SAGRADA FAMILIA.

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FELIZ NAVIDAD 2020 !! Y UN BUEN AÑO 2021!! SAGRADA FAMILIA, JESUS, MARIA Y JOSE.

SOCIAL CRISTIANOS.

SOCIAL CRISTIANOS.

miércoles, 7 de agosto de 2013

DOCTRINA SOCIAL CRISTIANA SOBRE LA FAMILIA.

DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA CATOLICA SOBRE LA FAMILIA.

Documento que trata sobre la familia y educación.
El futuro de la sociedad depende, en gran manera, de lo que sean la familia y la educación


Doctrina social de la Iglesia sobre la familia.

La familia, entendida en sentido amplio, es una realidad social presente en todas las sociedades conocidas, aunque en modalidades y formas distintas. Alrededor de la alianza entre varón y mujer, y la comunidad de vida entre padres e hijos, existen una gran variedad de valores, usos, costumbres, normas y leyes que la configuran no sólo como un grupo social característico, sino como una institución social fundamental.

Como en las demás materias, la Iglesia, en sus enseñanzas sobre la familia, parte del conocimiento que posee por la Revelación sobre el hombre y la familia, a las que une los hallazgos de la razón sobre la naturaleza y las exigencias éticas relativas a la vida familiar. Tiene también en cuenta las aportaciones de las ciencias sociales sobre la familia como datos a considerar y si acaso, a juzgar, pero no como pauta de comportamiento. El que haya muchos divorcios y bastantes uniones no matrimoniales, pongamos por caso, es una descripción social, pero esto no indica la norma a seguir. La situación sociológica de la familia en un determinado país y en un cierto momento histórico únicamente indica lo que acontece, pero no lo que la familia está llamada a ser, lo que «debe ser».

En estrecha unión con la familia está la educación de los hijos y, de modo más amplio, la educación en general. De ambos temas, familia y educación, nos ocuparemos en el presente capítulo. El futuro de la sociedad depende, en gran manera, de lo que sean la familia y la educación. Estamos, pues, ante un tema decisivo, de gran importancia práctica.

La familia como institución social.

A pesar de las dificultades que sufre la familia en casi todo el mundo y de los repetidos intentos de considerar como familia variadas formas de convivencia íntima, se impone la cuestión acerca de la verdadera naturaleza de la institución familiar. Contraponer lo que algunos llaman «familia tradicional» con otras formas de familia es una trampa. Es más correcto hablar de la «verdadera familia», fundada en el legítimo matrimonio.

La familia es expresión primera y fundamental de la naturaleza social del hombre. «En el matrimonio y la familia se constituyen un conjunto de relaciones interpersonales -relación conyugal, paternidad-maternidad, filiación, fraternidad- mediante las cuales toda persona humana queda introducida en la «familia humana» y en la «familia de Dios» que es la Iglesia (FC 15).

La familia es objeto de ciencias como la antropología, la sociología y las ciencias jurídicas, por citar unas pocas. Pero la familia es, ante todo, una realidad humana con serias implicaciones éticas para el desarrollo humano y para el bien común de la sociedad.

La teología aporta luces nuevas a la comprensión de la familia y su misión. El matrimonio y la familia fundada sobre el matrimonio, no son una invención humana, sino que responden a los planes del Creador. Ya en las primeras páginas de la Biblia, tras la narración de la creación, aparece el matrimonio la institución familiar, en la bendición de Dios a nuestro primeros padres para que crecieran y se multiplicaran (Cf. Gen 1,28).

Más expresivas aún son estas palabras: «el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y son los dos una sola carne» (Gen 2, 24). Expresan la grandeza del matrimonio y sus propiedades -, esenciales: la unidad y la indisolubilidad. Jesús se refiere a ellas cuando explica la indisolubilidad del matrimonio y remite «al principio», esto es, a los planes del Creador (Mt 19, 4-6).

En otros muchos lugares de la Sagrada Escritura se alude directa o indirectamente al matrimonio y a la familia, a su significado y exigencias éticas. San Pablo llega a comparar la unión entre los esposos a la que existe entre Cristo y la Iglesia (Cf. Ef 5, 22-32).

En las enseñanzas de la Iglesia se explicita qué define la verdadera institución matrimonial y familiar. De modo breve, pero muy claro, el Magisterio enseña que «según el designio de Dios, el matrimonio es el fundamento de la comunidad más amplia que es la familia, ya que la institución misma del matrimonio y el amor conyugal están ordenados a la procreación y educación de la prole, en la que encuentran su coronación» (FC 14).

El matrimonio, núcleo y origen de la familia, surge del consentimiento personal e irrevocable, por el cual los esposos se dan y se reciben mutuamente. «De este consentimiento nace, también ante la sociedad, una institución confirmada por la ley divina» (GS 48). De aquí que pueda afirmarse que la familia «es la sociedad natural donde el hombre y la mujer son llamados al don de sí en el amor y en el don de la vida» (CCE 2207). La familia es, por ello, «una comunidad de personas, para las cuales el modo propio de existir y vivir juntos es la comunión» (CF 7).

El último Concilio, sintetizando la constante enseñanza de la Iglesia, se refiere a la unión entre marido y mujer, señalando que «por ser una donación mutua de dos personas, y por el bien de los hijos, esta unión exige la plena fidelidad de los esposos e impone su indisoluble unidad» (GS 48). La alianza matrimonial, «consorcio de toda la vida, ordenada por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo a la dignidad de sacramento entre bautizados» (CIC 1055,1). La institución natural del matrimonio es, pues, anterior al sacramento del matrimonio. Mientras que la institución matrimonial deriva de la naturaleza humana y sus exigencias éticas y sociales alcanzan a todos, el sacramento del matrimonio es el modo concreto de acceder a la institución matrimonial entre bautizados.

En la Carta de los derechos de la familia de la Santa Sede, se resumen estas y otras enseñanzas del Magisterio con palabras muy precisas: «La familia está fundada sobre el matrimonio, esa unión íntima de vida, complemento entre un hombre y una mujer, que está constituida por el vínculo indisoluble del matrimonio, libremente contraído, públicamente aceptado, y que está abierta a la transmisión de la vida» (CDF Preámbulo B).

El carácter de institución social del matrimonio y la familia implica una realidad anterior e independiente de quienes entran en ella. Una persona es libre para casarse o no y de elegir cónyuge, pero al contraer matrimonio asume y entra a formar parte de la institución matrimonial y familiar tal como es. Como señalaba Pío XI, «el matrimonio no ha sido instituido ni restaurado por obra humana, sino divina, ha sido protegido con leyes, confirmado y elevado no por los hombres, sino por el propio Dios, autor de la naturaleza, y por el restaurador de esta misma naturaleza, Cristo nuestro Señor: leyes que, por consiguiente, no pueden estar sujetas a ningún arbitrio humano, ni siquiera de los contrayentes» (CC 5).

Las denominadas «uniones libres» o también «parejas de hecho» no corresponden al plan de Dios sobre el amor humano y son contrarias a la dignidad personal que exige considerar al cónyuge como una persona a quien se debe un amor total, fiel y exclusivo hasta la muerte, y abierto a la transmisión de la vida (Cf. HV). El verdadero amor supera en mucho la mera inclinación erótica que, cultivada de modo egoísta, se desvanece rápida y lamentablemente. En las «parejas de hecho» no hay dos personas que se aman generosamente con una mutua y total donación de sí mismos. Por el contrario, con suma frecuencia, el «cónyuge» es visto como un simple sujeto de intercambios y la unión como algo muy provisional. Si son cristianos se privan, además, de la gracia del sacramento y dan lugar a un grave escándalo (Cf. FC 81, CC 8, GS 49 y HV 9).

Cuando la legislación equipara las «parejas de hecho» al matrimonio, contribuye a la destrucción del concepto de familia, disminuye la importancia social de la institución del matrimonio, es desconsiderada con los posibles hijos de tales uniones y su derecho a nacer en una familia estable y bien constituida, atenúa el valor de fidelidad y afianza el sentido de egoísmo en la vida social.

Junto con las uniones libres, la dignidad de la institución matrimonial y familiar está también obscurecida por la «epidemia del divorcio» y en algunos países, incluso por la poligamia (Cf. GS 47). También la legislación divorcista, so pretexto de avalar la libertad y poner remedio a situaciones difíciles, ocasiona un grave daño social, por diversos motivos: disminuye el reconocimiento social del matrimonio y de la fidelidad, hace que muchísimas desavenencias familiares, solucionables con un poco de espíritu de sacrificio y generosidad, desemboquen fácilmente en una ruptura definitiva; tiene muy poco en cuenta los derechos y la educación de los hijos y puede dejar a una de las partes en una situación injusta en el aspecto económico, afectivo y espiritual.

La familia como célula y núcleo vital de la sociedad.

El Magisterio de la Iglesia, con frecuencia ha utilizado analogías tomadas de la biología para expresar la relación y la importancia de la familia en La sociedad. Pío XII denominó a la familia «"célula vital" de la sociedad» (LS 124). En términos parecidos se expresó Juan XXIII al considerarla «como la semilla primera y natural de la sociedad humana» (PT 265). Posteriormente, el Concilio Vaticano II afirmaría que «la familia ha recibido de Dios la misión de ser la célula primera y vital de la sociedad» (AA 11) al tiempo que proclamaba que «constituye el fundamento de la sociedad » (GS 52). Pablo VI y Juan Pablo II han seguido utilizando esta analogía y también el Catecismo de la Iglesia católica, que califica a la familia como «célula original de la vida social» (CCE 2207)

La comparación de la familia con una célula resulta sugerente, ya que la familia, corno la célula en un organismo vivo, es el elemento más simple, primario y fundamental de la sociedad. Las células crecen, generan nuevas células y aportan sus cualidades al organismo al que pertenecen. Así también la familla está llamada a facilitar el crecimiento humano de sus miembros, es el lugar adecuado para generar nuevas vidas humanas y desarrollar su humanidad y con su existencia y actividad, contribuye al bien de la entera sociedad.

En la familia, los esposos «se ayudan y se sostienen mutuamente, adquieren conciencia de su unidad, y la logran cada vez más plenamente» (GS 48). Y algo parecido ocurre con los hijos. El amor a quienes forman parte de la familia exige entrega y sacrificio, lo cual ayuda a crecer en humanidad y a desarrollar virtudes humanas. Es en el seno de la familia donde «el hombre recibe las primeras nociones sobre la verdad y el bien; aprende qué quiere decir amar y ser amado, y por consiguiente qué quiere decir en concreto ser una persona» (CA 39). La familia es, en cierto modo, «una escuela de las mejores virtudes humanas» (GS 52). Es, además, «una encrucijada de varias generaciones que se ayudan entre sí para adquirir una sabiduría más honda y para armonizar los derechos de las personas con las exigencias de la vida social» (GS 52).

La familia es el lugar adecuado para la transmisión de la vida y para la educación más fundamental por cuanto ofrece un clima propicio de afecto, estabilidad familiar, basada en un sólido compromiso y en la comunión de personas, junto a la complementariedad que ofrecen el padre y la madre. En la familia cada uno es amado por lo que es y, de este modo, se aprende de un modo práctico qué es el amor.

Favoreciendo el desarrollo humano por la dedicación a los demás y, sobre todo, por la formación de ciudadanos en valores y virtudes, la familia contribuye en gran medida al bien de la sociedad. La doctrina social de la Iglesia remarca algo bien conocido: «la familia es escuela del más rico humanismo» (GS 50) y «la primera escuela de virtudes sociales, que todas las sociedades necesitan» (GE 3).

Son muchos los valores y las virtudes adquiridos en la vida familiar que después se manifiestan en la vida social. «La autoridad, la estabilidad y la vida de relación en el seno de la familia constituyen los fundamentos de la libertad, de la seguridad y de la fraternidad en el seno de la sociedad. La familia es la comunidad en la que, desde la infancia, se pueden aprender valores morales, se comienza a honrar a Dios y a usar la libertad. La vida de familia es iniciación a la vida en sociedad» (CCE 2207) y también el ámbito de educación para el trabajo: «Trabajo y laboriosidad condicionan (...) todo el proceso educativo dentro de la familia» (LE 10).

Puede asegurarse que «el bienestar de la persona y de la sociedad humana y cristiana está estrechamente ligado a la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar» (Cf. GS 47). Ciertamente, «en la familia encuentra la nación la raíz natural y fecunda de su grandeza y potencia» (LS 123). La calidad de las familias condiciona la calidad moral de quienes forman un país. De aquí que pueda afirmarse con Juan Pablo II: «¡El futuro de la humanidad se fragua en la familia!» (FC 86).

A pesar de la claridad de esta doctrina y de sus consecuencias prácticas, la dignidad del matrimonio y de la familia y su condición de célula y núcleo vital de la sociedad está oscurecida en diversos lugares. Entre los motivos que contribuyen a ello, además de las prácticas que atentan contra ella directamente y a las que ya nos hemos referido (divorcios, uniones libres...), hay que añadir ciertas deformaciones del amor conyugal, consecuencia de actitudes egoístas y hedonistas, que llevan a prácticas anticonceptivas y, a veces, incluso abortistas. También contribuyen a ello, algunas dificultades prácticas en la transmisión de los valores y en la educación en las virtudes dentro de la familia y la influencia de determinados medios de comunicación social poco favorables a la institución familiar. A todo lo anterior hay que añadir la actual influencia social de algunas ideologías, como el feminismo radical y la homosexualidad, que difunden concepciones y actitudes contrarias al matrimonio, a la familia o la cultura de la vida. La Iglesia, que defiende con firmeza la dignidad de la mujer (Cf. MD) y que se esfuerza para que todos acojan y respeten a los homosexuales como personas (Cf. HP), expresa también con claridad que este respeto no debe llevar a justificar reivindicaciones que no son verdaderos derechos, sino prácticas contrarias a un recto sentido del matrimonio y de la sexualidad humana.

Otra ideología de gran influencia es el individualismo, que sólo considera relevante al individuo y sus intereses. La sociedad no estaría formada por las personas y sus familias, sino únicamente por individuos. La familia, lejos de ser la célula vital de la sociedad, sólo sería una opción del individuo equiparable a cualquier otro pacto o contrato social.

En la raíz de muchos de los males que aquejan a la familia, como ha señalado Juan Pablo II, hay una concepción errónea de la libertad, a la que no se ve «como la capacidad de realizar el proyecto de Dios sobre el matrimonio y la familia, sino una fuerza autónoma de autoafirmación, no raramente contra los demás, en orden al propio bienestar egoísta» (FC 6) .

Deberes y derechos de la familia.

La naturaleza del matrimonio y la familia y su misión en la sociedad y en la Iglesia presenta un conjunto de deberes que han de ser asumidos por los diversos miembros de la familia, cada uno según su condición. A estos deberes se corresponden un conjunto de derechos de la familia que deben ser respetados y promovidos en la vida social para que la familia pueda llevar a cabo sus cometidos. A esos deberes y derechos nos referiremos a continuación.

Deberes familiares.

a) Servicio a la vida. Siguiendo la Sagrada Escritura y la Tradición, la Iglesia enseña que «el cometido principal de la familla es el servicio a la vida, el realizar a lo largo de la historia a bendición original del Creador, transmitiendo en la generación la imagen divina del hombre al hombre»". Se trata de una misión de elevado valor moral: «En el deber de transmitir la vida humana y de educar la prole, lo cual han de considerar los esposos como su misión propia, saben ellos que son cooperadores del amor de Dios creador y sus interpretes» (GS 50).

Con relación al servicio a la vida, la Iglesia enseña «la inseparable conexión que Dios ha querido y que el hombre no puede romper por propia iniciativa, entre los dos significados del acto conyugal: el significado unitivo y el significado procreador» (HV 12; CCE 2366). Esto exige que «cualquier acto matrimonial debe quedar abierto a la transmisión de la vida» (HV 11; CCE 2366; cf. HV 12; CC55), siendo intrínsecamente mala «toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga como fin o como medio, hacer imposible la procreación» (HV 14; CCE 2370). Es, pues, ilícito el uso de anticonceptivos y el aborto voluntario. Se excluye también la transmisión de la vida fuera del acto matrimonial (fecundación artificial) (Cf. DVt; CCE 2376-2377).

b) Educación de los hijos. Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos. «Puesto que los padres han dado la vida a sus hijos tienen la gravísima obligación de educarlos, y, por tanto, hay que reconocerlos como los primeros y principales educadores de sus hijos» (GE 3).

Esta responsabilidad tiene varias implicaciones. Entre ellas, la educación en la fe, que debe empezar desde la más tierna infancia (Cf. CCE 2226), en la virtudes (Cf. CCE 2223) y a usar rectamente su razón y su libertad (Cf. CCE 2228), elegir una escuela adecuada, de acuerdo con sus convicciones (Cf. CCE 2228) y ayudarles con consejos juiciosos, especialmente en la elección de profesión y estado de vida, respetando, al mismo tiempo, su libertad (Cf. CCE 2230).

El Catecismo de la Iglesia católica remarca algunos aspectos mediante los cuales los padres llevan a cabo su responsabilidad de ser los primeros y principales educadores (Cf. CCE 2208, 2223 y 2224), «ante todo por la creación de un hogar, donde la ternura, el perdón, el respeto, la fidelidad y el servicio desinteresado son norma. El hogar es un lugar apropiado para la educación de las virtudes. Los padres han de enseñar a los hijos a subordinar las dimensiones "materiales e instintivas a las interiores y espirituales" (CA 36)» (Cf. CCE 2223). En estrecha relación con esta enseñanza, el Concilio Vaticano II añade: «Es, pues, obligación de los padres formar un ambiente familiar animado por el amor, por la piedad hacia Dios y hacia los hombres, que favorezca la educación íntegra personal y social de los hijos» .

En esta tarea educativa, el ejemplo es fundamental. Como señala San Josemaría Escrivá, «los padres educan fundamentalmente con su conducta. Lo que los hijos e hijas buscan de su padre o de su madre no son sólo unos conocimientos más amplios que los suyos o unos consejos más o menos acertados, sino algo de mayor categoría: un testimonio del valor y del sentido de la vida encarnado en una existencia concreta, confirmado en las diversas circunstancias o situaciones que se suceden a lo largo de los años» (Es Cristo que pasa, n. 28).

c) Respeto y responsabilidad paterno-filial. «Los padres deben mirar a sus hijos como hijos de Dios y respetarlos como personas humanas» (CCE 2221). Este respeto y afecto de los padres tiene diversas manifestaciones. Durante la infancia, se traduce, ante todo, en el cuidado y atención con que han de educar a sus hijos y velar por sus necesidades físicas y espirituales (Cf. CCE 2228).

Por su parte, los hijos deben a sus padres respeto filial. Este respeto filial esta hecho de gratitud hacia quienes deben la vida, su ayuda al crecimiento y educación, su amor y su trabajo. En muchas ocasiones los padres han sido también los instrumentos para dones sobrenaturales más valiosos: la fe, la gracia del Bautismo y la vida de la Iglesia.

El respeto filial se expresa de diversos modos en las diversas etapas de la vida, pero permanece siempre. En la infancia exige sobre todo docilidad y obediencia a los padres (en todo aquello que no se oponga a la ley moral), en la edad adulta requiere responsabilidad (Cf. CCE 2214-2220), la cual ha de llevar a preocuparse de modo efectivo por sus necesidades: «En cuanto puedan deben prestarles ayuda material y moral en los años de vejez y durante los tiempos de enfermedad, de soledad o de abatimiento» (CCE 2218).

d) Contribución a la ayuda recíproca y a la armonía familiar. «Las relaciones en el seno de la familia entrañan una afinidad de sentimientos, afectos e intereses que provienen sobre todo del mutuo respeto de las personas» (CCE 2206). La comunidad de personas que es la familia requiere esfuerzo de todos los que la integran por reconocer, comprender y querer a cada uno de los miembros, empezando por los padres. La familia «para que pueda lograr la plenitud de su vida y de su misión requiere un tierno intercambio de afecto y una armonía de criterio entre los cónyuges, así como una cooperación atenta en la educación de los hijos» (GS 52). En este sentido, la familia debe vivir de manera que sus miembros aprendan el cuidado de los más débiles y necesitados, también más allá de la propia familia (Cf. CCE 2208). La vivencia del respeto filial contribuye en gran manera a la armonía de toda la vida familiar. «El respeto a los padres irradia en todo el ambiente familiar» (CCE 2219) y alcanza a las relaciones entre hermanos y hermanas (Cf. CCE 2219).

Derechos de la familia en la sociedad.

La familia, como sujeto social, tiene derechos porque tiene también deberes. La primera responsabilidad social respecto a la familia es respetar esos derechos y la intimidad que corresponde a las relaciones familiares.

El Catecismo de la Iglesia católica señala que «la importancia de la familia para la vida y el bienestar de la sociedad (Cf. GS 47,1) entraña una responsabilidad particular de ésta en el sostén y fortalecimiento del matrimonio y de la familia». Y recogiendo un texto del último Concilio añade: «el poder civil ha de considerar como deber grave «el reconocimiento de la auténtica naturaleza del matrimonio y de la familia, protegerla y fomentarla, asegurar la moralidad pública y favorecer la prosperidad doméstica" (GS 52,2)» (CCE 2210).

Muchas declaraciones internacionales de derechos humanos se han referido a diversos derechos familiares, pero hasta ahora el único texto internacional dedicado con carácter monográfico es la Carta de los derechos de la familia publicada por la Santa Sede en 1983. Está inspirada en diversos textos de la doctrina social de la Iglesia y especialmente en un listado de la Familiaris consortio (Cf. FC 46). El Catecismo de la Iglesia católica resume los derechos de la familia en el siguiente texto:

«La comunidad política tiene el deber de honrar a la familia, asistirla, y asegurarle especialmente:

- la libertad de fundar un hogar, de tener hijos y de educarlos de acuerdo con sus propias convicciones morales y religiosas;
- la protección de la estabilidad del vínculo conyugal y de la institución familiar;
- la libertad de profesar su fe, transmitirla, educar a sus hijos en ella, con los medios y las instituciones necesarios;
- el derecho a la propiedad privada, la libertad de iniciativa, de tener un trabajo, una vivienda, el derecho a emigrar;
- conforme a las instituciones del país, el derecho a la atención médica, a la asistencia de las personas de edad, a los subsidios familiares;
- la protección de la seguridad y la higiene, especialmente por lo que se refiere a peligros como la droga, la pornografía, el alcoholismo, etc.;
- la libertad para formar asociaciones con otras familias y de estar así representadas ante las autoridades civiles» (CCE 2211).


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Abreviaturas utilizadas:

AA: Conc. Vaticano II, Decl. Apostolicam actuositatem, sobre el apostolado de los laicos (1965).
CA: Juan Pablo II, Enc. Centesimus annus, sobre el orden social (1991).
CC: Pío XI, Enc. Casti connubi, sobre el matrimonio cristiano (1930)***.
CCE: Catecismo de la Iglesia católica (1992).
CDF: Santa Sede, Carta de los derechos de la familia (1983).
CF: Juan Pablo II, Carta a las familias (1994).
CIC: Código de Derecho Canónico (1983).
DVt: Congregación para la doctrina de la fe, Inst. Donum vitae, sobre el respeto a la vida naciente y la dignidad de la procreación (22.IL 1987).
Ef: Epístola a los efesios.
FC: Juan Pablo II, Exh. Apost. Familiaris consortio, sobre la familia(1981).
GE: Conc. Vaticano II, Gravissimum educationis, sobre la educación (1965).
Gen: Génesis.
GS: Conc. Vaticano II, Const. Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo (1965).
HP: CDF, Carta sobre la atención pastoral de las personas homosexuales (1986).
HV: Pablo VI, Enc. Humanae vitae, sobre la regulación de la natalidad (1967).
LE: Juan Pablo II, Enc. Laborem exercens, sobre el trabajo (1981).
LS: Pío XII, Radiomensaje La Solemnitá, sobre el orden social (1941)**.
MD: Juan Pablo II, Carta Apost. Mulieris dignitatem, sobre la dignidad de la mujer (1988).
Mt: Evangelio según San Mateo.
PT: .Juan XXIII, Enc. Pacem in Terris, sobre el orden sociopolítico (1963).

* Domènec Melé, «Cristianos en la sociedad, Introducción a la Doctrina Social de la Iglesia», págs. 99-112 (Ediciones Rialp, Madrid 1999).

Autor: Fundación de la Comunidad Valenciana V Encuentro Mundial de la Familia Valencia |
Fuente: http://www.wmf2006.org/


www.catholic.net

PESECUIONES RELIGIOSAS. UNDECIMA PARTE. PALESTINA.

PESECUCIONES RELIGIOSAS. UNDECIMA PARTE. PALESTINA.

El Vaticano acusa a por la persecución de los cristianos en Palestina.

Agosto en 06/02/2010.

Pero los cristianos palestinos dicen que la persecución es de los musulmanes.
Un documento del Vaticano difundido ayer culpó al conflicto israelo-palestino y a la “ocupación” de Israel de ser la causa de que para los cristianos la vida se habga difícil si se quedan. Sin embargo, son los cristianos quienes huyeron de sus hogares palestinos en el territorio controlado por Hamas a causa en gran medida de la intimidación Musulmana.

El documento del Vaticano se filtró a los medios de comunicación , y es una guía para las discusiones sobre una próxima reunión de los obispos de Oriente Medio convocada por Pope Benedict XVI para discutir la situación de la minoría cristiana en el Oriente Medio, que tiene una abrumadora mayoría musulmana.
De acuerdo con la Associated Press. El documento de la reunión de obispos dejó claro que creen que el conflicto palestino-israelí es la causa central de varios conflictos en la región. . El documento también afirmóque la “ocupación”israelí fue un factor importante en el desalojo de cristianos de ciertas tierras. El documento también destacó el crecimiento del “Islam político” en países como Egipto.
El Vaticano no está solo en culpar a Israel de la huída de los cristianos. Las puntuaciones de los informes de los medios de comunicación han dicho que una barrera de seguridad que Israel construye en la frontera con Belén había causado principalmente que los cristianos a huyeran de esa ciudad cristiana importante.
Pero la población cristiana de Belén comenzó a descender de manera drástica en 1995, el mismo año en que la Autoridad Palestina se hizo cargo de la ciudad santa para los cristianos, en consonancia con el respaldado de los Estados Unidos y los Acuerdos de Oslo.

Belén tenía más del 80 por ciento de cristianos, cuando Israel fue fundado en 1948. Pero después de la Autoridad Palestina tomó el control, de la ciudad la población cristiana se desplomó al 23 por ciento actual. Y esa estadística se considera generosa, ya que incluye las ciudades satélite de Beit Sahour y Beit Jala. Según algunas estimaciones, la población cristiana de Belén real es tan baja como un 12 por ciento, y con cientos de cristianos que emigran cada año.
Tan pronto como se hizo cargo de Belén, el entonces líder de la AP, Yasser Arafat, echó de manera unilateral a los políticos cristianos de la ciudad y los reemplazó con sus amigos musulmanes. Nombró a un gobernador musulmán, Muhammed Rashad A-Jabar, y depuso el Ayuntamiento de Belén, que tenía nueve cristianos y dos musulmanes, redujo el número de consejeros cristianos a un 50-50. Después de que los palestinos recuperaron el territorio, los informes de intimidación por parte de musulmanes comenzaron a aparecer.

Los líderes cristianos y los residentes dijo a este reportero que se enfrentan a un ambiente de hostilidad diario. Dijeron que los grupos armados palestinos agitan la tensión por la celebración de manifestaciones y marchas de militantes en las calles. A instancias de ellos las tiendas de los comerciantes cristianos fueron saqueadas y los cristianos atacados.

Dijeron que en el pasado, palestinos armados dispararon contra los israelíes de las comunidades cristianas en la cima de la colina, la lucha contra las incursiones israelíes trajeron terror a sus pueblos.

Algunos líderes cristianos, dijeron que uno de los problemas más importantes que enfrentan los cristianos en Belén es la rampante confiscación de tierras por bandas de musulmanes. “Hay muchos casos en que los cristianos tienen sus tierras robadas por la mafia [musulmana], Samir Qumsiyeh, un cristiano de Belén director y propietario de la Beit Sahour emisora privada Al-Mahd (Natividad), la estación de televisión, se lo dijo a WND en una entrevista en el 2007.

“Es un fenómeno regular en Belén. Van a una persona pobre cristiano con un poder forjado por un abogado, y luego dicen que tienen documentos de prueba de que estan viviendo en tierra de su propiedad. If you confront them, many times the Christian is beaten . Si te enfrentas a ellos, muchas veces el cristiano sale perdiendo Usted no puede hacer nada al respecto. . La pierde el cristiano, y se escapa, “dijo a Qumsiyeh WND, hablando desde su estación de televisión durante una entrevista reciente.

Qumsiyeh dijo que él mismo fue blanco de bandas islámicas. Dijo que su casa fue incendiada después de regresar de un viaje al extranjero durante la cual dio discursos públicos para esbozar la situación de la población cristiana de Belén.
. Un residente cristiano de Belén, contó a WND que su amigo había huido recientemente de Belén tras haber sido acusado por los musulmanes de la venta de bienes a Judios, un delito punible con la muerte en algunas ciudades palestinas. El residente dijo que gran parte de la intimidación proviene de hombres armados asociados con Fatah, y el Presidente de la AP Mahmoud Abbas.

En febrero del 2007 Jerusalén Post citó el caso de Fuad y Georgette Lama, residentes cristianos de Belén, quien dijo que sus tierras fueron robadas por los musulmanes locales, y cuando trataron de hacer algo al respecto, Faud fue golpeado por hombres armados. El propietario de una tienda de novedades religiosas recientemente dijo a WND que la propiedad cristiana era regularmente desfigurada por bandas musulmanas.

. “Estamos acosados, pero nadie quiere admitir la verdad. Nadie dice nada públicamente sobre los musulmanes. Por ello, los cristianos están huyendo “.

Fuente: RBO

PERSECUCIONES RELIGOSAS. DECIMA PARTE. ISRAEL. 2.

PERSECUCIONES RELIGIOSAS. DECIMA PARTE. ISRAEL. 2.

EL VATICANO ACUSA A ISRAEL DE FOMENTAR DIVISIÓN EN TIERRA SANTA.

Israel persigue a las iglesias cristianas.

Necesidad de un Estatus Internacional para Tierra Santa.

EL VATICANO ACUSA A ISRAEL DE FOMENTAR LA DIVISION EN TIERRA SANTA AL AUTORIZAR LA CREACIÓN DE UNA MEZQUITA EN NAZARET, FRENTE A LA IGLESIA DE LA ANUNCIACIÓN.

Todos recordamos como el Estado de Israel, que segrega a los palestinos, impidiendo en muchas ocasiones incluso el tránsito de alimentos, facilitó la construcción de una mezquita en el territorio que controla.

¡Increible! No?.

La razón: la mezquita se construía justo enfrente de la iglesia de la Anunciación. Con la creacción de los conflictos subsiguientes
Es sólo un ejemplo de persecución, a través de decisiones administrativas, al cristianismo en Tierra Santa.

Ahora, el Foro Santo Tomas recoge información del World Council of Churches: En contradicción con la resolución del mandato de la ONU, de su época fundacional, con la entrega de una parte de Tierra Santa a las organizaciones sionistas para crear un nuevo Estado, resolución 181, Israel está persiguiendo económicamente a las Iglesias Cristianas, aplicándoles impuestos creados exnovo para ellas.
Ni siquiera en tiempos del califato otomano, que en tiempos controlaba la región, había ocurrido. Por supuesto tampoco en la Tierra Santa controlada por el Mandato Británico o la monarquía Hachemita de Jordania.

No es un hecho aislado.

Asia News (agencia del Pontificio Instituto de las Misiones Orientales) informa que el Obispo Anglicano de Jerusalén (nacido en Nablus, Cisjordania, hoy Estado de Israel) ha sido calificado de "extranjero", saltándose toda la legalidad, incluso la propia, y se le ha negado el permiso de residencia y trabajo en Jerusalén Oriental, donde queda la catedral anglicana.
Este tipo de persecuciones administrativas, así como otras económicas está teniendo como resultado que el número de cristianos en Tierra Santa, la tierra de Jesús, controlada por el Estado de Israel, haya disminuido drácticamente desde 1948 hasta ahora, cuando la lógica de su crecimiento biológico es la contraria.

Cuestiones como estas, de las que las noticias citadas son sólo ejemplos paradigmáticos, hacen más necesario que nunca volver a revindicar un Estatus Internacional de Tierra Santa y que ésta deje de estar sometida a Estados, los cuales, además, no actúan neutralmente sino atacando los intereses de los cristianos, principalmente por sectarismo ideológico y prejuicios religiosos contra la Iglesia

PERSECUCIONES RELIGOSAS. NOVENA PARTE. ISRAEL. 1.

PERSCUCIONES RELIGIOSAS. NOVENA PARTE. ISRAEL. 1.

PERSECUCIÓN A LOS CATÓLICOS EN EL ESTADO DE ISRAEL.

Los católicos que residen en Israel, independientemente de su raza, están sufriendo el acoso de las autoridades. Sin embargo, debido a la inmigración y a las conversiones que se están produciendo especialmente desde el judaísmo, es muy posible que el número de cristianos aumente de forma constante en las próximas décadas.

En el Estado de Israel hay católicos, pero en realidad los de origen judío son muy escasos (apenas unos 500) y desde luego los católicos de raza árabe son mucho más numerosos en Israel (se calcula que existen unos 27000, repartidos por todo el Estado). Aunque desde luego, el grupo más nutrido, unos 50.000, proceden de la abundante inmigración producida durante los últimos años.

En total solo existen seis parroquias católicas oficiales en Israel, por lo que no es la comunidad cristiana más abundante pero están ahí y debemos recordarlos en estos tiempos tan especiales de Semana Santa. Entre ellos, los que predominan son los cristianos de origen ortodoxo, como la Iglesia Armenia, o la Iglesia Siriaca. Recordemos que, en Jerusalem, existe un barrio armenio junto a otro musulmán y otro genuinamente judío.

Hay otras realidades cristianas que, poco a poco, se van acercando al catolicismo. Es el caso de los llamados cristianos mesiánicos. Estos se caracterizan por afirmar, sin abandonar su religión judaica, que el Mesías ya ha llegado, que vino hace unos dos mil años y que era Jesucristo.

Los judíos de origen parten de una sociedad bastante aséptica, en el sentido de falta de creencias. La mayoría de ellos no practican la religión de sus antepasados. El Estado hebreo se comprometió, según una ley de 1967 a preservar los Santos Lugares. Como era de esperar (recordemos el efecto “oveja negra” que consiste en una mayor agresividad hacia los disidentes que provienen del mismo grupo) son los cristianos mesiánicos, ya unos cien mil, los que padecen una agresividad mayor por parte de su propia comunidad de origen y por algunas instituciones del estado, que limitan sus expresiones públicas.

El Estado de Israel es, aparentemente pluralista, con presencia de diputados árabes en la Asamblea Legislativa, incluso uno de los componentes del Tribunal Supremo es católico. Sin embargo, hay ciertas restricciones. Por ejemplo, sólo los ciudadanos de origen judío pueden pertenecer a las Fuerzas Armadas.

En Jerusalem hay procesiones ortodoxas. Son frecuentes los incidentes con los elementos más integristas, o ultraordodoxos, del judaísmo. Muchos de estos ciudadanos escupen al suelo mientras presencian esa demostración de fe. En el año 2004 un militante ultraortodoxo (en el sentido de sionismo extremista) escupió a una cruz. Fue abofeteado por el “Pope” ortodoxo y se produjo un gran tumulto. A finales de ese mismo año fue asaltada una iglesia durante la noche de Navidad. Cada vez son menores los permisos para residentes cristianos y más elevados los impuestos que tienen que pagar las comunidades religiosas no hebraicas. De unos 30.000 cristianos en la ciudad en 1948 se ha pasado a unos 10.000 en la actualidad.

Por supuesto, la situación es muchísimo peor en la zona controlada por la Autoridad Palestina: En la zona de Gaza existían unos 3000 cristianos y 1.500.000 musulmanes. Unos 2000 cristianos habrían abandonado la zona, tras la advertencia de las autoridades de Hamas, animando a matar judíos y cristianos hasta que no quede uno solo en su territorio. Por supuesto, las construcciones de nuevas iglesias están prohibidas.

En Belén los cristianos han pasado de ser mayoría a tan sólo un 20-25% de la ciudadanía. Son hechos destacados la ocupación de un monasterio ortodoxo para convertirlo en residencia oficial del líder de la Autoridad Palestina y el asalto a la Iglesia de la Natividad en el 2002. como consecuencia, también en Cisjordania la población cristiana se ha reducido drásticamente y, si bien la agresividad hacia los cristianos es menor que la de Hamas, se asemeja bastante a la habitual en el mundo árabe. No hace mucho, más de un 18% de la población era cristiana. Ahora se sitúan entre un 4 o un 5%.

En resumen, los cristianos de Israel viven un clima de hostilidad, expresada con mayor o menor intensidad. Las restricciones impuestas han logrado disminuir su población tanto en Jerusalem, como en los territorios dominados por la Autoridad Palestina y Hamás. Sin embargo, la inmigración, y la propia conversión desde el judaísmo crea perspectivas nuevas en Israel, pero teniendo en cuenta la actitud actual de las autoridades, y de los grupos ultraordoxos judíos, esta situación puede dar lugar a múltiples tensiones en los próximos años.

Lamentablemente, han pasado casi novecientos años y todavía estamos sufriendo una situación de persecución similar a la sufrida por los creyentes cristianos en la época de las cruzadas, con la lamentable diferencia de que la cobarde Europa del relativismo y de la degeneración moral actual, ya no es paladín de la justicia y de la cristiandad que fuera en otros tiempos. Eso lo sufren nuestros hermanos en el mundo entero

Miguel Angel Pavón Biedma
Coloborador Asociación Cruz de San Andrés

PERSECUCIONES RELIGOSAS. OCTAVA PARTE. TIERRA SANTA.

PESECUCIONES RELIGIOSAS. OCTAVA PARTE. TIERRA SANTA.

TIERRA SANTA SE QUEDA SIN CRISTIANOS.

By Gary Lane.
CBN. NEW.

Jerusalén, Israel.

Viernes, Agosto, 13, 2010.

En Irak y otros países están huyendo del Medio Oriente debido a la persecución, la violencia y las dificultades económicas. Pero tal vez el éxodo más alarmante está ocurriendo en Tierra Santa, la misma cuna del cristianismo.
Tierra Santa es lugar de conflicto y discordia. Un lugar con portones de seguridad y puestos de control…Una tierra donde tres religiones: cristianismo, islamismo y judaísmo se cruzan.

“Nuestra fe comenzó en este país y es aquí donde comenzó la esencia del cristianismo”, comenta Steven Khoury de la Iglesia Bautista Calvario.
Sin embargo es un lugar donde la minoría cristiana está desapareciendo.
Rani Espionoli, Cristiano palestino comenta: “Se siente como que alguien te está ahorcando y no tienes salida. Necesitas salir de aquí y encontrar algo más”.
Persecución a cristianos.

Esta es la Vía Dolorosa. Miles de peregrinos cristianos vienen cada año a recorrer el camino de Jesús y visitar otros sitios sagrados del cristianismo. ¿pero qué de los cristianos que viven aquí? Muchos se están yendo y eventualmente este podría ser como un Disneyland cristiano – un lugar para visitar, pero sin presencia cristiana.
Es una tendencia alarmante ya que 45 mil cristianos vivían en Jerusalén en 1940, actualmnte hay menos de 10 mil.

De Jerusalén a Belén, cuna de Jesús, los números son sorprendentes. Los cristianos se van por miles.

Los que aún viven en Israel, Gaza y la Franja Occidental suman sólo 150 mil – menos del 2% de la población.

Brian Bush preside la Fundación Cristiana por Tierra Santa.

“Si este éxodo continúa, ¿quién quedará en las casas de alabanza aquí? No hay voces que alaben a Dios, sólo son rocas y monumentos vacíos, será una tragedia que no haya una iglesia viviente”. Comenta Bush.


¿Y por qué se van?.

Rani Espionoli, un cristiano palestino que trabaja en Nazaret, donde creció Jesús, comenta que algunos de sus amigos cristianos han sido asaltados, y que sus carros y casas han robadas.

Alguna gente ha sido perseguida física y verbalmente. Esto se está poniendo más duro. No sólo en la Franja Occidental y Gaza, también se está moviendo a los cristianos en el norte, en Jerusalén y en el área de Galilea”, añade Espionoli.
Dos de los peores incidentes en esta tierra fueron cuando radicales islámicos asesinaron al administrador de una librería cristiana en 2007… y menos de un año después, el joven mesiánico Ami Ortiz milagrosamente sobrevivió un ataque con bomba por un extremista judío.

Otro ataque, menos problemático, pero si en repetidas veces, son los ataques contra la Iglesia Bautista Calvario en Jerusalén.

El pastor Steve Khoury dice que los rótulos de la iglesia fueron arrancados y los feligreses acosados. Pese a la presión constante, él está determinado a perseverar.
"Dios te pone en el lugar correcto, en el tiempo correcto, por la razón correcta. Debemos quedarnos mientras más cristianos se van, debemos permanecer. Alguien debe hacerlo” dice Steven.

“No es persecución”- Obispo Twal - Patriarca de Jerusalén.
El líder de la Iglesia Católica en Jerusalén, el Obispo Twal comenta que no es persecución, la razón por la cual los cristianos se van, ésto es más una consecuencia de la mala situación y de los conflictos que enfrentan a árabes y judíos , ya que ellos están en medio.

“No sufren persecución religiosa pero sí ocupación y un conflicto político de 60 años que no tiene fin a la vista. Los cristianos palestinos regresarán cuando haya paz” añade Twal.

Mientras, grupos como la Fundación Cristiana para Tierra Santa trabajan para mantener a los cristianos aquí. Algunos se van por falta de empleo.

Algunos obreros cristianos se quedan, como es el caso de Ashraf: "Veo cristianos de todo el mundo venir, pero yo nací aquí y decidí quedarme aquí y enseñar a mis hijos lo que significa para nosotros como cristianos", añade Ashraf.

Trudy Navuurs del Convento Hermanas de Nuestra Señora de Sión comenta que tener trabajo es un incentivo para quedarse, pues es gente orientada a la familia y realmente no quieren irse.

El Obispo Twal dice que los cristianos del mundo deben motivar a los cristianos palestinos a quedarse.

"Pueden encontrar trabajo en otras partes pero nunca encontrarán otra Tierra Santa, nunca encontrarán sus raíces religiosas. Sólo aquí tenemos nuestras raíces", dice el Obispo Twal.

Por su parte, Brian Bush agrega que si quitamos a los pacificadores, no sabríamos quien sería la luz de Dios y quién traería el amor de Dios a esta gente.

Este tipo de persecuciones administrativas, así como otras económicas está teniendo como resultado que el número de cristianos en Tierra Santa, la tierra de Jesús, controlada por el Estado de Israel, haya disminuido drácticamente desde 1948 hasta ahora, cuando la lógica de su crecimiento biológico es la contraria.

Cuestiones como estas, de las que las noticias citadas son sólo ejemplos paradigmáticos, hacen más necesario que nunca volver a revindicar un Estatus Internacional de Tierra Santa y que ésta deje de estar sometida a Estados, los cuales, además, no actúan neutralmente sino atacando los intereses de los cristianos, principalmente por sectarismo ideológico y prejuicios religiosos contra la Iglesia.

PERSECUCIONES RELIGOSAS. SEPTIMA PARTE. EL ISLAM.

PERESCUCIONES RELIGIOSAS. SEPTIMA PARTE. EL ISLAM.

En los países musulmanes también existe persecución religiosa de cristianos en especial de católicos. Mientras que el 99,9 % de los musulmanes que viven en occidente cristianos, tiene una vida en paz, en los países musulmanes, del Islam, los cristianos, en especial los católicos son perseguidos por su fe en Jesús Cristo.
Todos los cristianos fueron expulsados del país hace más de 1.300 años, cuando el Islam se convirtió en la religión dominante.
Está prohibida la impresión, la posesión y distribución de cualquier material religioso no musulmán. En Arabia Saudí incluso a los expatriados no se les permite reunirse para el culto que no sea suní.


Arabia Saudí.


Uno de los países que registra mayores abusos contra la libertad de religión es Arabia Saudí, guardián de los lugares santos islámicos de La Meca y Medina. Arabia Saudí prohíbe todas las demás religiones. Un musulmán declarado ´culpable´ de convertirse al cristianismo puede enfrentarse a una sentencia de muerte por apostasía.

Hablar mal del Islam en Pakistán acarrea la muerte. Ser cristiano en Sudán asegura una plaza "forzosa" en el ejército. Catorce estudiantes de la Universidad Nasser de Trípoli (Libia) tuvieron la mala idea de convertirse al cristianismo. Hoy se enfrentan a un juicio.

El caso de Arabia Saudí es uno de los más clamorosos del mundo. "No existe libertad de religión en Arabia Saudí", sentencia a las bravas el informe del Gobierno estadounidense refiriéndose a su país aliado. Están prohibidas las manifestaciones religiosas de cualquier religión que no sea la islámica; los misioneros tienen vetada la entrada en el país, y recientemente fueron detenidos unos pastores protestantes por repartir biblias y folletos religiosos.
Todos los cristianos fueron expulsados del país hace más de 1.300 años, cuando el Islam se convirtió en la religión dominante.

Está prohibida la impresión, la posesión y distribución de cualquier material religioso no musulmán. Incluso a los expatriados no se les permite reunirse para el culto que no sea suní.


El drama de los cristianos en Sudán.

Sudán, el país más extenso del continente africano, vive desde su independencia en 1956 una situación de conflicto interreligioso, que ha ido aumentando década tras década, hasta haber llegado en la década de los noventa a una situación insostenible, condenada repetidas veces por la comunidad internacional.
Desde su independencia, el país ha tenido la aspiración de convertir todo su territorio en tierras del Islam. El proceso de arabización e islamización han sido constantes y prueba de ello fue la introducción de la Ley Islámica en 1983 por el Presidente Nimeiri. El hecho originó una guerra civil que perdura hasta hoy y que ha ido in crescendo provocando muerte y destrucción, sobretodo a partir del golpe de estado llevado a cabo por el ejercito sudanés en junio de 1989 y respaldado por el líder de los "Hermanos Musulmanes", Dr. Hasan Al-Turabi, "eminencia gris" del régimen.

A pesar de que la Constitución señala que Sudán es un país multirreligioso, en la práctica el gobierno trata al Islam como a la religión del Estado.
Ha iniciado un proceso de radical arabización e islamización de todo el territorio nacional, siendo esto uno de los mayores y más importantes objetivos de la revolución. Así pues, las minorías cristianas y otras minorías han sido duramente perjudicadas, lo que ha originado la reacción de los obispos católicos, quienes en la Carta Pastoral La Verdad os hará libres (26) condena al gobierno por su campaña discriminatoria de islamización y ejecución de la Ley Islámica, que está llevando al país a la desarmonía y a obstaculizar una verdadera, justa y duradera paz en Sudán.


La yihad.

Otro obstáculo para la paz ha sido la proclamación de la guerra santa (yihad) contra el sur del país en 1992. A esto, ha colaborado la creación de la Fuerza de la Defensa Popular (PDF), a finales de 1989, con la concreta finalidad de convertir todo el territorio sudanés en un estado islámico de inspiración fundamentalista, cuyo artífice fue Hasan Al-Turabi, y quien pretende imponer el fundamentalismo islámico puro y duro en Sudán para luego extenderlo a otros países de África y del mundo.

Lógicamente, este nuevo Gobierno sudanés ha ocasionado una clara y abierta persecución de los cristianos, convirtiendo la guerra civil del Sudán en una auténtica guerra de religiones. Esta situación ha llevado a los obispos a publicar una serie de cartas pastorales en apoyo de las comunidades cristianas y acusando abiertamente al gobierno por su política discriminatoria contra las minorías cristianas en el país. Digna de mención es la carta pastoral La verdad os hará libres y Unidos y Fieles en donde se exhorta a los cristianos a permanecer fieles a su fe a pesar de la situación de persecución, con la escalada de la guerra santa en el Sur, la destrucción de campos de refugiados, restricciones de ayuda humanitaria, arrestos arbitrarios, detenciones, torturas, expulsión de sacerdotes y religiosos de sus puestos de trabajo, cierre de iglesias y centros de actividades eclesiásticas, proceso de arabización e islamización, etc. Situación ésta, que no favorece el proceso de paz, cada vez más alejado, a causa de la violencia y de las restricciones de los más fundamentales derechos humanos.


Testimonios cristianos.

"El fundamentalismo islámico es de por sí violento. Estos violentos están dispuestos a todo, también a ataques terroristas. Por eso, el fundamentalismo islámico alimenta el terrorismo e incluso la determinación a luchar (...). El elemento religioso es utilizado por los árabes musulmanes como excusa para combatir a los africanos: aquellos dicen que el Islam está amenazado por los infieles, a quienes llaman cristianos", sostuvo el Obispo de Yei, Mons. Erkolano Lodu Tombe.
La Guerra Santa continúa y casi diez años después solamente cabe decir que las consecuencias son nefastas: bombardeos aéreos contra poblaciones civiles, creando destrucción, trauma y muerte; acciones perversas de las milicias musulmanas que provocan asaltos, secuestros, esclavitud y violaciones; destrucciones, robos de casas y de propiedades; desplazamientos forzados de masas de gentes con millones de refugiados, etc.

El papel de la Iglesia .

La Iglesia católica siempre ha trabajado en un espíritu de coexistencia pacífica y de apertura religiosa. Desgraciadamente, la Iglesia siempre ha sido considerada como una iglesia extranjera, influenciada por los poderes colonialistas. Aún más, los cristianos se han encontrado entre dos fuegos: los árabes en el norte y la guerrilla en el sur.

El norte la considera como amiga y sostenedora de las guerrillas; por lo tanto, es enemiga del Sudán. Lo cierto es que la Iglesia se ha mantenido siempre al margen de cualquier ideología política y lo único que ha hecho es defender la justicia y la paz en el país. Con esta finalidad, se ha pronunciado repetidas veces en defensa de los derechos humanos, particularmente la libertad religiosa en Sudán.
La Iglesia católica subraya incesantemente que no es una Iglesia extranjera, sino sudanesa, y que su trabajo se orienta principalmente a:
•Defender los derechos de sus fieles como la libertad a practicar su fe;
•su derecho a no ser sometida al proceso de arabización e islamización llevado a cabo hasta hoy por el gobierno;
•defender a los cristianos sometidos a toda clase de persecución;
•promover la justicia, defender la dignidad humana y los derechos humanos denunciando continuamente las consecuencias devastadoras de la guerra civil en el sur.

La Iglesia cree en el diálogo, porque es esencial para alcanzar la paz y la reconciliación, subrayando que todas las partes tienen que colaborar, sobre todo el gobierno quien debe preparar el terreno para dicho diálogo de paz, un diálogo que el Gobierno ha prometido pero que no ha cumplido.


Derechos humanos y ley islámica.

El tema de los derechos humanos está en el ojo de la tormenta ya que se quiere imponer a toda la nación un modelo de estado islámico, basado en la aplicación de la ley islámica.

En las últimas décadas, la comunidad musulmana se ha esforzado por buscar una alternativa a la Carta Universal de los Derechos Humanos de 1948 por medio de otra Carta que fuera menos laica y más en línea con los principios de la religión islámica. Así surgieron la Declaración de los Derechos Humanos en el Islam (1981), la Declaración de los Derechos Humanos de El Cairo (1990), y la Carta Árabe de los Derechos Humanos (1994). Con ellas, los musulmanes intentan dar a los derechos humanos un fundamento confesional ya que todo derecho proviene de Dios.

Por otra parte, la aplicación de la ley islámica, como en el caso de Sudán, provoca no pocas críticas por parte de la comunidad internacional occidental. La visión cristiana/occidental ve en la aplicación de la ley islámica una serie de críticas contra violaciones de los derechos humanos más fundamentales:
•la pena capital por apostasía (ridda);
•las penas corporales (hudûd);
•y finalmente tres desigualdades: la superioridad del hombre sobre el esclavo, del musulmán sobre el no-musulmán, y del hombre sobre la mujer.

Todos estos elementos van en contra de los derechos humanos más fundamentales por lo que la aplicación de la Ley Islámica viola los derechos humanos y origina discriminación, en donde los cristianos sufren las consecuencias de un régimen totalitarista.

Obstáculos para el diálogo.

El fundamentalismo islámico sigue siendo un obstáculo para el verdadero diálogo.
De hecho, el Papa Juan Pablo II, en su exhortación apostólica Ecclesia in Africa, insta claramente: "Cristianos y musulmanes están llamados a comprometerse en la promoción de un diálogo inmune de los riesgos derivados de un irenismo de mala ley o de un fundamentalismo militante, y levantando la voz contra políticas y prácticas desleales, así como contra toda falta de reciprocidad en relación con la libertad religiosa".

En Sudán, esta reciprocidad en relación con la libertad religiosa, brilla por su ausencia por parte del Gobierno fundamentalista de Jartum; por eso la Iglesia sigue luchando por la justicia y la paz.

Este artículo se publicó gracias a la cortesía de Editorial Arbil.

Fuentes. Aciprensa.com

PERSECUCIONES RELIGOSAS. SEXTA PARTE. EUROPA Y AMERICA.

PESECUCIONES RELIGIOSAS. SEXTA PARTE. EUROPA Y AMÉRICA.

Tambien existe en la actualidad persecuciones religosas contra el cristianismo católico, en Europa y América, aun cuando se en menor grado y mas sutil que en otras partes del mundo.

Símbolos prohibidos.

En Europa occidental, AIN comentaba que Francia ha experimentado una nueva ola de secularismo, con la puesta en práctica de una nueva ley que prohíbe el uso de símbolos religiosos en las escuelas. Algunas autoridades locales en Alemania han puesto en práctica medidas similares. El informe indicaba que esta política está pensada para combatir la aparición del extremismo islámico. Pero, añadía, «estas disposiciones no parece que sean verdaderamente eficaces».

En Bélgica, el resurgimiento del antisemitismo parece deberse principalmente a la hostilidad antiisraelí por parte de los grupos de inmigrantes islámicos, más que por pequeños grupos o individuos neo-nazis.

En Grecia, donde la Iglesia ortodoxa goza del predominio, la Iglesia Católica, junto con otras denominaciones, es tratada como una institución privada. Durante las últimas elecciones, el arzobispo católico de Atenas, Nikolaos Foskolos, apeló a los candidatos, pidiéndoles el reconocimiento jurídico de la Iglesia y que se levantaran las restricciones aplicadas a los católicos. Entre estas restricciones están la necesidad de obtener el permiso del ordinario ortodoxo local para construir una iglesia.

En Turquía, el respeto por las minorías religiosas «sigue siendo totalmente insatisfactorio», indica el informe. Se niega de manera efectiva a los cristianos el acceso a los puestos institucionales civiles y militares, y es prácticamente imposible construir iglesias. Además, las confesiones no islámicas no tienen reconocimiento civil y no se les permite poseer nada. Un signo esperanzador tuvo lugar el 21 de junio del 2004, en que el primer ministro turco, Recep Tayyp Erdogan, recibió a los obispos católicos del país, que presentaron dos peticiones: reconocimiento jurídico para la iglesia, y la creación de un comité mixto para preparar y poner en práctica este estatus jurídico futuro.

El continente americano.

El informe indicaba que en general la Iglesia católica en América está libre de obstáculos legislativos. Cuba y Venezuela, sin embargo, son casos excepcionales y son citados por algunas violaciones de los derechos humanos básicos. Algunos países son citados por problemas debido a la hostilidad por parte de grupos locales a las actividades de organizaciones evangélicas. En Bolivia, por ejemplo, una multitud de nativos quechua destruyeron una iglesia evangélica en una remota aldea de los Andes.

El año pasado también se registraron ataques contra miembros del clero. En Brasil, tres misioneros fueron secuestrados. En Chile, un sacerdote italiano, Faustino Gazzieri, fue asesinado el 24 de julio en la catedral de Santiago. El asesino, Rodrigo Enrique Orias Gallardo, resultó ser un miembro de una secta satánica.

La situación de violencia y violación de los derechos humanos y religiosos en Colombia es extremadamente grave, indica el informe. Durante el 2004, más de 3.000 civiles han sido asesinados por razones políticas, mientras que al menos 600 han desaparecido y 2.200 han sido secuestrados. Entre las personalidades de la Iglesia secuestradas el año pasado se encuentra el obispo de Yopal, Misael Vacca Ramírez. La Iglesia católica ha establecido un programa pastoral de cuidado de los refugiados, y ha alcanzado acuerdos con las diócesis en los países fronterizos, especialmente las de Ecuador, adonde los campesinos han huido buscando auxilio. AIN comentaba que la Iglesia es la única institución presente en muchas zonas rurales y también tiene a su cargo las organizaciones no gubernamentales más importantes en el campo de los derechos humanos.

En Cuba la situación de la Iglesia católica es grave. El informe cita una entrevista del cardenal Jaime Ortega del año pasado, que lamentaba que el gobierno haya ignorado sistemáticamente las súplicas de la Iglesia. El cardenal explicaba que no hay una persecución material real de los católicos, sino una forma más sutil, que intenta relegar todas las actividades y manifestaciones religiosas a los márgenes de la sociedad y la política. La Iglesia, de hecho, no tiene acceso a la prensa. No se permite la enseñanza de la religión católica en las escuelas estatales. Y es imposible abrir colegios privados católicos.

En Guatemala, Mons. Álvaro Ramazzini, obispo de San Marcos, recibió amenazas de muerte debido a sus actividades de apoyo a los derechos del pueblo indígena que trabaja en las minas abiertas en la diócesis, informaba AIN. Posteriormente, el 31 de julio, un sacerdote diocesano, el padre Eusebio Manuel Sazo Urbina, fue tiroteado y asesinado en la capital. Algunas informaciones de medios relacionan su asesinato con la labor que realizaba de apoyo al desarrollo de esta comunidad, que ha sido vista con hostilidad por bandas criminales.

Fuente: Catholic.net

PERSECUCIONES RELIGOSAS. QUINTA PARTE. ORIENTE.

PERSECUCIONES RELIGIOSAS. QUINTA PARTE. CHINA Y EL ORIENTE. 2.

China practica la peor persecución religiosa del mundo, con una veintena de obispos arrestados.
Hay siete obispos encarcelados, además de veinte sacerdotes y tres seminaristas. De algunos de ellos no se sabe siquiera si están vivos o muertos.

Cuando en un país no se sabe si numerosos obispos encarcelados están vivos o muertos, y cuando los obispos fieles al Papa pasan casi toda su vida en prisión o arresto domiciliario, Occidente no puede aceptar el chantaje de silencio por miedo a perder negocios en China. A estas alturas de integración internacional ya no es aceptable que Pekín ordene obispos a dos sacerdotes marioneta para ponerlos al frente de diócesis católicas.
Como respuesta, Benedicto XVI manifestó el jueves su «profundo disgusto». El Vaticano denunció esa «grave violación de la libertad religiosa», advirtiendo que «ahora considera necesario dar voz al sufrimiento de la comunidad católica en China», que sufre la persecución más cruel desde la de Stalin contra la iglesia católica de Ucrania. En un intento de flexibilizar su estrategia, Pekín permitirá que sea ordenado hoy en Shenyang un obispo «patriótico» que cuenta con la autorización del Papa.

Los desaparecidos.

Los datos son escalofriantes. Mientras el presidente Hu Jintao y el primer ministro Wen Jiabao van por el mundo pregonando su «progreso social», los católicos de la diócesis de Baoding no saben si el obispo Zu Shimin, encarcelado en 1997, está vivo o muerto. No saben a qué prisión fue enviado, ni han tenido ninguna noticia de él en los últimos ocho años. Lo mismo sucede con An Shuxin, obispo auxiliar de Baoding, arrestado en 1996, a quien sólo se ha visto una vez desde entonces. Ni su familia ni los fieles de la diócesis saben si continúa vivo o ha muerto en la cárcel, como le sucedió el pasado mes de enero al obispo de Yantai, Gao Kexian.
La persecución religiosa del Gobierno chino es general: contra los cristianos católicos y protestantes, los budistas tibetanos, los musulmanes, Falun Gong y todas las religiones que no acepten el nombramiento de sus líderes por el partido comunista. Y se ha recrudecido en los últimos dos años de «apertura» a Occidente, con centenares de fieles muertos bajo torturas y decenas de miles enviados a la cárcel o campos de trabajos forzados.
Por lo que respecta a los católicos -unos cinco millones en la Iglesia «patriótica» y unos ocho en la «clandestina»-, las víctimas de la persecución tienen nombres y apellidos, empezando por los 46 obispos «clandestinos», que han pasado toda su vida en la cárcel, en campos de trabajo, en arresto domiciliario o bajo estrecha vigilancia.

Entre los 7 obispos encarcelados en la actualidad hay octogenarios como el de Xiwanzi, Yao Liang, y enfermos graves como el de Wenzhou, Lin Xili. Entre los diez prelados bajo arresto domiciliario hay un paralítico, Liu Guandong, obispo de Yisian, y uno desterrado en una montaña: el obispo de Tianjin, Li Side.
En esos momentos están en la cárcel al menos 20 sacerdotes y tres seminaristas, mientras que otros muchos se encuentran en campos de «reeducación por el trabajo», los temibles «laogai» a donde cualquier comisario de policía puede enviar una persona sin necesidad de juicio hasta un máximo de cuatro años. Si al regreso no le considera suficientemente «reeducado», lo vuelve a enviar por otros dos o tres, con la misma absoluta arbitrariedad. En los «laogai», que ahora son sobre todo fábricas, viven encerrados millares de catequistas y decenas de millares de fieles.
Los datos numéricos proceden sobre todo de la Fundación Cardenal Kung (www.cardinalkungfoundation.org), con base en Estados Unidos, del Centro de Estudios del Espíritu Santo en Hong Kong, y de la agencia de noticias vaticana «AsiaNews», con sede en Roma, pero son inferiores a la realidad por el clima de amenazas contra quienes comuniquen con el exterior.
El intento de aplastar la religión católica, iniciado por Mao poco después de la victoria del comunismo pretende decapitar la jerarquía encarcelando a los obispos fieles al Papa y nombrando otros nuevos, seleccionados por el Partido Comunista Chino y fieles sólo al Gobierno de Pekín en la llamada Asociación Católica Patriótica, una de tantas organizaciones de fachada típicas de los países comunistas.

Las dos Iglesias.

Para infinita sorpresa de Pekín, sus obispos títere terminan sintiéndose verdaderos sucesores de los Apóstoles, y el 80% han pedido y obtenido la comunión con el Papa. Por eso la policía vigila y bloquea también a los obispos de la Iglesia «patriótica», aunque sin el ensañamiento que desata contra la Iglesia «clandestina». Entre los prelados de ambas Iglesias y entre los fieles crece en los últimos años un clima de simpatía y unidad después de largas décadas de desprecio mutuo.
Buena parte de las 138 diócesis de China carecen de obispo, pues hay sólo 120 prelados -con una edad media de 74 años- de los que 74 forman parte de la Iglesia «patriótica» y disponen de catedrales e iglesias abiertas, mientras que los otros 46 dirigen la Iglesia «clandestina», oficiando la liturgia en casas e iglesias improvisadas cuando es posible. Con ellos colaboran 1.740 sacerdotes oficiales y 1.000 clandestinos, además de 3.500 religiosas oficiales y otras 1.700 en la clandestinidad.

La experiencia de vivir con riesgo de cárcel o tortura por hablar de Jesucristo no se limita a China. La lista negra de los países más crueles en su persecución religiosa incluye a Vietnam y Corea del Norte, seguidos de Indonesia y Pakistán. El fundamentalismo que Arabia Saudita practica mediante un cuerpo de «policía religiosa», que reprime la mínima actividad de culto fuera de embajadas o casas privadas, no es el único daño del wahabismo pues Arabia Saudita financia predicadores fundamentalistas que siembran la violencia contra los cristianos en muchos lugares del mundo. En África, las mayores tragedias tienen lugar en Sudan y en Nigeria, mientras que en América los peores países son Cuba y Colombia.

Fuente: ABC (España)

PERSECUCIONES RELIGOSAS. CUARTA PARTE. CHINA.

PERSECUCIONES RELIGIOSAS. CUARTA PARTE. CHINA Y EL ORIENTE. 1.

Los cristianos católicos sufren persecución religiosa en numerosos países.
Bajo la violencia y las persecuciones, la situación de la libertad religiosa en el mundo sigue siendo crítica.

La persecución religiosa y la violencia contra los cristianos sigue siendo fuerte en China, en Cuba, así como en varias naciones de África y en casi todos los países islámicos del Golfo, según el Informe sobre la Libertad Religiosa en el Mundo 2005, elaborado por la organización internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) y presentado en Roma con la participación del cardenal Renato Martino, presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, y Pier Ferdinando Casini, presidente de la Cámara de Diputados italiana.

«Bajo la violencia y las persecuciones, la situación de la libertad religiosa en el mundo sigue siendo crítica», advierte el informe. Se destaca que «la situación es muy grave en China, donde 19 obispos fueron arrestados o impedidos de ejercer su ministerio». Aunque el país más represivo continúa siendo Arabia Saudita, ha habido ataques mortales contra los cristianos en Nigeria y Uganda, así como en la India e Indonesia. En Europa se constatan retrocesos en Francia por la prohibición del velo, y en España por la hostilidad del Gobierno. «Violencia, imposiciones, persecuciones» es cómo AIN ha descrito la situación de la libertad religiosa en el mundo en el 2004. El informe de AIN ha cubierto todos los países del mundo.

Entre los países a examen estaban las antiguas repúblicas soviéticas, donde todavía se encuentran estrictos controles sobre la religión. En estas repúblicas, dice el informe, «la influencia ejercida por el ateísmo ideológico sobre los funcionarios del estado es todavía extremadamente poderosa». En Bielorrusia, por ejemplo, «el estricto control del Estado sobre toda expresión de culto tiende a sofocar los sentimientos religiosos de la gente». Aunque inicialmente el presidente Alexander Lukashenko pareció ponerse del lado de la Iglesia ortodoxa, más adelante prometió que asistiría y cooperaría con la Iglesia católica, observaba AIN.

En la república de Georgia ha habido mejoras con el nuevo presidente Mikheil Saakashvili, que sustituyó a Eduard Shevardnadze en 2004. Desde el cambio ha habido un descenso en el número de ataques violentos contra los grupos religiosos minoritarios, pero sigue habiendo problemas para la Iglesia católica en cuanto a la devolución de las propiedades confiscadas durante el periodo soviético. La mayoría de las propiedades fueron entregadas por el gobierno a la Iglesia ortodoxa de Georgia.

En Turquía, el respeto por las minorías religiosas «sigue siendo totalmente insatisfactorio», indica el informe. Se niega de manera efectiva a los cristianos el acceso a los puestos institucionales civiles y militares, y es prácticamente imposible construir iglesias. Además, las confesiones no islámicas no tienen reconocimiento civil y no se les permite poseer nada. Un signo esperanzador tuvo lugar el 21 de junio del 2004, en que el primer ministro turco, Recep Tayyp Erdogan, recibió a los obispos católicos del país, que presentaron dos peticiones: reconocimiento jurídico para la iglesia, y la creación de un comité mixto para preparar y poner en práctica este estatus jurídico futuro.


En Asia.

«Durante el 2004, la libertad religiosa sufrió violaciones graves y sistemáticas en China», indica el informe. El gobierno de Pekín permite la actividad religiosa sólo de las asociaciones registradas. Concibe la religión como actividad al servicio de la seguridad del estado y del progreso de la nación. Así, la libertad de creencia no es un derecho innato de la gente sino una concesión del estado.

La nueva legislación nacional sobre religión ha traído pocas mejorías reales. Contiene disposiciones que permiten al gobierno arrestar y encarcelar como criminales comunes a quienes actúen fuera de las organizaciones controladas. No obstante, las iglesias siguen atrayendo en el país a un número cada vez más grande de seguidores. Además, las conversiones a grupos cristianos han aumentado entre profesores, intelectuales y estudiantes. Durante el 2004 hubo una serie de detenciones de católicos clandestinos que practicaban su fe fuera de las asociaciones reconocidas. Se ha informado de arrestos, intimidaciones, participación obligatoria en cursos de adoctrinamiento e interrogatorios en las regiones de Fujian, Zhejiang, Mongolia interior, Henan y especialmente en Hebei.

En Corea del Norte, durante los últimos 50 años han desaparecido 300.000 cristianos, indicaba el informe. Los creyentes están obligados a registrarse en organizaciones controladas por el Partido Comunista. Quienes no lo hagan se enfrentan a frecuentes y brutales persecuciones. Todavía falta mucho para que la libertad de religión sea global.

Fuente:Catholic.net

Autor: Resumen de varias fuentes | Fuente: www.iuscanonicum.org

PERSECUCIONES RELIGIOSAS. TERCERA PARTE. URSS.

PERSECUCIONES RELIGIOSAS. TERCERA PARTE.

PERSECUCIONES RELIGOSAS EN LA EX URSS Y LAS EX REPUBLICAS COMUNISTAS EN EUROPA.

En los comienzos de la revolución soviética no hubo una persecución despiadada a la religión cristiana y específicamente contra la Iglesia Católica, más que otras religiones e iglesias que existían en el país. A partir del decreto de 1918, que prohibió a la Iglesia Católica poesía en propiedades, igual sucedió a la religión musulmana, mientras que otras como la Ortodoxo, la protestante y judía solo en parte. Dicho decreto asimismo estableció como delito el enseñar religión a menores de 16 años; los monasterios y las escuelas teológicas fueron clausurados.

La persecución fue general, contra todas las religiones (entre ellas la musulmana, la judía, la budista; pero con especial y malvado énfasis contra el catolicismo que prácticamente dejó de existir en la URSS). En 1920, el gobierno soviético, muy hábilmente dividió para reinar entre las iglesias cristianas, favoreciendo más a la Iglesia Ortodoxa y utilizando también a sus sacerdotes como confesores espías del pueblo, para que luego la KGB, arrestara a todos aquellas personas que se confesara ingenuamente con los sacerdotes ortodoxos como contraria al comunismo.

Se creó así una falsa iglesia cristiana ortodoxa, totalmente dirigida por el gobierno comunista. A la muerte del Patriarca Tikhon (1925) no pudo nombrarse sucesor sino hasta 1927 en que el Patriarca Sergio de Moscú, logrando un acuerdo limitado con Stalin, el cual no fue respaldado por los obispos y resultó así pretexto para nuevas persecuciones contra todas las iglesias cristianas. En 1929 se emite la "Ley de Asociaciones Religiosas" que formaliza la extradición religiosa de sacerdotes, más claramente la expulsión de los sacerdotes por creen Dios y no en estado ateo soviético y prepara el terreno para la gran persecución que habrá durante la Gran Purga (1934-7).

La Constitución soviética de 1936 se garantiza legalmente la propaganda antirreligiosa estatal (que era una realidad) como la libertad individual de cultos (que era una mentira constitucional), en 1939 sólo pocos cientos de templos y un par de iglesias cristianas estaban funcionando en la U.R.S.S., cuando antes había miles de templos y decenas de iglesias cristianas, casi no existían sacerdotes.
En 1940 cuando los alemanes invaden la URSS, ante el miedo del gobierno soviético que el pueblo cristiano se pasara con el enemigo y tener una quinta columna, se prometió que a partir del siguiente año se abrirían las puertas a la libertad religiosa con algunos controles del estado. Se realizó muchas concesiones en especial a la Iglesia Ortodoxo, haciéndose propaganda de la bondad del gobierno soviético para una nueva visión de la religión en la URSS. Se abrieron veinte iglesias, ocho seminarios para el entrenamiento de clérigos, dos academias para estudios teológicos avanzados y algunos monasterios; se eligió a Sergio como Patriarca y a su muerte (1944) un sínodo de 44 obispos eligió al Metropolitano Alexis de Leningrado como Patriarca, en 1945.

Una vez terminada la Segunda Guerra Mundial y de nuevo con el poder absoluto asegurado, el gobierno marxista comunista de Stalin y sus sucesores soviéticos, volvieron a cargar contra todos los cristianos, en especial contra los sacerdotes católicos que quedaban. Las persecuciones religiosas, estuvieron a la orden del día, un estado que se jactaba de ser ateo, no podía permitir que se hablara de Dios o que Jesús estuviera más arriba en el orden de jerarquía que Stalin, que era considerado “el padrecito de las patrias comunistas”.
A la Iglesia Ortodoxa, tanto en la URSS, como en las naciones del Pacto de Varsovia, que era la alianza comunista contrapuesta a la OTAN, se la obligó a acomodarse a las necesidades del gobierno, que era lisa y llanamente el espionaje del pueblo por la KGB, debiendo informar todo al gobierno y al servicio secreto soviético. Se trató de eliminar a todos los católicos ucranianos (Iglesia uniata, disuelta en 1946), a los luteranos, y a los católicos romanos. Se ordenó a la Iglesia ortodoxa rusa que se opusiera al Vaticano y al Concilio Mundial de Iglesias, esta así lo hizo, para evitar ser perseguidos sus sacerdotes ortodoxos.

El pueblo veía con amor y simpatía a los sacerdotes católicos, siguiendo a escondidas en sus hogares las homilías, que a veces personalmente o a través de volantes eran leídas y escuchadas en cada hogar detrás de las cortinas de hierro comunista.

Es así como muchos sindicatos como Solidaridad, en Polonia, muchos obreros eran católicos, comenzaron a solicitar mejores condiciones de vida para sus trabajadores, que vivían con salarios que no les alcazaba para mantener a ellos y sus familias, bajo el régimen comunista. También a pedir mayores libertades, como de expresión, de pensamiento, de religión.

Es así como se produjeron los hechos que todos conocemos, en Hungría de 1953, pidiendo el pueblo en las calles libertad, y como después entraron los tanques soviéticos comunistas de la URSS, para aniquilar a los jóvenes que reclamaban libertad.

Esa fue la primera llama que hizo ver a los pueblos bajo el dominio soviético comunista que no eran libres, sino esclavos de un sistema sin libertad, sin vida. También fue la primera piedra para la destrucción del sistema que se decía defensor de los trabajadores y asesinaba trabajadores jóvenes que se manifestaban pacíficamente solicitando cambios pacíficos, de más libertad.
Un grito de libertad que no quisieron escuchar porque sabían que todo se les caerían a los esclavistas comunistas si aceptaban las ideas de esos jóvenes húngaros, como desde las fuerzas armadas y policiales húngaras no se quería actuar contra sus conciudadanos, se invadió Hungría con los tanques rusos soviéticos comunistas para reprimir a la juventud húngara.

La segunda llama de libertad se dio en la Primavera de Praga en la ex Checoslovaquia, en mayo de 1968. Cuando en París algunos jóvenes por mentiras de los comunistas incitaban a la revolución comunista en Francia. Los jóvenes checos, salieron a pedir libertad y fueron reprimidos, asesinados por los tanques y ejército soviético, dando muestras de la falsedad una vez más, de las libertades que existía en las naciones comunistas. Esto se pudo ver a través de la tv francesa, haciendo que algunos reflexionaran sobre la gran mentira del sistema comunista, aun cuando otros seguirían creyendo en las falsas propagandas soviéticas. En todas estas situaciones históricas, de Hungría, Checoslovaquia, después en Polonia, en 1984 en adelante, la persecuciones contra los católicos y en especial contra los sacerdotes de la Iglesia Católica, era grande, por cuanto se los consideraban enemigos públicos número uno de los gobiernos comunistas del mundo.

La política soviética hacia la religión se basaba en la ideología de la marxismo-comnista leninista, lo que hizo el ateísmo la doctrina oficial del Partido Comunista, aunque, en teoría, cada constitución Soviética sucesiva concedió la libertad de creencias.

La religión es el opio del pueblo: esta frase de Marx es la piedra angular de toda la ideología del marxismo sobre la religión. Todas las religiones e iglesias modernas, todas y de todo tipo de organizaciones religiosas son siempre considerados por el marxismo como los órganos de la reacción, utilizado para la protección de la explotación y la estupefacción de la clase obrera. El marxismo-comunismo - leninismo ha abogado por la supresión, y, en definitiva, la desaparición de las creencias religiosas, por considerar que son "poco científicas" y "supersticiosas".


En los años 1920 y 1930, organizaciones como la Liga de los Militantes sin Dios estaban activos en la propaganda anti-religiosa.
El ateísmo era la norma en las escuelas, las organizaciones comunistas la Organización de Pioneros, niños que se adoctrinaban contra todo lo que era religioso, contra Dios. Los enviaban a las iglesias, con las maestras, para que destruyeran todo lo que había allí, si un sacerdote quería impedírselos, este iba preso por atacar a un menor y hasta podía se les acusaba de crímenes contra la infancia. Estos mismos pioneros eran adoctrinados desde pequeños y obligados a declarar contra sus padres y familiares, si profesaban alguna fe religiosa o si hablaban contra el estado comunista. En los medios de comunicación comunistas se emitían programas que se adoctrinaban a la población y se repetía que las religiones eran todas falsas y que Dios no existía.

No hay cifras exactas, por que muy hablimente el sistema comnunista destruyo a su caida todo registro al respecto. En la ex URSS, como en la ex Republica Alemania comunista, cuando se estaba cayendo el regimen, se producjeron grandes incendios en los edificios de la policia secreta, la KGB y la STASI, que destruyeron millones de archivos de personas asesinadas.
Se calcula que fueron millones de cristianos fueron enviados a los Gulag, campos de trabajo forzados, hasta la muerte, por el simple hecho de no negar a Jesús y bendecir a Stalin o al líder de turno comunista.
Miles de sacerdotes y laicos que ayudaban en los templos, fueron asesinados en el acto de ser encontrados, por solo hecho de odio a la fe en Jesús.
Miles de templos fueron destruidos, sin contar en la lista los cientos de capillas, parroquias y obras católicas destruidas. Cientos de cruces destruidas o usadas como madera para encender fuego a las mismas iglesias que destruían las fuerzas comunistas.
La población era usada por las fuerzas soviéticas de seguridad del estado, como forma de decir que era algo de justicia popular aquellos actos de asesinato y destrucción.

Ningun jerarca comnunista fue juzgado por que se Gorbachov como forma de pacificar el país antes de perder la elección con Yelsin, creo una ley de Anmistia general e irrestricta para todos los jerarcas comunistas de la ex URSS, igual se hizo en otras naciones ex comunistas. Esto nunca fue cambiado, o se busco la aclaración por los crimes de Lesa Humanidad cometidos por las autoridades comunistas. Ningun gobierno que vino despues del caida del Muro de Berlin y la disolución de las naciones comunistas hizo nada por aclarar estos crimenes y llevar a prisión a los criminales contras civiles cristianos y los sacerdotes.

Nada de esto parece que importa ahora y nada de esto se habla, parece que este Holocausto, Genocidio de millones de personas, planificado y llevado a término durante 72 años, no importa. Parece que solo importa un solo Holocausto, un solo Genocidio, a nivel mundial, que la muerte de millones de cristianos laicos y sacerdotes católicos es sin importancia. Hasta algunos ven todavía al comunismo como algo bueno y beneficioso para la Humanidad.

Pero el tiempo harán que se ponga las cosas en su lugar a su debido momento, entonces se verá con claridad la mentira y la verdad, los que son buenos y los que son falsamente buenos, los que son malos y los que hacen el bien de verdad.

Las naciones comunistas de ayer como las de hoy, eran y son un mundo donde nunca se puede hablar de Jesús, donde se dice que Dios no existe, que se ha enterrar a todo lo religioso y que no se pued creer en Dios.

Donde ayer no se podía hablar de Jesús, sin ir a la carcel, hoy el muro de la mentira y la vergüenza ha caído, hoy se puede gritar a viva voz:

Jesús Vence, Jesús Impera!!.

VIVA CRISTO REY!!.

martes, 6 de agosto de 2013

DERECHOS FUNDAMENTALES DE LA PERSONA HUMANA.

DERECHOS FUNDAMENTALES DE LA PERSONA HUMANA.

DOTRINA SOCIAL CRISTIANA DE LA IGLESIA CATÓLICA.

Características de los derechos fundamentales.


A la luz de las verdades reveladas y del estado actual de la civilización, el Magisterio de la Iglesia Católica ha establecido las características de los derechos fundamentales de la persona humana.

a) Existencia.


Los derechos fundamentales no consisten simplemente en unas ideas o en unos deseos más o menos asequibles, se trata de verdaderos derechos existentes e íntimamente ligados a la naturaleza humana, de modo que cuando se conculca alguno de ellos, se lesiona gravemente, por eso mismo, a la persona.
Enseña Pío XI :

«Dios ha enriquecido al hombre con múltiples y variadas prerrogati-vas: el derecho a la vida y a la integridad corporal; el derecho a ... » (Divini Redemptoris, 27, CE 161, DP-11 686)-,

e igualmente que :

«el hombre, en cuanto que persona, tiene derechos recibidos de Dios» (Pío XI, Mit Brennender Sorge, CE 147/28, DP-11 6591[351; cfr Pío XII, rm 24-XII-1942, CE 355132, DP-11 8501[37]).


b) Son sagrados.

Los derechos fundamentales del hombre son sagrados, porque responden al plan de Dios, que dotó al hombre de alma racional y le creó a imagen y semejanza suya, habiéndole dado la misma naturaleza y el mismo origen. Todo hombre, además, redimido por Cristo, disfruta de la misma vocación y de idéntico destino sobrenatural (cfr Gaudium et Spes, n. 29; Pío Xi Divini Redemptoris, 28 y 30, CE 161s, DP-11 686s, Mit Brennender Sorge, CE 146128, DP-11 6581[351).


c) Son fundamentales.

En numerosos documentos y pasajes llama el Magisterio de la iglesia a estos derechos «fundamentales», porque son como la base o fundamento de cualquier relación interpersonal; porque son expresión de lo más importante del hombre: su naturaleza personal y su vocación a participar de la vida divina. Sólo si se respetan estos derechos se produce realmente la unidad moral del género humano, de la que la Iglesia es en Cristo como sacramento, es decir, signo e instrumento de esa unidad (cfr Lumen Gentium, n. l).

Al ser creados todos los hombres a imagen de Dios y dotados de alma racional, tienen todos la misma naturaleza y el mismo origen. Además, redimidos por Cristo, disfrutan de la misma vocación y de idéntico destino sobrenatural, lo que hace que todos los hombres tengan una igualdad fundamental, que debe ser reconocida a todos los niveles, individual y social, humano y sobrenatural (cfr Gaudium et Spes, n. 29).

En contra de la conciencia universal de considerar los derechos del hombre como fundamentales, se levantan dos doctrinas. El marxismo sacrifica estos derechos a la organización colectiva de la producción, dándole un directo carácter materialista. Por su lado, algunas doctrinas liberales se oponen a las reformas indispensables en el ámbito social, en nombre de una falsa libertad (cfr Gaudium et Spes, n. 65; León XIII, Li bertas Praestantissimum, CE 68116ss, DP-11 2371[11]ss, Pío XI, Quadragesimo Anno, CE 467140ss, DP-111 674/[109ss], OGM 101ss; Pío XI, Divini Redemptoris, CE 154ss, DP-111 759ss; Pío XII, rm 24-XII1941, CE 338ss, DP-11 826ss; Juan XXIII, Mater et Magistrao CE 2235-2274, DP-111 1139-1251, OGM 130-200).


d) Son originarios.

Se llaman originarios porque estos derechos tienen su origen o razón de ser en los fines existenciales propios de la naturaleza individual y social de la persona humana. No son una concesión de la autoridad, ni un logro de la cultura, aunque no pocas veces el correr de la historia ha esclarecido la conciencia de los mismos, pero su origen, su fundamento radica en el propio ser del hombre.

Niegan tal originalidad las doctrinas totalitarias y colectivistas, las cuales afirman que los derechos de los individuos derivan del derecho de la colectividad y, de hecho, del Estado, al que consideran como el único titular originario de los derechos.

Juan XXIII enseña que estos derechos, con sus respectivos e inseparables deberes,

«tienen en la ley natural, que los confiere o los impone, su origen, su mantenimiento y su vigor indestructibles (Juan XXIII, Pacem in Terris, 28, CE 2539, OGM 218, efr Plo XI, «derechos personales que le han sido concedidos al hombre por el Creador», Divini Redemptoris, 30. CE 162, DP-11 687).


e) Son inviolables.

Los derechos fundamentales de la persona humana son inviolables, por cuanto que no quedan anulados aunque alguien impida por la fuerza el ejercicio de los mismos. Esta condición de inviolabilidad les viene de ser originarios, de estar fundamentados en la naturaleza y en los deberes morales propios de todo ser humano. En consecuencia

«es un deber esencial de toda autoridad civil proteger y promover los derechos inviolables del hombre» (Dignitatis Humanae, n. 6).

La inviolabilidad de estos derechos, además, exige que se facilite al hombre, o que no se le prive en su caso, de todo aquello sin lo cual tales derechos quedarían mermados o sin posibilidad de ser ejercitados (cfr Pío XI, Mit Brennender Sorge, CE 147128, DP-11 659/[351).

Dice Pío XII que :

«hay ciertos derechos y libertades del individuo -de cada individuo- o de la familia que el Estado debe siempre proteger y que nunca puede violar o sacrificar a un pretendido bien común» (disc S-VIII-1950, DP-11 978/[6]).

«La obligación de su cumplimiento es una emanación de la naturaleza y del derecho natural»(Pío XII, dise 13-X-1955, CE 304/9, DP-11 10461[17]; cfr Pío XI, Divini Redemptoris, 23 y 30, CE 160 y 162, DP-11 683 y 687).


f) Son inalienables.

El hombre no puede renunciar a los derechos fundamentales, porque no puede eximirse de los deberes y de las responsabilidades morales en los que se fundamentan los derechos originarios. As!, por ejemplo, los padres no pueden renunciar al derecho de educar a sus hijos, porque todo hombre tiene un derecho inalienable a una educación adecuada (cfr Gravissimum Educationis, n. 1; Pío XI, Mit Brennender Sorge, CE 147129; DP-11 659/[361).


g) Son universales.

La naturaleza esencial de todos los hombres, con sus fines existenciales, dan a los derechos fundamentales de la persona humana un carácter universal, cualesquiera que sean las razas, pueblos, culturas o épocas históricas. Todo hombre, por el simple hecho de serio, tiene derecho a la dignidad de su naturaleza y, consiguientemente, a que todos los individuos y sociedades le respeten los derechos fundamentales.

A este respecto dice Juan XXIII.

«Ninguna ¿poca podrá borrar la unidad social de los hombres, puesto que consta de individuos que poseen con igual derecho una misma dignidad natural. Por esta causa, será necesario, por imperativos de la misma naturaleza, atender debidamente al bien universal, es decir, al que afecta a toda la familia humana» (Juan XXIII, Pacem in Terris, 132, CE 2557, OGM 246).

Consiguientemente, todos los poderes públicos y los organismos internacionales

«han de atender principalmente a que los derechos de la persona humana se reconozcan, se tengan en el debido honor, se conserven incólumes y se aumenten en realidad» (Ibid, 139, CE 2558, OGM 248).

Los derechos del hombre son universales (cfr Gaudium et Spes, n. 26). De ahí que

«toda forma de discriminación en los derechos fundamentales de la persona, ya sea social o cultural, por motivos de sexo, raza, color, condición social, lengua o religión, debe ser vencida y eliminada, por ser contraria al plan divino» (Ibid, n. 29).


h) Están jerarquizados.

Aunque los derechos fundamentales tienen su asiento en la naturaleza humana en cuanto tal, es decir, en la realidad existencias de haber sido creada por Dios, redimida por Jesucristo y llamada a la intimidad divina, ello no quiere decir que todos los derechos tengan la misma categoría o relevancia. Al contrario, unos tienen prioridad sobre otros, ya sea por el distinto valor de su contenido, ya lo sea por las circunstancias del individuo, de la sociedad en la que vive e, incluso, por la conciencia colectiva que sobre algunos de ellos pueda darse en las distintas épocas históricas.

Así, por ejemplo, es evidente que el derecho a la propia existencia está por encima del derecho a la integridad corporal, porque la vida tiene más valor que una parte del cuerpo. Asimismo, el derecho a la integridad corporal tiene más importancia que el derecho que protege lo que hoy suele entenderse por una vida verdaderamente humana, en la que entran una variedad de factores muy diversos, algunos de los cuales no siempre pueden llevarse a cabo; piénsese, por ejemplo, en la pavimentación de las calles, en el teléfono y en las seguridades jurídicas.

En cuanto al valor del contenido de los derechos, el cristiano sabe que su fe es el valor más grande con el que ha sido dotado por Dios. La historia de los mártires expresa de modo elocuente cómo es sabio perder la vida humana para no lesionar los derechos de Dios y para no arriesgar la salvación propia. Cristo nos enseña a jerarquizar los valores de nuestra vida:

«Os digo a vosotros, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más. Os mostraré a quién debéis temer: temed a Aquel que, después de matar, tiene poder para arrojar a la gehenna´ sí, os repito: temed a ése ... Yo os digo: Por todo el que se declare por mí ante los hombres, también el Hijo del hombre se declarará por él ante los ángeles de Dios.

Pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios»(Le 12, 4-5, 8-9)


i) Deben enfocarse con sentido teológico.

De las consideraciones anteriores fácilmente se deduce la importancia de enfocar el estudio y el planteamiento de los derechos del hombre en sentido teológico, puesto que

«no hay ley humana que pueda garantizar la dignidad personal y la libertad del hombre con la seguridad que comunica el Evangelio de Cristo, confiado a la Iglesia. El Evangelio anuncia y pro clama:

-la libertad de los hijos de Dios;

-rechaza todas las esclavitudes (cfr Rom 8, 14-17), que derivan, en última instancia, del pecado;

-respeta santamente la dignidad de la conciencia y -su libre decisión;

-advierte sin cesar que todo talento humano debe redundar en servicio de Dios y en bien de la humanidad;

-encomienda, finalmente, a todos a la caridad de todos (cfr Mt 22, 39)...

La Iglesia Católica, pues, en virtud del Evangelio que se le ha confiado, proclama los derechos del hombre y reconoce y estima en mucho el dinamismo de la época actual, que está promoviendo por todas partes tales derechos. Debe, sin embargo, lograrse que este movimiento quede imbuido del espíritu evangélico y garantizado frente a cualquier apariencia de falsa autonomía. Acecha, en efecto, la tentación de juzgar que nuestros derechos personales solamente son salvados en su plenitud cuando nos vemos libres de toda norma divina. Por ese camino, la dignidad humana no se salva; por el contrario, perece» (Gaudium et Spes, n. 41, efr Pío XI, Divini Redemptoris, 21 y 30, CE 159 y 162, DP-11 682 y 687, Pío XII, rm 24XII-1942, CE 347ss, DP-11 840ss).

PERSECUCIONES RELIGIOSAS. SEGUNDA PARTE. MEXICO.

PERSECUCIONES RELIGIOSAS. SEGUNDA PARTE. MEXICO.

LA GUERRA CRISTERA.



La Guerra Cristera (también conocida como Guerra de los Cristeros o Cristiada) en México fue un conflicto armado que se prolongó desde 1926 a 1929 entre el gobierno de Plutarco Elías Calles y milicias de laicos, presbíteros y religiosos católicos que resistían la aplicación de legislación y políticas públicas orientadas a restringir la participación de la Iglesia católica sobre los bienes de la nación así como en procedimientos civiles.


El gobierno del general Obregón (1920-24), nuevo presidente, llevó adelante el impulso perseguidor de la Constitución mexicana: se puso una bomba frente al arzobispado de México; se izaron banderas de la revolución bolchevique -lo más progresista, en aquellos años- sobre las catedrales de México y Morelia; un empleado de la secretaría del Presidente hizo estallar una bomba al pie del altar de la Virgen de Guadalupe, cuya imagen quedó ilesa; fue expulsado Mons. Philippi, Delegado Apostólico, por haber bendecido la primera piedra puesta en el Cerro del Cubilete para el monumento a Cristo Rey.


La revolución del general Venustiano Carranza, que le llevó a la presidencia (1916-20), se caracterizó por la dureza de su persecución contra la Iglesia. En el camino hacia el poder, sus tropas multiplicaban los incendios de templos, robos y violaciones, atropellos a sacerdotes y religiosas.
La Constitución mexicana de 1917 establecía una política que negaba la personería jurídica a las iglesias, prohibía la participación del clero en política, privaba a las iglesias del derecho a poseer bienes raíces e impedía el culto público fuera de los templos. Algunas estimaciones ubican el número de personas muertas en un máximo de 250 mil,5 entre civiles, efectivos de las fuerzas cristeras y del Ejército Mexicano.


En 1927, el nuevo presidente Plutarco Elias Calles y José Fernando Rodríguez Rojas, general del gobierno mexicano, promovieron la reglamentación del artículo 130 de la Constitución a fin de contar con instrumentos más precisos para ejercer los controles que la Constitución de 1917 estableció como parte del modelo de sujeción de las iglesias al Estado aprobado por los constituyentes. Estos instrumentos buscaban limitar o suprimir la participación de las iglesias en general en la vida pública, pero dadas algunas características de la legislación, en algunos estados se llegaron a establecer leyes que obligaban a que los ministros de culto fueran personas casadas7 y se prohibía la existencia de comunidades religiosas. Es posible afirmar que la ley tenía un claro sentido anti-católico por ser esta confesión la única que en México contaba con ministros celibes y con comunidades en las que las personas decidían convivir.


Reformando el Código Penal, la Ley Calles de 1926, expulsa a los sacerdotes extranjeros, sanciona con multas y prisiones a quienes den enseñanza religiosa o establezcan escuelas primarias, o vistan como clérigo o religioso, o se reúnan de nuevo habiendo sido exclaustrados, o induzcan a la vida religiosa, o realicen actos de culto fuera de los templos... Repitiendo el truco de los tiempos de Juárez, también ahora desde una Secretaría del gobierno callista se hace el ridículo intento de crear una Iglesia cismática mexicana, esta vez en torno a un precario Patriarca Pérez, que finalmente murió en comunión con la Iglesia.


"Escena de Viernes Santo en pleno siglo XX", del archivo del Presbítero mexicano Jesús María Rodríguez †.


La ley reglamentaria del 130 constitucional facultaba, siguiendo el dictado de la Constitución, a los gobernadores de los estados de la República a imponer cuotas y requisitos especiales a los "ministros del culto". Tal fue el caso de los gobernadores más radicales, como Tomás Garrido Canabal del estado de Tabasco quien decretó normas que iban incluso más lejos, pues obligaban a los "ministros del culto" a ser personas con estado civil de casados para poder oficiar, mientras que en estados como Chihuahua se pretendió forzar a la Iglesia católica a operar con un número mínimo de presbíteros, mientras que en Tamaulipas se prohibió oficiar a los sacerdotes extranjeros.


Es de 1925, con apoyo de la CROM (Confederación Regional Oberera Mexicana – de extracción dindicalista marxista socialista comunista), se creó una falsa Iglesia Católica Mexicana, dotándola de edificios, recursos y medios para romper con El Vaticano. Confrontada con esta situación, la verdadera Iglesia Católica, intentó reunir dos millones de firmas para proponer una reforma constitucional. La petición de los católicos mexicanos fue rechazada. Los católicos llamaron y realizaron un boicot para no pagar impuestos, minimizar el consumo de productos comercializados por el gobierno, no comprar billetes de la Lotería Nacional, ni utilizar vehículos a fin de no comprar gasolina. Esto causó severos daños a la economía nacional, al tiempo que sirvió para que las posiciones de distintos grupos dentro de la propia Iglesia católica en México se radicalizaran.


LOS CRISTEROS.

La radicalización hizo que en zonas de los estados de Guanajuato, Jalisco, Querétaro, Aguascalientes, Nayarit, Colima, Michoacán y parte de Zacatecas, en la Ciudad de México, y en la península de Yucatán creciera un movimiento social que reivindicaba los derechos de libertad de culto en México. La dirigencia del movimiento, cercana pero autónoma respecto de los obispos mexicanos, creyó viable una salida militar al conflicto. En enero de 1927, empezó el acopio de armas; las primeras guerrillas estuvieron compuestas por campesinos. El apoyo a los grupos armados fue creciendo, cada vez se unían más personas a las proclamas de ¡Viva Cristo Rey! y ¡Viva Santa María de Guadalupe! lanzadas por quienes fueron conocidos como los cristeros.

En una carta dirigida a la prensa, el gobierno y el mundo entero los Cristeros expresan que “Los combatientes dan la sangre y la vida por cumplir un santo deber, el de conquistar la libertad de la Iglesia Católica». Ante el abuso gravemente injusto del poder, «existe el derecho de resistir y de defenderse, ya que habiendo resultado vanos todos los medios pacíficos que se han puesto en práctica, es justo y debido recurrir a la resistencia y a la defensa armada». Le recuerdan también los Obispos que éste «es el sentir de la mayoría de nuestros Hermanos [Obispos] de México», y también el de «los Padres de la Compañía, no sólo en México, sino en Europa y especialmente en Roma».

El origen del sustantivo cristero es disputado. Hay quienes consideran que fueron ellos mismos quienes utilizaron el nombre primero para identificarse, pero hay investigadores del fenómeno, como Jean Meyer, quienes consideran que, en sus orígenes, era una expresión despectiva, usada por agentes del gobierno federal, derivada de cristiano.

En todo caso, los que se conocían como cristeros fueron capaces de articular rápidamente una serie de descontentos locales con las consecuencias de la Revolución Mexicana, así como de aglutinar en torno suyo a grupos que, por distintas razones, se oponían a lo que ya para entonces se conocía como el "Grupo Sonora", nombre creado por el origen sonorense de los presidentes Adolfo de la Huerta, Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles. No sólo eso, la Cristiada, como también se le conoce, logró un uso muy eficaz de símbolos religiosos profundamente arraigados en las prácticas colectivas en México. Este uso de símbolos como la Virgen de Guadalupe.

La Guerra.
Uno de los movimientos más importantes fue el ocurrido en Valparaiso , cuando el 14 de agosto de 1926 por la noche apareció don Pedro Quintanar, personaje de gran importancia en toda la lucha cristera. Se preparó el levantamiento que Aurelio Acevedo y sus amigos tenían preparado desde el primero de agosto, ya que el gobierno al saber de la presencia de Quintanar se movilizó más rápido. Se realizó la movilización en Peñitas y Peñas Blancas. Quintanar entraba a combate el 29 de agosto a Huejuquilla el Alto (Jalisco), comenzó así, la primera lucha cristera en forma, quedando como vencedores con el grito ahora triunfante de: ¡Viva Cristo Rey!.
Pío XI bendice el grito:

¡Viva Cristo Rey!.

El 17 de mayo de 1927. •Unos años antes de los sucesos que nos ocupan, en 1914, San Pío X, a petición de los Obispos mexicanos, había autorizado, como «un proyecto para Nos indeciblemente grato», consagrar a Cristo Rey la república de México, y poner corona real en las imágenes del Sagrado Corazón de Jesús, colocando también cetro en su mano, para significar así su realeza.

Los alzamientos siguieron en Jalisco, Nayarit, Zacatecas, Guanajuato y Michoacán por el año 1926, luego se sumó casi la totalidad del centro del país. El conflicto tuvo un carácter fundamentalmente rural aunque la dirección de la Liga fue eminentemente urbana. Los cálculos más optimistas consideran que hacia 1927, las fuerzas cristeras rondaban los 12 mil efectivos y dos años después, en 1929, habían alcanzado los 20 mil. Semejantes números son dignos de consideración por varias razones. En primer lugar, los obispos mexicanos, con muy contadas excepciones se distanciaron rápidamente del movimiento armado, desconocieron a la Liga y trataron de negociar la paz con el gobierno de Calles con la mediación del gobierno de los Estados Unidos.

A medida que pasaban los meses, las reticencias de la Iglesia para apoyar a los cristeros iban creciendo, también en Roma. Recordemos que la doctrina tradicional de la Iglesia reconoce la licitud de la rebelión armada contra las autoridades civiles con ciertas condiciones: 1, causa muy grave; 2, agotamiento de los medios pacíficos; 3, que la violencia empleada no produzca mayores males que los que pretende remediar; 4, que haya probabilidad de éxito (Pío XI, Firmissimam constantiam 1937: Dz 3775-76).

Pues bien, la persecución de Calles daba claramente las dos primeras condiciones. Pero algunos Obispos tenían dudas sobre si se daba la tercera, pues pasaba largo tiempo en que el pueblo se veía sin sacramentos ni sacerdotes, y la guerra producía más y más muertes y violencias. Y aún eran más numerosos los que creían muy improbable la victoria de los cristeros. No faltaron incluso algunos pocos Obispos que llegaron a amenazar con la excomunión a quienes se fueran con los cristeros o los ayudaran.

Aprobaron la rebelión armada los Obispos Manríquez y Zárate, González y Valencia, Lara y Torres, Mora y del Río, y estuvieron muy cerca de los cristeros el Obispo de Colima, Velasco, y el arzobispo de Guadalajara, Orozco y Jiménez, quienes, con grave riesgo, permanecieron ocultos en sus diócesis, asistiendo a su pueblo.
Agosto de 1926. Muchos campesinos, de la zona central de México sobre todo, se echan al monte, como Francisco Campos, «a buscar a Dios Nuestro Señor».

«En Cocula (Jalisco), desde el 1º de agosto la iglesia estaba custodiada permanentemente por 100 mujeres en el interior y 150 hombres en el atrio y en el campanario, de noche y de día. Los cinco barrios se relevaban por turno y a cada alarma se tocaba el bordón. Entonces, todo el mundo acudía al instante, como refiere Porfiria Morales. El 5 de agosto tocó la campana cuando ella estaba en su cocina; su criada María, exclamó: "¡Ave María Purísima!". Se quitó el delantal, tomo su rebozo y un garrote, y cuando aquélla le preguntó a dónde iba, le contestó: "¡Qué pregunta de mi ama! ¿Qué no oye la campana que nos llama a los católicos de la Unión Popular? ¡Primero son las cosas de Dios!" Y salió dejando las cacerolas en el fuego» (Meyer I,103).

No podrá encarecerse suficientemente el valor de las mujeres católicas mexicanas en la Cristiada, repartiendo propaganda, llevando avisos, acogiendo prófugos o cuidando heridos, ayudando clandestinamente al aprovisionamiento de alimentos y armas. Las Brigadas Femeninas de Santa Juana de Arco, las Brigadas Bonitas, escribieron historias de leyenda... Pero, en fin, la guerra es cosa de hombres, y a ella se fueron campesinos recios. Ezequiel Mendoza Barragán, un ranchero de Coalcomán, en Michoacán, cuya voz patriarcal hemos de escuchar en otras ocasiones, lo cuenta así:

«Centenares de personas firmamos los papeles, se enviaron a Calles y a sus secuaces, pero todo fue inútil... Los Calles se creyeron muy grandotes y más nos apretaron, matando gente y confiscando bienes particulares de los católicos. Yo, ignorante, pero con brío, al saber los nuevos procedimientos de tal gobierno, me exalté y quise tapar el sol con un dedo, así eran mis sentimientos, me fui a conquistar gente armada y dispuesta a la guerra en defensa de la libertad de Dios y de los prójimos» (Testimonio 17).

Jean Meyer, en el volumen I de su obra, describe al detalle las vicisitudes que corrió al paso de los años la guerra de la Cristiada, que él divide en estas fases:

-incubación, de julio a diciembre de 1926;
-explosión del alzamiento armado, desde enero de 1927;
-consolidación de las posiciones, de julio 1927 a julio de 1928, es decir, desde que el general Gorostieta asume la guía de los cristeros hasta la muerte de Obregón.
-prolongación del conflicto, de agosto 1928 a febrero de 1929, tiempo en que el Gobierno comienza a entender que no podrá vencer militarmente a los cristeros;
-apogeo del movimiento cristero, de marzo a junio de 1929;
-licenciamiento de los cristeros, en junio 1929, cuando se producen los mal llamados Arreglos entre la Iglesia y el Estado.

México recién había superado un prolongado y muy costoso conflicto armado que ensagrentó durante poco más de siete años buena parte del país. No sólo eso, los cristeros eran un ejército irregular (a pesar de que contaron con algunos militares de carrera en sus filas), que no esperaban recibir pago y que no contaban con mecanismos formales de aprovisionamiento, reclutamiento, entrenamiento, atención a sus heridos o cuidado de los deudos. A diferencia de otros grupos armados en la historia de México, no practicaron la así llamada 'leva' (una práctica por la que se obliga a personas a sumarse a un ejército).

Muchos cristeros fueron colgados en Jalisco y otras ciudades sin juicios, por la sola orden de los oficiales del ejército mexicano.
Citando vivencias sobre personas que vivieron en carne propia la guerra, cuentan que el gobierno mandó quemar todos los documentos de la iglesia,incluidas la Fe de bautizo de todas las personas. Fue una guerra muy tortuosa. Finalmente, a diferencia muchos grupos armados durante la revolución y antes, durante el siglo XIX, el mercado estadounidense de armas estuvo —al menos formalmente-- cerrado para este grupo, por lo que no pudieron adquirir armas o municiones y debían depender de armamento anticuado (mucho de él excedente de la Revolución de 1910-1917) y operar con muy escasa munición.

El ejército «consustancial con el gobierno» en el México de entonces «consideraba a la Iglesia como su adversaria personal. Agente activo del anticlericalismo y de la lucha antirreligiosa, hizo su propia guerra, su guerra religiosa. El general Eulogio Ortiz mandó fusilar a un soldado, en el cuello del cual vió un escapulario. Algunos oficiales llevaban sus tropas al combate al grito de ¡Viva Satán!» (Meyer I,146).
En 1928, luego de una reforma de la Constitución de 1917 y a pesar de que la Revolución mexicana había iniciado al grito de "sufragio efectivo, no reelección", el ex presidente Álvaro Obregón contendió como candidato virtualmente único en las elecciones presidenciales. El Grupo Sonora, se pensaba en ese entonces, repetiría la fórmula seguida 40 años antes por el grupo Oaxaca, encabezado por Porfirio Díaz, para reformar paulatinamente la Constitución. Se decía, sin embargo, que Obregón —a diferencia de Calles— no tenía interés en continuar con el conflicto, por lo que llegaría a un acuerdo para acabar con la guerra. Obregón, sin embargo fue asesinado por José de León Toral en el restaurante "La Bombilla" en el Distrito Federal. Obregón había acudido ahí a participar de un desayuno ofrecido por los legisladores del bloque parlamentario que le apoyaba.

A mediados de 1928 los cristeros, unos 25.000 hombres en armas, «no podían ya ser vencidos, dice Meyer, lo cual constituía una gran victoria; pero el gobierno, sostenido por la fuerza norteamericana, no parecía a punto de caer» (I, 248). En realidad, la posición de los cristeros era a mediados de 1929 mejor que la de los federales, pues, combatiendo por una Causa absoluta, tenían mejor moral y disciplina, y operando en pequeños grupos que golpeaban y huían -piquihuye-, sufrían muchas menos bajas que los soldados callistas. Después de tres años de guerra, se calcula que en ella murieron 25.000 o 30.000 cristeros, por 60.000 soldados federales.

En enero de 1929, el embajador norteamericano Morrow -que insistía al gobierno y a la prensa para que no hablasen de cristeros sino de «bandidos» (I,301)- estimaba improbable pacificar el Estado «antes de que se solucione la cuestión religiosa». En febrero los mismos políticos veían el panorama muy oscuro, y un senador decía en un discurso a sus colegas: «¿Es que nuestros soldados no saben combatir rancheros, o no se quiere que se acabe la rebelión? Pues dígase de una vez y no estemos echando más leña. No se olviden ustedes de que con tres Estados más que se levanten de veras, ¡cuidado con el Poder Público, señores!» (I,285).

A mediados de 1929 se veía ya claramente que, al menos a corto plazo, ni unos ni otros podían vencer. Sin embargo, en este empate había una gran diferencia: en tanto que los cristeros estaban dispuestos a seguir luchando el tiempo que fuera necesario hasta obtener la derogación de las leyes que perseguían a la Iglesia, el gobierno, viéndose en bancarrota tanto en economía como en prestigio ante las naciones, tenía extremada urgencia de terminar el conflicto cuanto antes. Eran, pues, éstas unas favorables condiciones para negociar el reconocimiento de los derechos de la Iglesia.

Las negociaciones.
Desde mediados de 1927 estuvo al mando supremo de los cristeros el general Gorostieta, militar de carrera, a quien iban llegando de cuando en cuando rumores de posibles arreglos entre la Iglesia y el Estado, a espaldas de la Guardia Nacional cristera.

El 2 de junio de 1929 el general Gorostieta, que se oponia al finalizar la guerra hasta que el gobierno no aceptara todas las condiciones de la Iglesia Católica, fue asesinado en una emboscada por los callistas, y le sucedió al frente de la Guardia Nacional el general Degollado.
Al llegar a Emilio Portes Gil, comenzó una larga negociación, en la que participó como mediador, el recién llegado embajador estadounidense Dwight Morrow. Por su parte, la Santa Sede designó al todavía Obispo de Tabasco Pascual Díaz Barreto, como secretario del Comité Episcopal nombrándolo "intermediario oficial" para solucionar el conflicto Iglesia-Estado. Junto con el delegado apostólico Señor Leopoldo Ruiz y Flores, se entrevistaron con el presidente, Lic. Emilio Portes Gil, para llegar a un acuerdo el 21 de junio de 1929 sobre la cuestión religiosa.

Se dio así la entrevista de los jefes Cristeros y el jefe de Operaciones Militares del Estado de Colima el 21 de Junio de 1929.
Se logró un acuerdo de amnistía general para todos los levantados en armas que quisieran rendirse. Se acordó devolver las casas curales y episcopales, y evitar mayores confrontaciones en lo sucesivo. Sin embargo, para ese entonces existía una profunda división en el seno de la Iglesia en México.
La historia de los Arreglos alcanzados en junio de 1929 es tan triste que haremos de ella una referencia muy breve, ateniéndonos sobre todo a la documentada información que López Beltrán ha dado recientemente del asunto. Mons. Ruiz y Flores, Delegado Apostólico ad referendum, escogió como secretario para negociar a Mons. Pascual Díaz y Barreto, el «único Obispo que había mostrado decidido empeño en lograr una transacción con los callistas» (Lpz. Beltrán 499).

Ambos fueron traídos de los Estados Unidos a México, incomunicados en un vagón de tren, por el embajador norteamericano Dwight Whitney Morrow, banquero y diplomático, protestante y masón, cómplice de Calles y del presidente Portes Gil. Ya en la ciudad de México continuaron incomunicados en la lujosa residencia del banquero Agustín Legorreta. No recibieron ni a los Obispos mexicanos ni a un enviado de la Liga. Tampoco quisieron recibier al Obispo Miguel de la Mora, secretario del Subcomité Episcopal, que mandó aviso a Mons. Flores de que «tenía grandes y urgentes cosas que comunicarle, y que no fuera a pactar nada sin antes oírlo». Las puertas de aquella casa, en esos días, sólo estuvieron abiertas «para Morrow, para los sacerdotes extranjeros: Wilfrid y Parsons y Edmundo Walsh, S.J. [experto en política internacional de la universidad de Georgetown], para Cruchaga Tocornal, el embajador de Chile, y para otros extranjeros. Para los extraños. No para los mexicanos» (Lpz. Beltrán 516).

Puede afirmarse, pues, que los dos Obispos de los Arreglos con Portes Gil no cumplieron las Normas escritas que Pío XI les había dado, pues no tuvieron en cuenta el juicio de los Obispos, ni el de los cristeros o la Liga Nacional; tampoco consiguieron, ni de lejos, la derogación de las leyes persecutorias de la Iglesia; y menos aún obtuvieron garantías escritas que protegieran la suerte de los cristeros una vez depuestas las armas.

Sólamente consiguieron del Presidente unas palabras de conciliación y buena voluntad, y unas Declaraciones escritas en las que, sin derogar ley alguna, se afirmaba el propósito de aplicarlas «sin tendencia sectaria y sin perjuicio alguno». Así las cosas, los dos Obispos, convencidos por el embajador norteamericano Morrow de que no era posible conseguir del Presidente más que tales Declaraciones, y aconsejados por Cruchaga y el padre Walsh, que las «creían suficientes», aceptaron este documento redactado personalmente en inglés por el mismo Morrow:

«El Obispo Díaz y yo hemos tenido varias conferencias con el C. Presidente de la República... Me satisface manifestar que todas las conversaciones se han significado por un espíritu de mutua buena voluntad y respeto. Como consecuencia de dichas Declaraciones hechas por el C. Presidente, el clero mexicano reanudará los servicios religiosos de acuerdo con las leyes vigentes. Yo abrigo la esperanza de que la reanudación de los servicios religiosos [expresión protestante, propia de Morrow, su redactor] pueda conducir al Pueblo Mexicano, animado por un espíritu de buena voluntad, a cooperar en todos los esfuerzos morales que se hagan para beneficio de todos los de la tierra de nuestros mayores. México, D.F. Junio 21 de 1929.-Leopoldo Ruiz, Arzobispo de Morelia y Delegado Apostólico» (Lpz. Beltrán página 527).

Las leyes vigentes, por supuesto, eran aquéllas que habían desencadenado la Cristiada. ¿Para derogar aquellas leyes vigentes habían muerto inútilmente veinte o treinta mil cristeros?.

La fractura afectaba desde la cúpula episcopal hasta los laicos. Entre los obispos, la mayoría estaba a favor de un acuerdo con el gobierno, pero habían tres, muy combativos, opuestos al acuerdo. El más decidido de los obispos en contra del acuerdo fue monseñor Leopoldo Lara y Torres, obispo de Tacámbaro en Michoacán. En el otro extremo, presionando para que se lograra un acuerdo con el gobierno, se encontraban los obispos de la Ciudad de México José Mora y del Río y de Tabasco Pascual Díaz Barreto S.J.

Más importantes, acaso, que las divisiones fueron las consecuencias que el conflicto y el desempeño de los laicos católicos vinculados a la Liga tuvieron para marcar el futuro de las relaciones entre laicos y obispos en el seno de la Iglesia católica en México. Como consecuencia de la ruptura entre la Liga Nacional para la Defensa de la Libertad Religiosa y los obispos mexicanos, estos últimos desarrollaron una política de creciente centralización y control de las actividades de los laicos católicos mexicanos por medio de la Acción Católica Mexicana.
En todo caso, la Liga y la mayoría de los efectivos de los ejércitos cristeros no aceptaron el acuerdo, así que estimaciones de personajes cercanos a la Liga señalan que de unas 50 mil personas involucradas directa o indirectamente en las acciones militares, sólo 14 mil depusieron las armas, aunque estas cifras han sido motivo de debate.

Bajo la fuerte presión del gobierno de Estados Unidos, que a su vez respondía a las peticiones repetidas de obispos y laicos católicos en ese país, el presidente Portes Gil anunció que la Iglesia católica se sometería a la ley sin que la Constitución sufriera alguna modificación. A partir de ese momento, sin embargo, el país entró en lo que investigadores de la relación Iglesia-Estado en México han calificado como un periodo de "relaciones nicodémicas", en referencia a Nicodemo, el fariseo que se acercaba a Jesús de noche (de ahí el término nicodemo, "el que viene de noche"). Otros calificaron a este periodo, que se extendería hasta 1929, como un "modus vivendi", un modo de vivir, en el que el Estado renunciaba a la aplicación de la ley y la Iglesia renunciaba a exigir sus derechos. Estas relaciones nicodémicas o modus vivendi debieron enfrentar, sin embargo un severo momento de prueba cuando Calles, presionado por los efectos devastadores de la crisis de 1929 pronunció el así llamado Grito de Guadalajara.

El embajador estadounidense Morrow y Portes Gil, el 27 de junio de 1929, dieron un gran banquete al presidente Portes Gil, el cual a los postres habló :

«a sus reverendos hermanos»:
«Mientras el clero fue rebelde a las Instituciones y a las Leyes, el Gobierno de la República estuvo en el deber de combatirlo... Ahora, queridos hermanos, el clero ha reconocido plenamente al Estado. Y ha declarado sin tapujos: que se somete estrictamente a las Leyes (aplausos). Y yo no podía negar a los católicos el derecho que tienen de someterse a las Leyes... La lucha [sin embargo] es eterna. La lucha se inició hace veinte siglos…. mientras yo esté en el Gobierno, se cumplirá estrictamente con esa legislación (aplausos).
«En México, el Estado y la masonería, en los últimos años, han sido una misma cosa: dos entidades que marchan aparejadas, porque los hombres que en los últimos años han estado en el poder, han sabido siempre solidarizarse con los principios revolucionarios.» (+Lpz. Beltrán páginas 540-541).

En ese Grito, 21 de julio de 1934, Calles - en su oficiosa condición de "jefe máximo de la Revolución mexicana" - hacía un llamado para que Revolución, triunfante en lo militar, se trasladara a partir de ese momento al ámbito de la conciencia, de la educación y, de manera más específica, de la educación de los niños. El Grito de Guadalajara marcó el inicio de una serie de reformas al sistema educativo mexicano que culminaron con el proyecto de la así llamada "educación socialista".
Las tensiones creadas por el Grito fueron de tales dimensiones que, una vez más, se organizaron una serie de movilizaciones que, por su magnitud son conocidas como "La Segunda", es decir, la Segunda Cristiada, aunque en esta ocasión no hubo fracturas en el seno del episcopado.
No sólo eso. Desde Roma, el Papa Pío XI, consternado ante lo que parecía el inicio de un nuevo ciclo de violencia en México, publicó la encíclica Acerba Animi en septiembre de 1932.

A pesar de las tensiones generadas por el Grito de Guadalajara, el gobierno mexicano contribuyó a esta fórmula de relaciones nicodémicas decidiéndose a no aplicar la legislación en materia de cultos, a moderar las reformas en materia educativa (la así llamada "educación socialista" era un lejano recuerdo ya para finales de la década de los cuarenta), pero sobre todo a centralizar, una vez más en la figura del presidente, el manejo de la relación con la Iglesia, con lo que se evitaban nuevos episodios de radicalización a cargo de gobernadores como sucedió en Tabasco con Tomás Garrido Canabal.

Esta decisión fue correspondida por la Iglesia. Los obispos mexicanos "ungieron" al arzobispo de México como interlocutor oficioso con las autoridades federales (los obispos del país no se pronunciarían en materias de política nacional, dejando cualquier opinión en manos del arzobispo de México). No sólo eso, México fue uno de los pocos países del mundo en el que el delegado apostólico fue un obispo del propio país. Esto fue así en el periodo 1927-1951. Durante este tiempo, la representación de la Santa Sede en México fue ejercida sucesivamente por los arzobispos Pascual Díaz Barreto (de la ciudad de México de 1929 a 1936), Leopoldo Ruiz y Flores (de Morelia de 1936 a 1941) y Luis María Martínez (de la ciudad de México de 1941 a 1951).

El capellán de los cristeros de Colima, padre Enrique de Jesús Ochoa, en Los cristeros del volcán de Colima, cuenta que «lloró de verdad el mismo Señor Ruiz y Flores cuando se vió burlado, cuando miró el fracaso de aquellos Arreglos, "si arreglos pueden llamarse", según él mismo dijo, escribiendo de su puño y letra (el 1º de agosto de 1929)».

Y añade: «Yo mismo he visto llorar al Papa [Pío XI] cuando trata el asunto de los arreglos de México: L’ho veduto piàngere, decía el Cardenal Boggiani al vicepresidente de la Liga Nacional, don Miguel Palomar y Vizcarra; y al que esto escribe, en Roma el año 1930» (+Lpz. Beltrán página 517).
La Iglesia Católica era atacada en Europa y en América, con un intento de destruirla en los países más católicos y donde había mayoria católica, Rusia, España, México.
Al hacerlo así, se constituyó en México lo que distintos analistas de las relaciones Estado-Iglesia han calificado como un modus vivendi, un "modo de vivir" entre las autoridades civiles que optaban por no aplicar las leyes y las autoridades religiosas que decidieron no disputar de manera pública las condiciones que les habían sido impuestas.

Durante este periodo, las relaciones Iglesia-Estado en México oscilaron de buenas con Manuel Ávila Camacho, el primer presidente en mucho tiempo en declararse públicamente como católico, a excelentes con Miguel Alemán (monseñor Luis María Martínez se convirtió en una figura omnipresente en las giras y actividades públicas del presidente veracruzano), a ser de colaboración con Adolfo López Mateos (quien logró que en su campaña presidencial de 1958 un sacerdote en el de Zacatecas--Antonio Quintanar, párroco de Tlaltenango--pronunciara, a pesar del artículo 130, un discurso apoyando su candidatura el 1 de febrero de ese año), a tensas con Luis Echeverría Álvarez y finalmente a insostenibles con José López Portillo, quien debió asistir--acaso sin reconocerlo--a los "funerales públicos" del modus vivendi y la legislación entonces vigente en México. Lo que es más, los "funerales" fueron presididos por el entonces recién electo Papa Juan Pablo II.

Juan Pablo II acudió a México, en enero de 1979, a inaugurar la tercera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Puebla, México. Sin embargo, su viaje motivó una serie de espontáneas expresiones de apoyo y alegría por su presencia en la capital del país, que hicieron impensable la aplicación de lo dispuesto por el artículo 130 de la constitución y sus leyes reglamentarias, en materia de expresiones de culto público.

En los próximos años, la Iglesia, especialmente los líderes de la Conferencia del Episcopado Mexicano como Ernesto Corripio Ahumada, lanzaron una serie de retos a la legislación vigente en el país que culminaron en 1992. Fue entonces cuando el presidente Carlos Salinas de Gortari promovió una serie de reformas a los artículos 3, 5, 27, 28 y 130 de la Constitución, apoyadas por una abrumadora mayoría de diputados y senadores del Congreso electos por los tres principales partidos políticos de México (Partido Revolucionario Institucional, Partido Acción Nacional y Partido de la Revolución Democrática). El siguiente paso ocurrió cuando se reanudaron, luego de más de un siglo de estar interrumpidas, las relaciones diplomáticas entre México y la Santa Sede para dar paso, finalmente, a la promulgación de nuevas leyes reglamentarias de las relaciones Estado-iglesias.
En 1993 el gobierno de México concedió a la Iglesia un precario reconocimiento legal como asociación religiosa, y reestableció sus relaciones diplomáticas con la Santa Sede.

La nueva legislación otorga personalidad jurídica a las iglesias y devolvió parcialmente los derechos políticos a los así llamados "ministros de culto", que ahora pueden votar. Sin embargo, la legislación mexicana aún desconoce el derecho de los "ministros de culto" a ser votados, además de que impone mecanismos muy restrictivos para el ingreso de personal religioso extranjero a México. La personalidad jurídica de las iglesias está limitada también en lo que hace a su capacidad para ser propietarias de bienes inmuebles y especialmente para ser propietarias u operar medios de comunicación electrónicos.

La guerra cristera dejó una huella profunda en la vida pública mexicana. En un sentido, dejó en clara la disposición de grupos de laicos dentro de la Iglesia a confrontarse con los líderes de ésta. Las autoridades civiles debieron reconocer la imposibilidad práctica del modelo de relaciones Estado-Iglesia definido por la original Constitución de 1917. Los líderes formales del catolicismo mexicano, especialmente sus obispos, fueron obligados a desarrollar estrategias autónomas de organización y financiamiento de sus actividades. Este modelo, sin paralelo en América Latina, ha hecho del catolicismo mexicano un caso atípico cuando se le compara con las experiencias del catolicismo en el resto de hispanoamérica.
En México en el siglo XX se calcula que cerca de 300 mil muertos, la mayoría de ellos civiles católicos mártires dejó como secuela la «guerra cristera».

REY DE NUESTRA PATRIA.

¡VIVA CRISTO REY!

¡VIVA SANTA MARIA DE GUADALUPE!

Dios, Patria y Libertad».