficiencia, la misma que se refleja en
el encarecimiento de las soluciones, lentitud en las mismas y a veces
distorsión de las propuestas. Preconizamos la participación del Estado como un
ente rector de la vida económica y social del país en los niveles mínimos
necesarios para garantizar el orden y concretar soluciones en aquellos sectores
donde el sector privado no pueda llegar. Para que tal estrategia de solución
funcione se necesita que los organismos intermedios y las personas sean capaces
de proponer soluciones, las concreten en propuestas susceptibles de ser
llevadas adelante en las instancias menores, requiriendo del Estado sólo el
marco normativo necesario y el apoyo económico mínimo que haga posible las
soluciones propuestas.
5. NUESTRA VISION.
Aspiramos ser un país
diverso e integrado física, étnica, cultural, económica y socialmente,
insertado plenamente en el proceso de globalización internacional, lo que le ha
de permitir generar adecuados niveles de empleo y bienestar para su población.
La población deberá estar constituida por ciudadanos libres, comprometidos y
responsables, organizados como una eficiente república descentralizada,
ordenada como una economía social de mercado en el campo económico, con una
fuerte participación en el campo social de los organismos intermedios tales
como instituciones y entidades sociales, naturales, culturales, vecinales y
religiosas y, como una democracia representativa en el campo político. Una
sólida y respetable institucionalidad defensora de los valores humanistas y
cristianos, el reconocimiento de la centralidad de la persona humana, el
convencimiento de que la familia constituye la célula básica de la sociedad, el
compromiso moral de las personas para alcanzar el bien común de toda la
población, se reflejarán en los satisfactorios niveles de vida y de seguridad
ciudadana, la expansión de la propiedad, la buena salud de su pueblo y los
altos niveles de educación, todo ello logrado sobre la base de la solidaridad
de los peruanos, del respeto a la ley y a sus instituciones y, de la gestión y
liderazgo de un gobierno auténticamente democrático, incluyente, firme, responsable, eficiente y transparente que una a los peruanos para hacer del
Perú un país libre, desarrollado, seguro, justo, transparente y de ciudadanos
honestos.
NUESTRA MISION COMO PARTIDO CON IDEAS SOCIALCRISTIANAS.
Somos un partido político social cristiano cuya misión es
proponer a los peruanos un modelo de sociedad que nos permita alcanzar el
desarrollo de la persona y el bien común en ejercicio de nuestra libertad, con
un compromiso solidario que constituya norma de conducta de sus ciudadanos y en
un marco de permanente búsqueda de la justicia. Para lograr tal propósito el
partido deberá difundir su doctrina social cristiana la que recoge tales
ideales, reflejarlos en programas de gobierno suficientes, oportunos y
adecuados para el manejo de una gestión pública transparente, eficiente y
honesta que deberá ser llevada a la práctica por representantes del partido que
deberán ser elegidos en los distintos niveles de gobierno tales como la
Presidencia de la República, el Congreso, las autoridades regionales,
municipales y los miembros del Poder Ejecutivo. Es misión del partido
transmitir su mensaje a los electores, en especial jóvenes y mujeres y
comprometerlos en la concreción de la visión del Perú, compromiso de todos los
peruanos, convencerlos de que las ideas, las propuestas y la conducta del
partido son consecuentes y coherentes en el tiempo y constituyen la mejor
respuesta a la solución de los problemas del país. Así mismo para un país viable,
que ha sido y será una nación importante en el contexto de las naciones, que
los peruanos debemos estar orgullosos de nuestra historia, de nuestro pueblo y
confiados en un futuro pleno de éxito y que superando nuestras diferencias
constituiremos una fuerza unida en el común propósito de una vida mejor. Es
misión de los miembros del partido lograr, a través de sus representantes en
las organizaciones del Estado, los medios de comunicación y los organismos
intermedios, que los valores que deben sostener nuestra sociedad sean
difundidos, aceptados y ejercidos por todos y cada uno de los ciudadanos, y que
las acciones necesarias para mantener el ideal de la sociedad sean cumplidas
por cada uno de los responsables en su respectivo ámbito sea este el de educador,
ejecutor, o fiscalizador.