SAGRADA FAMILIA.

SAGRADA FAMILIA.
FELIZ NAVIDAD 2020 !! Y UN BUEN AÑO 2021!! SAGRADA FAMILIA, JESUS, MARIA Y JOSE.

SOCIAL CRISTIANOS.

SOCIAL CRISTIANOS.

miércoles, 8 de diciembre de 2021

 PROFECIA SOBRE EL FINAL DE ESTE TIEMPO ESTA CERCA.

REGRESO DE ISRAEL Y EL FIN DE LA DISPERSION DEL PUEBLO JUDIO HEBREO.

LA BIBLIA.

DANIEL. CAPITULO 12. 

Y dijo uno al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el fin de estas maravillas? Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos, que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo. Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo, todas estas cosas serán cumplidas. Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿Cuál será el fin de estas cosas? Él respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin. 10 Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán. 11 Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días. 12 Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días. 13 Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días.

LA PROFECIA DE DANIEL FUE APROXIMADAMENTE EN EL AÑO 550 A.C, SI SUMAMOS 2500 AÑOS (TIEMPO, TIEMPO YLA MITAD DE UN TIEMPO), LLEGAMOS AL AÑO 1942 D.C, CUANDO LA DISPERSION DEL PUEBLO DE ISRAEL TERMINA Y VUELVE A LA TIERRA SANTA, PROMETIDA.-

PROFECIA DE LAS 70 SEMANAS.

DANIEL. CAPITULO 9:

24 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. 25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. 26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. 27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.

SI SUMAMOS EL AÑO DE REGRESO DE ISRAEL A LA TIERRA SANTA, PROMETIDA, EL INICIO DEL ESTADO DE ISRAEL, AÑO 1948 + 70 AÑOS (70 SEMANAS) + 7 (SEMANAS) + 2 (SEMANAS) = 2027 D.C.- 

Cada semana equivalen a un año solar hebreo judío.

AÑO 2027 COMIENZO DEL INICIO DEL GOBIERNO DEL ANTICRISTO, QUE NO DURARA MUCHO TIEMPO PERO SERA TERRIBLE PARA LOS CRISTIANOS EN ESPECIAL.- ESTE LIDER ES EL DRAGON ROJO, CHINA COMUNISTA, XI XI PING.- GOBERNARAN EL MUNDO, LA HUMANIDAD, JUNTO CON LA BESTIA, UN LIDER MILITAR, Y EL FALSO PROFETA, UN LIDER RELIGIOSO, LA TRINIDAD MALIGNA.-666.- EL OBJETIVO ES ENGAÑAR A LOS CRISTIANOS Y A TODA LA HUMANIDAD PARA QUE LO SIGAN Y HAGAN LO QUE EL QUIERE.- QUIENES SE DEJEN COLOCAR LA MARCA, EL NOMBRE O EL NUMERO EN LA MANO O FRENTE, SERAN SEGUIDORES DEL ANTICRISTO Y AL FINAL SERAN DESTRUIDOS CON EL.-

lunes, 3 de mayo de 2021

¿QUÉ ES EL SOCIALCRISTIANISMO?.

¿QUE ES EL SOCIAL CRISTINISMO?.


EL SOCIAL CRISTIANISMO.

 

1. EL HUMANISMO CRISTIANO

2. PRINCIPIOS Y VALORES.

3. LOS ORDENAMIENTOS.

El ordenamiento social: LOS ORGANISMOS INTERMEDIOS

El ordenamiento político: LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA

El ordenamiento económico: LA ECONOMIA SOCIAL DE MERCADO

4. SER SOCIAL CRISTIANO ES TENER UNA ACTITUD DE ARMONÍA FRENTE A LA VIDA

La responsabilidad individual y colectiva como base del progreso El amor como doctrina o la negación de la violencia El reconocimiento del éxito como valor de conducta o la negación de la envidia El optimismo como catalizador del cambio o la negación del pesimismo. La concertación como alternativa a la confrontación La solidaridad como respuesta a la indiferencia La propuesta como expresión de la protesta

5. NUESTRA VISION.

 6. NUESTRA MISION PARTIDO SOCIALACRISTIANO.

 

1. EL HUMANISMO CRISTIANO.

El hombre fue creado por Dios a su imagen y semejanza y lo colocó en la tierra para su desarrollo personal y realización en sociedad. Todo ser humano tiene derecho de habitar en el planeta y usufructuarlo. En tales hechos se origina el derecho a la vida y la búsqueda del bien común. Constituye un derecho igualmente inalienable su aspiración a contar con un trabajo digno, haciendo suyos sus frutos y adquiriendo propiedad para sí y para sus herederos. El creador dotó a cada persona de Dignidad. El humanismo cristiano establece que todas y cada una de las personas somos seres humanos únicos e irrepetibles y que nos reconocemos iguales por haber sido creados a imagen y semejanza de Dios. Por ello, consideramos a la persona como el centro de la sociedad y como un ser anterior y superior al Estado y al que la economía debe servir. Reconocemos en cada persona derechos fundamentales que respetar. Las personas somos seres sociales. Nacemos en una familia, vivimos en una comunidad, participamos de múltiples organizaciones a lo largo de nuestras vidas. Algunas de esas instituciones, como la familia son organizaciones naturales. La consideramos la base fundamental de la sociedad porque allí se forja la personalidad y allí construye el ser humano las relaciones interpersonales que lo signan por siempre. Otras, son instituciones jurídicas que representan imperfectamente a la sociedad. A unas y otras las denominamos Organismos Intermedios. La vida en sociedad exige la vigencia de un orden en las relaciones humanas que permita la convivencia en paz y armonía. Para cumplir tales propósitos los seres humanos ceden parte de su libertad individual en un contrato social que contiene las reglas que constituyen los ordenamientos social, político y económico. Dichos ordenamientos que deben ser respetados por todos sin excepción son administrados por un ente que representa a la sociedad y que se denomina Estado. Como es lógico, en la medida que las instituciones jurídicas representan a mayores grupos humanos, se van alejando de la base de la sociedad. Por ello, es necesario que el poder sea descentralizado y compartido. Los socialcristianos ordenamos ese poder en base al principio de subsidiariedad que indica que, no haga el organismo mayor lo que puede hacer el menor. La evolución y desarrollo de las personas se sustenta en el ejercicio de la libertad. Sin embargo, la evolución de la especie humana ha provocado desigualdades que impiden el desarrollo de algunos segmentos de la sociedad. Esa situación genera la obligación moral de los más fuertes de asistir a los más débiles en ejercicio del principio de solidaridad, que en ningún caso limita la libertad individual. Cuando la sociedad no acude en forma directa en auxilio de los más necesitados, el Estado tiene la obligación de hacerlo en ejercicio del principio de suplencia. Adicionalmente, los desequilibrios sociales deben ser superados mediante la aplicación de criterios de justicia social. La justicia social es la búsqueda del bienestar general del cuerpo común del que todos formamos parte. Ello constituye el bien común. Así, para los social cristianos la justicia social es la búsqueda del bien común, es decir, la realización de todas y cada una de las personas. Así como no podría afirmarse que una persona está sana si tiene algunos órganos enfermos; no se entiende el bienestar general si algunos y peor, si muchas personas no gozan de tal bienestar. El progreso del hombre se produce en espiral, aquello significa que existen períodos de franco progreso y otros en los cuales se cometen nuevos errores que aparentan retroceso pero que como etapa sitúan al hombre en un estadio superior. El proceso como conjunto implica la evolución de la persona individual y el progreso de la comunidad como generación, de ahí que exista una responsabilidad individual y una generacional que compete a cada persona. La responsabilidad solidaria es por tanto irrenunciable para la persona que vive en sociedad, más aún es deseable en la medida que se comprenda que genera una sinergia evolutiva entre el que da y el que recibe. Por ejemplo: las empresas requieren de los consumidores para la colocación de sus productos, los cuales a su vez requieren tener capacidad adquisitiva, la que se origina en el fruto de su trabajo, ejercido principalmente en las empresas. De ahí las cualidades dignificada el hombre y dinamizadoras de la economía que tiene el trabajo; las primeras porque le permiten cubrir parte de su responsabilidad solidaria con la sociedad y las segundas porque viabilizan el flujo de bienes y financiero. Por ello la tensión empresario – trabajador no debiera devenir en conflicto sino en concertación para lograr el efecto sinérgico del esfuerzo de ambos en aras del progreso social. El mundo actual es uno abierto, global e interdependiente. Valoramos el proceso de la mundialización porque permite la libre movilidad de las personas, bienes y capitales, acerca el conocimiento a mayores segmentos de población, rompe distancias entre los pueblos y reduce el tiempo necesario para equilibrar los niveles de desarrollo de los países. Ese proceso debe permitir no sólo el reequilibrio de las sociedades sino también al interior de éstas de sus clases sociales. El tránsito de sociedades cerradas a sociedades abiertas debe ser gerenciado de cara a los valores permanentes y a los principios universales. La utilización de la ciencia al servicio de los objetivos descritos es imprescindible. En ese sentido, instrumentos como el planeamiento estratégico, la comunicación en tiempo real, la cibernética, la biotecnología y las ciencias económicas y sociales deben responder y ser aplicadas para el servicio del hombre. Como previsiblemente la ciencia y la tecnología modificarán las formas tradicionales de producción y permitirán mayor disponibilidad del tiempo individual y colectivo, constituye un desafío y una oportunidad destinar el tiempo al desarrollo espiritual y al cultivo del alma. El impulso a la cultura, al arte, al deporte y el fortalecimiento de la familia por la mayor presencia de sus integrantes en el hogar deben ser privilegiados.3 Rescatamos el valor integral de la mundialización y en cambio consideramos insuficiente la noción puramente economicista de la globalización, entendida exclusivamente como la apertura comercial y libre tránsito de capitales. Por ello, en medio de esta realidad mundial contemporánea, reconocemos el valor de la universalización de los derechos humanos y los mecanismos internacionales de protección, pero, rechazamos la pretensión de homogeneizar culturalmente todo el universo. Creemos en la identidad de las naciones y dentro de ellas en la convivencia armónica de identidades, costumbres y tradiciones locales. Es indispensable, sin embargo, construir un proyecto nacional común para lograr la evolución armónica y superar el conflicto de las civilizaciones que tiende a dividir el mundo y a las naciones y que amenaza la paz. Todas las formas de intolerancia y violencia, especialmente las expresiones del terrorismo nacional o internacional merecen nuestro repudio y deben ser combatidas hasta su total erradicación. Los partidos y en especial los social cristianos tenemos la obligación de proponer a nuestros compatriotas el diseño y construcción de una visión que recoja nuestras creencias y nuestras esperanzas. Ese sueño debe convertirse en el plano de referencia para hacer de nuestra Nación un modelo humanista de convivencia. Finalmente, es necesario mencionar que para lograr el éxito requerimos que nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra alma, es decir, la unidad física y espiritual que somos, se ponga al servicio de nuestro objetivo supremo que es la realización del ser humano.

2. PRINCIPIOS Y VALORES.

 Los valores socialcristianos tienen el carácter de permanentes y tienen como propósito orientar la conducta de las personas de tal forma que la sociedad viva y alcance sus objetivos de evolución en paz y armonía. Los principales valores son:

LIBERTAD: Es el ejercicio de la voluntad individual en un marco de respeto al prójimo con quien compartimos nuestro objetivo de vivir en paz y armonía. Los socialcristianos consideramos que nadie tiene la potestad de coactar la libertad del otro, aun invocando razones que se consideren muy loables. Sin embargo, sí consideramos que la libertad individual es limitada por valores que norman la conducta humana. Por ello, el principal límite subjetivo es la responsabilidad individual, es decir, el ejercicio ético de la libertad, y el objetivo el derecho y la libertad de los demás.

JUSTICIA: Entendida ésta en su triple carácter, Conmutativa, Distributiva y Social. Conmutativa que quiere decir, en la relación entre individuos y grupos, darle a cada uno lo que le corresponde en justa equivalencia; Distributiva que es la obligación de toda autoridad –estatal o social– de regular los beneficios y las cargas de las personas en proporción a su aporte al bien general y a sus necesidades y social cuando quiere corregir las desigualdades que ha embalsado la sociedad y procurar el bien común.

IGUALDAD : En razón de estar dotados de dignidad y haber sido creados por Dios a su imagen y semejanza, todos los seres humanos nos reconocemos como iguales. Esa igualdad tiene que reflejarse en todas nuestras relaciones. Por ello, se reconoce el principio de igualdad ante la ley para todas las personas, sin distinción de raza, sexo, credo, edad o situación económica o social. El lado activo del principio de igualdad es la eliminación de todas las formas de discriminación. Pero, el concepto más enriquecedor y comprensivo para la persona humana es la igualdad de oportunidades, es decir, permitir que los seres humanos en pie de igualdad, desarrollen a plenitud sus capacidades diferenciadas y el máximo de su libertad. Somos impulsores de oportunidades para el ser humano, especialmente a través del pleno acceso a la educación, a la salud y al trabajo, como medios de realización personal.

SUBSIDIARIEDAD: Principio de ordenamiento de la vida en sociedad, que determina que no haga el ente mayor lo que puede hacer el menor. Que no haga el estado lo que puede hacer la familia; que no haga el gobierno central lo que puede hacer el gobierno local o regional; que no haga el Estado lo que puede hacer el sector privado. 

SUPLENCIA: Principio complementario al de subsidiariedad que significa que el ente mayor debe hacer lo que no puede hacer el menor. Por ejemplo, la seguridad nacional es una responsabilidad del Estado porque no es razonable que sea atendida por cada persona por razones de riesgo o carencia de rédito directo.

SOLIDARIDAD: Es el principio que preconiza la identificación de la persona con otras personas en situación de necesidad, y en razón de esa identificación, prestar la ayuda necesaria para cubrir total o parcialmente sus necesidades.

UNIVERSALIDAD: Indica que todos los valores y principios son de aplicación en todo el mundo, son aplicables a todas las personas y lo son en todo el tiempo.

PLURALISMO: Importa el respeto a las distintas formas de organización de los grupos humanos en todos los campos de la vida. En el campo religioso, por ejemplo, supone el respeto por todas y cada una de las religiones; en el campo económico, supone el reconocimiento de las diversas formas de propiedad y de empresa y en el campo político, la coexistencia de partidos políticos de concepciones diferentes, aunque respetuosos de las normas básicas de convivencia en sociedad.

3. LOS ORDENAMIENTOS EL ORDENAMIENTO SOCIAL:

Los seres humanos, en tantos seres sociales integramos sociedades naturales. Otras instituciones son creaciones jurídicas o formales que representan imperfectamente a las organizaciones naturales, pero facilitan el ordenamiento social, político y económico. Así, la familia es la organización natural, su correlato jurídico es el matrimonio. La ley regula un conjunto de relaciones jurídicas que derivan de la familia como la paternidad y maternidad, la filiación, la convivencia, etc. El vecindario es la organización natural, su correlato jurídico es el municipio. La ley regula un conjunto de relaciones jurídicas, como la participación vecinal. La sociedad es la organización natural su correlato jurídico es el Estado. A todas las organizaciones naturales o jurídicas que existen entre la persona humana y el Estado se denominan “ORGANIZACIONES INTERMEDIAS”. El social cristianismo promueve la participación de las personas en los diversos organismos intermedios como una forma de acercar el Estado a la sociedad. Por ello, los colegios profesionales, los sindicatos, las asociaciones de padres de familia, los gremios empresariales, las redes de consumidores, las organizaciones para la protección del medio ambiente son interlocutores válidos de la sociedad con el Estado y deben ser promovidos. Para una convivencia ordenada de todas esas instituciones debe aplicarse el principio de subsidiariedad.


ORDENAMIENTO POLITICO.

El socialcristianismo preconiza la democracia representativa. Ello implica:

A. El fortalecimiento de la institucionalidad porque es la mejor forma de organizar las cuotas de libertad cedidas por los ciudadanos.

B. La descentralización porque es la mejor forma de acercar el poder al ciudadano. El estado sirve mejor al ciudadano mientras más fiscalizables sean sus actos y mejor controlados sus recursos.

C. La integración en el proceso de globalización internacional porque permite al ciudadano ejercer plenamente su libertad, aprovechar las oportunidades que brinda el progreso y potenciar su creatividad y eficiencia para alcanzar mejores niveles de vida.

La mundialización que implica una gobernanza basada en la igualdad, el respeto, la asociación y la cooperación entre estados. Sin perjuicio de ello, respeta las formas de democracia participativa, normada por la Constitución o la ley y aquellas necesarias para convertir la globalización en mundialización.


ORDENAMIENTO ECONOMICO.

El socialcristianismo promueve la Economía Social de Mercado. El término fue acuñado por Alfred Muller Armack, Ministro de Finanzas Alemán en 1948. Su origen Declaración de Guadalajara ODCA – 2004.  fue el orden de liberalismo de la escuela de Friburgo que se fundamentaba en la propiedad privada de los medios de producción y en la formación libre de los precios del mercado. Pero, reconociendo que el orden competitivo no se da naturalmente, y que por tanto debe ser organizado como un programa estatal a través del ordenamiento jurídico. Muller Armack, propulsor de la Economía Social de Mercado puso énfasis en la política social y en los principios que permiten el funcionamiento de la economía en un mercado de competencia. Se reconoce que la Economía Social de Mercado: “Es economía porque pretende solucionar las necesidades de producción y distribución de bienes en una sociedad. Es social porque tiene como finalidad alcanzar la expansión y satisfacción de todos los habitantes del país y no de un grupo o sector de él. Es mercado, porque regula el proceso económico apoyándose en la iniciativa de los factores de producción y en la libertad de los consumidores para satisfacer sus necesidades.

La Economía Social de Mercado:

 a) Establece que para alcanzar bienestar es necesario promover crecimiento y éste se sustenta en la inversión. La inversión es a su vez, ahorro, es decir, consumo diferido. Por eso, el crecimiento sano es el que estimula el ahorro y la inversión y no las políticas coyunturales basadas en el estímulo artificial del consumo.

b) Considera que la mejor forma de generar eficiencia en la economía es estimulando la competencia y la libre fijación de precios en el mercado. Por ello, entiende que la economía está al servicio del consumidor.

c) Induce, sin embargo, a la responsabilidad social de los empresarios, para reducir precios o evitar el aumento de éstos, así como para asumir compromisos en defensa del medio ambiente y la viabilidad social.

 d) Reconoce que corresponde a la política estatal redistribuir el ingreso a través de la inversión social, pagos compensatorios de cargas sociales y eventuales, selectivos y temporales subsidios directos o subvenciones.

e) Admite una intervención promotora del Estado para impulsar el ahorro, difundir la propiedad, expandir el desarrollo tecnológico y promover algunas actividades altamente generadoras de empleo. La evolución del mundo económico en los años recientes, obliga a la Economía Social de Mercado a dar respuestas a las necesidades de la globalización, tales como información suficiente y oportuna, asimilación de nuevas tecnologías, asimilación de buenas prácticas corporativas y transparencia en las transacciones. **

Según Hugo Yaconi. En mérito a esos requerimientos, formulamos una síntesis de principios constituyentes y reguladores de la Economía Social de Mercado que amplía la clásica lista de Muller y Eucken y proponemos un conjunto de principios a los que denominamos promotores. Ese conjunto de principios define la Economía Social de Mercado. Principios Constituyentes

a. El sistema de precios determinado por la libre interacción de oferta y demanda.

b. La definición del rol del Estado en base al principio de subsidiariedad

c. El libre acceso a los mercados

d. La propiedad privada de los medios de producción

e. La libertad contractual

f. La plena responsabilidad para que el camino hacia la rentabilidad transite solamente a través de un rendimiento equivalente lo que significa evitar toda forma de mercantilismo.

g. El pleno respeto a los equilibrios macroeconómicos: fiscal, monetario y cambiario.

h. La constancia en la política económica para disminuir el riesgo empresarial.

 i. La inserción en el proceso de globalización de las economías.

 

Principios Reguladores:

a. El control estatal de los monopolios, carteles y toda práctica monopólica u oligopólica de mercado lo que implica disolverlos en lo posible y manejar en forma análoga a la competencia a los inevitables.

b. La utilización de la inversión social como corrector de la distribución de ingresos.

c. La protección en el trabajo especialmente de la mujer y de los niños

d. La regulación de condiciones humanas de trabajo.

e. La fijación de un salario mínimo.

f. La protección del medio ambiente.

 g. El control estatal y la promoción de las buenas prácticas corporativas.

h. La eficiencia y transparencia en el ingreso y uso de recursos públicos.

 

Principios Promotores:

a. La promoción del ahorro, la inversión y la difusión y formalización de la propiedad privada.

b. La promoción de la innovación y desarrollo tecnológicos.

 c. La promoción de la pequeña y mediana empresa.

 

4. SER SOCIAL CRISTIANO ES TENER UNA ACTITUD DE ARMONÍA FRENTE A LA VIDA.

Las actitudes de las personas muchas veces condicionan los resultados de sus acciones. Una persona que emprende una tarea sin convencimiento, difícilmente logrará las metas que se ha trazado. En el Perú en los últimos años se ha producido un fenómeno de desencanto y pérdida de fe que nos ha convertido en un pueblo fatalista, altamente dependiente de los demás, siempre dispuesto a encontrar disculpas y explicaciones a su fracaso, resentido y contestaría. La actitud populista de algunos gobiernos ha impuesto además una actitud pasiva, dependiente de un estado paternalista. Esas actitudes no son propias de nuestra idiosincrasia sino más bien, producto de un trabajo político y filosófico de grupos de personas que no han tenido real confianza en las capacidades de los peruanos. Por eso, es necesario cuestionar esos patrones de conducta que afectan negativamente el destino del mundo y propiciar una nueva actitud frente a la vida.

Los social cristianos debemos liderar una actitud diferente, cuyas principales manifestaciones deben ser las siguientes:

1º) La responsabilidad individual y colectiva como base del progreso Nuestra convicción humanista nos lleva a considerar que el progreso es consecuencia del esfuerzo personal y colectivo, fruto del ejercicio responsable de la libertad individual. El sistema económico y el sistema político deben sustentarse en la responsabilidad individual y colectiva. El gran desafío es forjar una Nación con oportunidades para todos, para permitir que en ella, fluya el máximo de las capacidades y potencialidades de cada cual. La participación activa de las personas en los organismos intermedios es una forma de compartir las responsabilidades en el quehacer colectivo. Si cada cual, desde la familia cumple con el deber que le es propio, al Estado le quedan reservadas las tareas que le son inherentes en virtud del principio de suplencia. Se hará así realidad nuestra máxima “tanta libertad como sea posible, tanto Estado como sea necesario”. Igual ocurre con la democracia. Este es el sistema político que permite el funcionamiento más fluido de la sociedad, porque recurre al ciudadano para que defina sus puntos de vista, fundamentalmente a través de los procesos electorales. La entrega de poder a través del voto, no puede ser un acto ciego e irresponsable. Necesita de la madurez de ciudadanos que entregan parte de su libertad para que otro, en su nombre gobierne. A su vez, el ejercicio del poder reclama límites y una actitud ética que nace de la responsabilidad de los elegidos. El cumplimiento de la ley y de los deberes ciudadanos es una actitud que permite el real funcionamiento de un Estado de Derecho. La percepción que las personas somos sólo titulares de derechos pero no de deberes, debilita nuestro sistema político. La autoridad es legítima cuando, en el marco de la ley, impone disciplina y respeto. La democracia no significa debilidad ni desorden. La democracia necesita instituciones, que cumplan sus responsabilidades y funciones. La partidización de los entes estatales en cualquier nivel es una desnaturalización de los mismos. Los social cristianos aspiramos al poder para servir y no para servirnos de él. El populismo de Estado, es decir, el uso irresponsable de los escasos recursos públicos con fines electorales o de clientelismo político es un vicio que hay que erradicar en la sociedad. Los recursos estatales, siempre pequeños deben ser usados con transparencia y eficiencia, estableciendo nítidamente las prioridades y descartando otro destino. Finalmente, no hay democracia sin pleno respeto a las libertades de opinión y expresión que garantizan el pluralismo. Estas a su vez deben ser ejercidas con responsabilidad y apego a la verdad. Ser demócrata significa aceptar la crítica y el halago con igual modestia. Ser social cristiano supone aceptar la crítica con gratitud y el halago con modestia.

2º) El amor como doctrina o como negación de la violencia. Vivir en paz y armonía significa amar, es decir, expresar sin vergüenza un sentimiento que es natural al ser humano. Amar es ser tolerante y ser caritativo, es apreciar las virtudes de los demás y ser respetuoso de los defectos. Más aún, es querer el bien de los demás. La violencia que se vive en nuestra sociedad y que se expresa en diversos ámbitos de nuestra vida, comenzando, lamentablemente desde el hogar, se origina en actitudes equivocadas que hay que erradicar. La admiración de la fuerza bruta, el abuso del poder económico, el resentimiento de los marginados o la difusión de políticas colectivistas que pretenden justificar la violencia por razones “estructurales”, como si pudieran existir factores externos que condicionen o desnaturalicen a cada ser. Se confunde violencia con energía; autoridad con prepotencia; firmeza con intolerancia. Los social cristianos vamos a recuperar para la convivencia, los valores esenciales de la doctrina cristiana como el amor, la piedad y la caridad. Pero vamos además, a recuperar el legítimo ejercicio de la autoridad como un modo de servicio y realización del bien común. Es más fuerte aquel que puede ejercer su poder, si lo utiliza para ayudar a su prójimo y no para someterlo, y es más lúcido el que enseña que el que impone. El cambio de esta actitud es tarea de todos, es un proceso de auto convencimiento y de difusión, es una tarea larga pero esencial para la sociedad. Para los social cristianos lograr este cambio de actitud entre nuestros compatriotas es una tarea larga, dura y sacrificada que exige constancia y humildad.10

3º) El reconocimiento del éxito como valor de conducta o la negación de la envidia. El ser humano se esfuerza y trabaja no sólo por una retribución económica, sino también por el reconocimiento a su esfuerzo. La persona requiere ser reconocida por sus semejantes, requiere del halago y del aliento, especialmente en momentos de dificultad. En el mundo se ha generado una actitud conformista, cuando no de negación del éxito. Las personas exitosas son normalmente objeto de crítica, murmuración y duda respecto de las razones que las impulsaron a triunfar. Pareciera que la sociedad en su conjunto quisiera igualarse hacia abajo. Los socialcristianos por ello, debemos convencer a nuestro pueblo de la necesidad de asumir una actitud positiva frente a la vida, basada en el aliento al que se esfuerza, en el aplauso y reconocimiento espiritual y material al que triunfa y en el deseo de igualar a la sociedad en los más altos estándares. El mensaje social cristiano impone la urgencia del reconocimiento social al éxito, en todos los campos. Creemos en un país de propietarios, o sea, en el que por el esfuerzo individual se haya capitalizado el país, en la productividad del trabajador, en la competitividad de las empresas, en el premio a la reinversión y el ahorro, en el impulso a la iniciativa empresarial, especialmente a través de las pequeñas y medianas empresas. Creemos en una cultura del triunfo y en la alegría del éxito.

4º) El optimismo como catalizador del cambio o la negación del pesimismo. Lo primero que se requiere para triunfar es querer triunfar. Jesús dijo que la “fe mueve montañas”. Es por ello que un pueblo agobiado por sus problemas tiene que buscar al interior de su riqueza espiritual, el valor de su historia y sus tradiciones y generar confianza en sí mismo para remontar las dificultades, por duras que sean. Los medios de comunicación masiva son fundamentales para proponer el tipo de liderazgo que guíe la conducta ciudadana. Una visión fatalista de la vida o estereotipos equivocados, transmiten una perspectiva negativa y eliminan la perspectiva de futuro. Por el contrario, rescatar la alegría como forma de convivencia y una visión compartida de una opción que supere las dificultades inmediatas, es el tipo de liderazgo que los social cristianos debemos ejercer. Muchos social cristianos en el mundo comparten nuestras ideas, y no necesariamente se encuentran identificados con opciones políticas y partidarias, y esto es natural porque el social cristianismo es mucho más que una posición política, es un sentimiento, una manera de ver la vida que compartimos, en nuestro concepto la mayoría de los peruanos. El llamado al optimismo es un llamado al cambio, a la recuperación de la fe en nosotros, en nuestra capacidad de crear, en nuestra capacidad de cambiar y lo que es más importante, en nuestra capacidad de dar.

5º) La concertación como método alternativo a la confrontación. La doctrina social cristiana promueve la armonía y el esfuerzo conjunto. En base a la solidaridad ciudadana, promueve la concertación, esto es, el acuerdo entre los distintos integrantes de la sociedad. En el área de la empresa económica busca maximizar la producción de bienes y servicios y a la vez una justa retribución de los factores de la producción: el capital, el trabajo y la tecnología. Concibe por ello a la empresa, como un centro de relaciones interpersonales en la que se debe garantizar al trabajador el justo reconocimiento a su trabajo a través del salario y condiciones dignas de trabajo y al empresario el reconocimiento a la utilidad que retribuye los riesgos que asume en su rol promotor. Los social cristianos promovemos la movilidad social y el progreso económico. Consideramos que el primer instrumento para lograrlos es la educación, que está en la esencia de la igualdad de oportunidades. Pero a su vez, creemos que la generación de riqueza producida individualmente contribuye a mejorar la satisfacción de necesidades del conjunto de la sociedad. Así, por ejemplo, cuando un individuo genera valor agregado en un bien, convirtiendo en productiva una tierra eriaza o constituyendo un negocio, aumenta la disponibilidad social de los bienes y servicios y en consecuencia, contribuye a satisfacer de mejor manera las necesidades de la población. En el campo social, aspiramos a la formación de una Nación integrada, que respetando las identidades culturales y las tradiciones locales de nuestro pueblo, tenga sin embargo, un derrotero común. En lo político, respetando las diferencias y la pluralidad de opciones somos partidarios de una visión compartida de Políticas de Estado, que trascendiendo la coyuntura sean capaces de comprometer al conjunto de los actores políticos en un proyecto nacional común, consistente y de largo plazo.

6º) La solidaridad como respuesta a la indiferencia. El ser humano requiere vivir en sociedad y para ello, todos y cada uno de los seres humanos tiene derecho a condiciones básicas que permitan que su existencia transcurra con decoro y dignidad. El funcionamiento de una economía basada sólo en la competencia da lugar a que un conjunto de individuos cuente con recursos suficientes, pero deja postergados a otros que no son capaces de obtener los requerimientos mínimos para subsistir. Ante tal situación, los social cristianos promovemos la solidaridad con los menos favorecidos, a fin que los primeros transfieran a los segundos parte de sus excedentes, sea directamente o a través del Estado. A éste le corresponde efectuar la redistribución a través de la inversión social, que debe estar dirigida y priorizada en quienes más lo necesiten, sin buscar contraprestación paralela.

7°) La propuesta como expresión de la protesta. Es evidente que ningún ser humano en su sano juicio puede estar conforme con mantener una situación de deterioro moral o de violencia como escenario de vida. Sin embargo, protestar contra esta situación sin proponer soluciones alternativas no coadyuva a superar los problemas. Querer cambiar es proponer soluciones, soluciones que no pretendan destruir lo que tenemos, sino más bien aumentar nuestra producción, aumentar nuestros capitales, mejorar los niveles de ingresos especialmente de los más necesitados. No se puede esperar que el Estado resuelva todo, pues él se maneja a través de un gobierno, que requiere financiar la solución de los problemas acudiendo a la propia población y en esta intermediación, normalmente pierde eficiencia, la misma que se refleja en el encarecimiento de las soluciones, lentitud en las mismas y a veces distorsión de las propuestas. Preconizamos la participación del Estado como un ente rector de la vida económica y social del país en los niveles mínimos necesarios para garantizar el orden y concretar soluciones en aquellos sectores donde el sector privado no pueda llegar. Para que tal estrategia de solución funcione se necesita que los organismos intermedios y las personas sean capaces de proponer soluciones, las concreten en propuestas susceptibles de ser llevadas adelante en las instancias menores, requiriendo del Estado sólo el marco normativo necesario y el apoyo económico mínimo que haga posible las soluciones propuestas.

 

5. NUESTRA VISION.

 Aspiramos ser un país diverso e integrado física, étnica, cultural, económica y socialmente, insertado plenamente en el proceso de globalización internacional, lo que le ha de permitir generar adecuados niveles de empleo y bienestar para su población. La población deberá estar constituida por ciudadanos libres, comprometidos y responsables, organizados como una eficiente república descentralizada, ordenada como una economía social de mercado en el campo económico, con una fuerte participación en el campo social de los organismos intermedios tales como instituciones y entidades sociales, naturales, culturales, vecinales y religiosas y, como una democracia representativa en el campo político. Una sólida y respetable institucionalidad defensora de los valores humanistas y cristianos, el reconocimiento de la centralidad de la persona humana, el convencimiento de que la familia constituye la célula básica de la sociedad, el compromiso moral de las personas para alcanzar el bien común de toda la población, se reflejarán en los satisfactorios niveles de vida y de seguridad ciudadana, la expansión de la propiedad, la buena salud de su pueblo y los altos niveles de educación, todo ello logrado sobre la base de la solidaridad de los peruanos, del respeto a la ley y a sus instituciones y, de la gestión y liderazgo de un gobierno auténticamente democrático, incluyente, firme, responsable, eficiente y transparente que una a los peruanos para hacer del Perú un país libre, desarrollado, seguro, justo, transparente y de ciudadanos honestos.


NUESTRA MISION COMO PARTIDO CON IDEAS SOCIALCRISTIANAS.

Somos un partido político social cristiano cuya misión es proponer a los peruanos un modelo de sociedad que nos permita alcanzar el desarrollo de la persona y el bien común en ejercicio de nuestra libertad, con un compromiso solidario que constituya norma de conducta de sus ciudadanos y en un marco de permanente búsqueda de la justicia. Para lograr tal propósito el partido deberá difundir su doctrina social cristiana la que recoge tales ideales, reflejarlos en programas de gobierno suficientes, oportunos y adecuados para el manejo de una gestión pública transparente, eficiente y honesta que deberá ser llevada a la práctica por representantes del partido que deberán ser elegidos en los distintos niveles de gobierno tales como la Presidencia de la República, el Congreso, las autoridades regionales, municipales y los miembros del Poder Ejecutivo. Es misión del partido transmitir su mensaje a los electores, en especial jóvenes y mujeres y comprometerlos en la concreción de la visión del Perú, compromiso de todos los peruanos, convencerlos de que las ideas, las propuestas y la conducta del partido son consecuentes y coherentes en el tiempo y constituyen la mejor respuesta a la solución de los problemas del país. Así mismo para un país viable, que ha sido y será una nación importante en el contexto de las naciones, que los peruanos debemos estar orgullosos de nuestra historia, de nuestro pueblo y confiados en un futuro pleno de éxito y que superando nuestras diferencias constituiremos una fuerza unida en el común propósito de una vida mejor. Es misión de los miembros del partido lograr, a través de sus representantes en las organizaciones del Estado, los medios de comunicación y los organismos intermedios, que los valores que deben sostener nuestra sociedad sean difundidos, aceptados y ejercidos por todos y cada uno de los ciudadanos, y que las acciones necesarias para mantener el ideal de la sociedad sean cumplidas por cada uno de los responsables en su respectivo ámbito sea este el de educador, ejecutor, o fiscalizador.



jueves, 6 de agosto de 2015

LA CRUZ, LA HOZ Y EL MARTILLO. 1

Ing. Daniel Iglesias Grèzes

Parte I. “Cristianismo y Revolución”

La revista Cristianismo y Revolución, publicada en Argentina de 1966 a 1971, fue un emblema del catolicismo marxista y una de las fuentes intelectuales de la guerrilla argentina. Dirigida por el ex seminarista Juan García Elorrio hasta su fallecimiento en 1970 y posteriormente por Casiana Ahumada, fue un medio de expresión del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, de varias organizaciones guerrilleras argentinas y latinoamericanas (incluyendo a los Tupamaros, de Uruguay) y de agrupaciones obreras de extrema izquierda. Cristianismo y Revolución es un ejemplo paradigmático de lo que C. S. Lewis llamó el “cristianismo y”, es decir una combinación del cristianismo con otra cosa, hecha de tal modo que toda la atención se centra en esa otra cosa. La lectura del índice completo de los 30 números publicados de Cristianismo y Revolución basta para convencerse de que los responsables de la revista estaban infinitamente más interesados en la revolución que en el cristianismo. No se encuentra en ella ningún tema puramente religioso, sino sólo temas políticos, tratados desde un punto de vista revolucionario, de tendencia marxista. A continuación citaré los títulos de una pequeña parte de los artículos publicados en esa revista, para dar una idea de su tendencia ideológica:

· Revolución Cultural China. Sus 16 principios (Nº 4, Mar. 1967)
· Debray, Regis, América Latina. Teoría y revolución (Nº 5, Nov. 1967)
· Camilo Torres: Vida, acción y revolución. Testimonio de un comandante del ELN de Colombia (Nº 5, Nov. 1967)
· Castro, Fidel, Homenaje al Che (Nº 5, Nov. 1967)
· Gutiérrez, Carlos María, Fidel, el cristiano. Reportaje al Nuncio del Papa en Cuba (Nº 6/7, Abr. 1968)
· Programa político del FNL de Vietnam del Sur (Nº 6/7, Abr. 1968)
· Ponencia de los Sacerdotes Católicos, delegados del Congreso Cultural de La Habana (Nº 6/7, Abr. 1968)
· Encuentro Latinoamericano Camilo Torres, Alerta: a los cristianos de América Latina por el viaje del Papa (Nº 8, Jul. 1968)
· Camilo o el Papa (Nº 9, Sep. 1968)
· La justa violencia de los oprimidos para su liberación. Apelación de sacerdotes al CELAM (Nº 9, Sep. 1968)
· Molina, Gabriel, Los guerrilleros de Salta. El desprecio a los que lloran (Nº 11, Nov. 1968)
· Méndez, Federico Evaristo; Jouvé, Juan Héctor, Carta abierta a Ricardo Rojo. Los revolucionarios tienen compañeros, no amigos (Nº 11, Nov. 1968)
· Illich, Iván, El clero, una especie que desaparece (Nº 11, Nov. 1968)
· Kim Il Sung, Che Guevara (Nº 11, Nov. 1968)
· Marighella, Carlos, La lucha armada en Brasil (Nº 12, Mar. 1969)
· Los curas que se casan. Los curas que se juegan (Nº 13, Primera quincena Abr. 1969)
· Fidel Castro explica la Revolución Universitaria (Nº 13, Primera quincena Abr. 1969)
· García Elorrio, Juan, Editorial: Los traidores de Medellín (Nº 14, Segunda quincena Abr. 1969)
· Gil Solá, Jorge, Quieren guerra, tendrán guerra (Nº 15, Primera quincena Mayo 1969)
· La violencia es natural (Nº 15, Primera quincena Mayo 1969)
· Solidaridad revolucionaria. Para el juicio del Pueblo (Nº 16, Segunda quincena Mayo 1969)
· Eliaschev, José R., Los guerrilleros y los traidores (Nº 16, Segunda quincena Mayo 1969)
· Comité Central de Al Fataj, Manifiesto de Al Fataj (Nº 16, Segunda quincena Mayo 1969)
· Mendoza: curas por un socialismo latinoamericano (Nº 17, Jun. 1969)
· Obispos con Fidel (Nº 17, Jun. 1969)
· Cuba y Viet Nam, Discurso de Fidel Castro en apoyo del FNL (Nº 18, Jul. 1969)
· La dictadura enfrenta y persigue a los verdaderos cristianos (Nº 19, Ago. 1969)
· Castro, Fidel, Fidel se define sobre Perú (Nº 19, Ago. 1969)
· Violenta interpelación sacerdotal a los Obispos Brasileños (Nº 20, Sep.-Oct. 1969)
· Ho Chih Minh, Su testamento político (Nº 20, Sep.-Oct. 1969)
· Revolucionarios brasileños liberados llegan a Cuba (Nº 21, Nov. 1969)
· Corrientes: la reacción de Su EminenCIA (Nº 23, Abr. 1970)
· Ongaro, Raimundo, La justicia del pueblo sancionará a los domesticados colaboracionistas (Nº 24, Jun. 1970)
· Ejército de Liberación Nacional boliviano, Volvimos a las montañas (Nº 25, Sep. 1970)
· Chile: Nuevo fracaso del reformismo en América Latina (Nº 25, Sep. 1970)
· Hablan los Montoneros (Nº 26, Nov.-Dic. 1970)
· Chile: Por la razón o por la fuerza (Nº 26, Nov.-Dic. 1970)
· Habla el Movimiento de Izquierda Revolucionaria: entrevista con Fernando Gutiérrez, del Secretariado Nacional del MIR (Nº 26, Nov.-Dic. 1970)
· Una Navidad combatiente (Nº 27, Ene.-Feb. 1971)
· Reportaje al ERP (Nº 27, Ene.-Feb. 1971)
· J.R.E., España: Euzkadi ta aktatasuna. País vasco libre (Nº 27, Ene.-Feb. 1971)
· La Justicia del Pueblo (Nº 28, Abr. 1971)
· MR2: El enfrentamiento armado es inevitable (Nº 28, Abr. 1971)
· Reportaje a la guerrilla argentina (Nº 28, Abr. 1971)
· Duejo, Gerardo, Un programa socialista: única salida real para la clase trabajadora (Nº 29, Jun. 1971)
· Chile: Los cristianos en la construcción del socialismo (Nº 29, Jun. 1971)
· Si Evita viviera sería Montonera (Nº 30, Sep. 1971)
· Dri, Rubén, Ya se acerca la hora de la liberación (Nº 30, Sep. 1971)
· Chile: quebrarle la mano al freísmo (Nº 30, Sep. 1971)

Durante su corta vida, la revista argentina Cristianismo y Revolución dedicó bastante espacio al Uruguay. A continuación indicaré los títulos de sus artículos de autores uruguayos o sobre temas referidos al Uruguay.

· Spadaccino, Arnaldo, De la Mater et Magistra a la Populorum Progressio (Nº 5, Nov. 1967)
· Declaración del MRO (Movimiento Revolucionario Oriental, Uruguay) (Nº 5, Nov. 1967)
· Galeano, Eduardo, La protesta en la boca de los fusiles (Nº 6/7, Abr. 1968)
· Zaffaroni, Juan Carlos, La juventud uruguaya frente al ideario político de Camilo Torres (Nº 6/7, Abr. 1968)
· Seminario de CLASC en Uruguay (Nº 6/7, Abr. 1968)
· Llamamiento para la Liberación. Documento de la Jornada de Montevideo (Nº 8, Jul. 1968)
· Encuentro Latinoamericano Camilo Torres, Mensaje de Solidaridad con el sacerdote Juan Carlos Zaffaroni del Uruguay (Nº 8, Jul. 1968)
· Pbro. Zaffaroni, Juan Carlos, Los Cristianos y la violencia (Nº 9, Sep. 1968)
· Tupamaros: 30 preguntas a un Tupamaro (Nº 10, Oct. 1968)
· Núñez, Carlos, Estos son los Tupamaros (Nº 15, Primera quincena Mayo 1969)
· Giglio, María Esther, Reportaje a un Tupamaro (Nº 17, Primera quincena Jun. 1969)
· Los Tupamaros en Uruguay y Marighela en Brasil (Nº 21, Nov. 1969)
· Tarreche, Eduardo, Uruguay: 1969: balance de un ejercicio revolucionario (Nº 23, Abr. 1970)
· Torturas: rutina pachequista (Nº 23, Abr. 1970)
· Indalecio Olivera: el combate de un cura tupamaro (Nº 23, Abr. 1970)
· Contreras, Orlando, Tupamaros: poder paralelo (Nº 25, Sep. 1970)
· Chato Peredo, Del ELN al MLN (Nº 25, Sep. 1970)
· Zabalsa Waksman, José Pedro, Ricardo Zabalsa: tupamaro muerto en Pando (Uruguay) (Nº 25, Sep. 1970)
· Comunicado del MLN Tupamaros dado en Buenos Aires (Nº 25, Sep. 1970)
· Tupamaros: Reportaje a Urbano (Nº 27, Ene.-Feb. 1971)
· Paraguay: el caso Monzón (Nº 30, Sep. 1971)

La mera lectura de estos títulos causa tristeza. ¡Qué gran pena que tantos católicos latinoamericanos se hayan dejado seducir por la falsa ideología marxista, despreciando el tesoro de sabiduría contenido en la Doctrina Social de la Iglesia! El Señor no permita que este grave error se repita.

Parte II. Un prólogo del Padre Spadaccino

En esta parte comentaré algunos textos extraídos de: Pbro. Arnaldo Spadaccino, Prólogo, en: Encíclicas Populorum Progressio (de Pablo VI) y Mater et Magistra (de Juan XXIII), Editorial Diálogo, La Paz-Canelones, 1967. He tomado conocimiento de esos textos a través de citas encontradas en: Pbro. Felix García Álvarez, Consideraciones a propósito de la gravitación de la Iglesia en la Constituyente de 1830 y sus consecuencias. ¿Existió crisis contemporánea en la Iglesia uruguaya?, Imprenta Arias, San Carlos-Maldonado, 1981, pp. 104-108. Aunque este último libro tiene un valor relativo, con algunos aspectos de carácter panfletario, posee al menos la virtud de contribuir a conservar, a través de las citas mencionadas, el interesante escrito referido del Pbro. Spadaccino, quien fue un sacerdote muy influyente del clero secular montevideano (en 1970 era el Responsable de Pastoral de la Arquidiócesis de Montevideo). A continuación reproduciré los textos en cuestión del Pbro. Spadaccino, indicando las páginas correspondientes del referido Prólogo.

El autor se congratula de las profundas analogías que él cree encontrar entre la doctrina de la Encíclica Populorum progressio (publicada en marzo de 1967) y la doctrina marxista: “Sin embargo, creo que en ningún otro documento hasta ahora podrían señalarse profundas analogías con la doctrina marxista. La Iglesia ha dejado de tener miedo” (Pbro. Arnaldo Spadaccino, o. c., pp. 14-15).

El Pbro. Spadaccino sugiere implícitamente que antes de 1967 la Iglesia tenía miedo de plantear “profundas analogías con la doctrina marxista”. Pronto veremos que esas “profundas analogías” no son tales, pero de momento me interesa subrayar que esta visión de un Magisterio de la Iglesia supuestamente dominado por el miedo no es compatible con la fe católica. Dicha visión parece provenir, en cambio, de la interpretación “rupturista” del Concilio Vaticano II, que ve a éste como una especie de quiebre en la historia de la Iglesia y casi como un nuevo comienzo absoluto, que obliga a descartar casi todo lo que es “pre-conciliar”.

Veamos ahora cuáles son las “profundas analogías” entre cristianismo y marxismo señaladas por el autor: “Sin indicar paternidades o prioridades históricas en las formulaciones y sin miedo a los suspicaces, anotamos algunos puntos de esta covisión [visión común al cristianismo y el marxismo].

-En ambas doctrinas hay un profundo mesianismo. (…)
-Cualquiera podría reprocharles un exceso de confianza en el hombre y en su educación para poder formar una comunidad universal. (…)
-Las denuncias formuladas sobre las injusticias actuales, en una forma más dura de lo que hasta ahora se había hecho. Frases que en otro contexto pueden ser llamadas marxistas.
-Una doctrina de la evolución y de la marcha histórica con una mayor posesión del mundo y de sus riquezas para una mayor paz y desarrollo pleno del hombre.
-La necesidad de una fraternidad universal para la marcha común.” (Íbidem, p. 13)

Analicemos punto por punto estas cinco “profundas analogías”:

1. No negaré que hay una semejanza entre mesianismo cristiano y mesianismo marxista, pero se trata sólo de una semejanza superficial. Hay una distancia abismal entre la redención cristiana y la dialéctica marxista. El Hijo de Dios, hecho hombre para nuestra salvación, nos reconcilió con Dios y entre nosotros dando su vida por amor en la Cruz. Somos salvados por la gracia de Dios en Cristo, aceptada libremente por el hombre con fe, esperanza y caridad. En cambio, en la doctrina marxista (atea y materialista), Dios está totalmente ausente y el hombre se “salva” a sí mismo construyendo, mediante la lucha de clases, una sociedad sin clases, un utópico “paraíso en la tierra”. Se trata en este caso de un inmanentismo radical.

2. No corresponde reprochar al cristianismo un exceso de confianza en el hombre. En último análisis, el cristiano no pone su confianza absoluta en el hombre, a quien sabe pecador, sino en Dios; pero sabe también que el Espíritu Santo es capaz de santificar verdaderamente al hombre que coopera libremente con la gracia de Dios. La comunidad universal llamada “Iglesia” no es formada meramente por el hombre y su educación. Es una comunidad humano-divina, una obra de Dios uno y trino que se manifiesta visiblemente en una comunidad humana. En cambio, sí es correcto reprochar al marxismo una excesiva confianza en el “hombre nuevo” nacido de la revolución socialista. Este “hombre nuevo” es el mismo que construyó el GULAG soviético y el que aún mantiene los laogai en China.

3. Los cristianos podemos coincidir con los marxistas (y también con los liberales y los partidarios de otras ideologías) en la denuncia de ciertas injusticias, pero ambas denuncias proceden de visiones y diagnósticos muy diferentes y conducen a respuestas muy diferentes entre sí. Para el cristiano, la injusticia tiene su más honda raíz en el pecado, que se combate mediante la unión con Cristo Redentor. En cambio, para el marxista la injusticia social es una etapa necesaria en la evolución dialéctica de la historia, que será superada mediante una lucha de clases necesariamente violenta. Según él, la violencia es la partera de la historia.

4. El cristianismo es una religión que reconoce la relativa autonomía de los asuntos temporales, por lo cual no ofrece recetas concretas para la construcción de una sociedad perfecta en el terreno económico y político; sí ofrece principios morales que permiten orientar la acción de los individuos y las sociedades de acuerdo con la voluntad de Dios revelada por Cristo. En cambio, el marxismo se presenta a sí mismo como una ciencia (el “socialismo científico”) y cree poseer la clave de interpretación adecuada de la historia pasada y de la realidad presente y la fórmula exacta para pronosticar y edificar el desarrollo futuro de la sociedad perfecta, la sociedad colectivista.

5. La fraternidad cristiana está basada en una filiación común: todos los hombres son o están llamados a ser hermanos, porque son o están llamados a ser, en Cristo, hijos de un mismo Padre.
El colectivismo materialista, pese a las aspiraciones con frecuencia nobles de sus partidarios, es incapaz de construir una verdadera fraternidad, debido a su desconocimiento del Padre común a todos los hombres. Se corre así el terrible riesgo de edificar una “fraternidad” puramente biológica, semejante a la de un hormiguero o una colmena.

Consideremos ahora lo que el autor escribe acerca de la revolución violenta: “No hay duda alguna de que el cristianismo es un mensaje de paz entre los hombres, que la única violencia es la que debemos realizar sobre nosotros mismos, sobre nuestros egoísmos y desequilibrios, para poder vivir de verdad al servicio de nuestros prójimos.

Con todo, los filósofos y teólogos cristianos han hablado siempre del derecho a la guerra justa, a la pena de muerte, a la legítima defensa, aún hasta la muerte del que injustamente agrede a muerte.
Por influencia del Hinduismo y de otras comunidades cristianas, hay una corriente del pensamiento católico que ha optado por la no violencia y el pacifismo absoluto. Por la influencia del marxismo, teóricos y prácticos del catolicismo perciben la violencia actual de este mundo que oprime en sus derechos fundamentales de personas a una gran mayoría de hombres en el mundo entero. Fundamentado en algunas doctrinas tradicionales de la Iglesia y en la experiencia revolucionaria de algunos países, se inclinan a sostener lo que podríamos llamar un “derecho revolucionario”. Ésta es la tensión hacia adentro de la Iglesia Católica.” (Íbidem, p. 17).

Aquí el Pbro. Spadaccino describe de un modo muy tendencioso “la tensión hacia adentro de la Iglesia Católica” en torno al problema de la legitimidad de la insurrección violenta en el contexto concreto de la América Latina de los años sesenta del siglo XX. En este ámbito, el conflicto principal se dio entre los católicos fieles a la doctrina católica tradicional, que establece un conjunto de condiciones muy estrictas para que se dé efectivamente el derecho a la insurrección violenta contra una tiranía (condiciones que evidentemente no se cumplían en ese contexto), y los católicos influenciados por la doctrina marxista y la revolución cubana, que creían en ese entonces en la inevitabilidad de la revolución socialista por la vía armada en toda América Latina y en la necesidad de que, en ese contexto, la Iglesia Católica “tomara partido por los oprimidos”, es decir por el socialismo. El autor, en cambio, presenta falsamente este conflicto como una tensión entre un imaginario grupo de católicos partidarios de un pacifismo absoluto de raíz gandhiana o cuáquera y el grupo real de católicos que, por influencia del marxismo, percibía una “violencia institucionalizada” de los gobiernos latinoamericanos (dictatoriales o democráticos) que mantenía oprimidos a los pobres en un régimen de explotación capitalista y que, aplicando erróneamente la doctrina católica tradicional, legitimaba la adhesión del cristiano a la revolución socialista en curso.

Continúa el Pbro. Spadaccino: “La Iglesia siempre advirtió de los peligros de la revolución… y advirtió de los peligros de la situación actual que provocaba a los despojados a una revolución violenta. (…)

Creo que también puede entenderse tiranía económica, como poco más arriba se señala de los efectos del capitalismo liberal.” (Íbidem, p. 17).

El autor es consciente de que en 1967 en muchos países de América Latina (como el Uruguay) no se daba siquiera la primera condición para la legitimidad de una insurrección, según la moral católica: o sea, la existencia de un gobierno tiránico. Por eso, de un modo muy cuestionable, estira el concepto de “tiranía” para abarcar el régimen capitalista, entendido como “tiranía económica”. Además califica al capitalismo vigente en nuestro sub-continente como “liberal”, para hacer recaer sobre él todo el peso de las reiteradas condenas del Magisterio de la Iglesia al liberalismo económico clásico. Sin embargo esta calificación resulta sumamente dudosa. Por ejemplo, en el caso uruguayo el régimen económico se caracterizaba por un muy alto grado de intervencionismo estatal, como herencia del batllismo, que podría ser visto como una especie de “socialismo a la uruguaya”. Además, aunque la Iglesia rechace el capitalismo liberal, no por eso respalda automáticamente una revolución violenta para sustituir dicho sistema económico por otro.

A continuación el Pbro. Spadaccino, aunque de un modo confuso, parece sugerir, en un mensaje dirigido directamente a “los cristianos comprometidos”, que la insurrección revolucionaria era justa o justificable en aquellas circunstancias (¡en el Uruguay de 1967!): “No se puede combatir un mal real al precio de un mal mayor. Es por lo tanto una cuestión de prudencia, de posibilidad de mayor bien, a la corta o a la larga. La fijeza prolongada con todos sus desórdenes, puede justificar aún en el orden de los principios doctrinarios, la prolongación de un estado de insurrección revolucionaria necesariamente prolongado. (…)

Para los cristianos comprometidos. Participar o fomentar una insurrección revolucionaria no es una cuestión de oportunismo, según se libre o no de actuar como partido político, ni de cartel para la gran masa de ciudadanos. Es, en primer lugar, una cuestión de conciencia y un asunto de justicia.” (Íbidem, p. 17).

Veamos ahora otro párrafo de Spadaccino: “El tema, así como la “tentación revolucionaria”, da como para una próxima encíclica que esperamos en la medida que esté madura una opinión en la Iglesia, entre tanto corresponde a todos elaborar opiniones y doctrinas y tomar actitudes concretas.” (Íbidem, p. 21).

Al parecer, el autor no quedó satisfecho con la encíclica Populorum progressio, porque –en lo referente al tema analizado aquí– Pablo VI no hace más que reiterar la doctrina católica tradicional sobre la insurrección legítima. El autor expresa su esperanza de que en la Iglesia Católica se produzca una evolución que haga “madurar” su doctrina. No parece arriesgado suponer que él esperaba que esa evolución tendría un sentido “progresista” y se manifestaría algún día en una nueva encíclica más afín con la posición marxista. En un momento humorístico de su extraño libro, el Pbro. Felix García Álvarez acota que esa encíclica “la escribirá el Pbro. Spadaccino cuando sea Papa”. Spadaccino insinúa otro error grave al decir que “entre tanto [es decir, hasta que no se escriba su imaginaria encíclica] corresponde a todos elaborar opiniones y doctrinas y tomar actitudes concretas”, al parecer libremente, sin preocuparse de mantenerse fieles a la doctrina católica vigente.

Concluiré este artículo comentando otras dos citas del Pbro. Spadaccino: “Si la Iglesia tuvo en el pasado esa participación, y ahora está arrepentida de ello, debe decirlo en este momento de revisión y fidelidad profunda.” (Íbidem, p. 21). “La Iglesia que no está por los vientos del momento, sigue sosteniendo que la propiedad privada ayuda a la realización del hombre.” (Íbidem, p. 15).

En la primera frase, el autor parece sugerir que hasta el presente la Iglesia ha participado de un modo negativo en la lucha de clases, apoyando a la clase explotadora, lo cual es un grueso error histórico y teológico. En la segunda frase, pese a su ambigüedad, el autor parece lamentar que la Iglesia no se sume a la corriente (que entonces a muchos parecía destinada a un triunfo global inevitable) de la revolución socialista, orientada a eliminar la propiedad privada de los medios de producción. Efectivamente, la Iglesia Católica –y ésta es una de sus notas de gloria– no se dejó llevar por “los vientos del momento” y siguió sosteniendo firmemente que la propiedad privada es un derecho natural, pero no absoluto, en razón del destino universal de los bienes. Así la Iglesia defendió al hombre del sistema socialista, el que, dondequiera se aplicó integralmente, se reveló muy pronto y muy claramente como inhumano. (Continuará).

EXTRACTADO DE FE Y RAZÓN.
http://www.feyrazon.org/Revista/FeyRazon112.htm#HI

martes, 9 de diciembre de 2014

SER MASON Y CATÒLICO: IMPOSIBLE !!

«Ser masón y católico: ¡Imposible!»


Un libro-testimonio sobre la masonería, escrito por un antiguo masón, está dando mucho que hablar en Francia: J´ai frappé à la porte du Temple. Serge Abad-Gallardo era masón durante más de veinte años antes de encontrar descanso y la fe católica. Él relata su viaje en Yo llamé a la puerta del Templo. Para la revista Famille Chrétienne, levanta el velo sobre un mundo que califica de opaco.

(Portaluz/InfoCatólica) «Se ha atrevido. Ha osado escribir sobre lo que nadie habla, sobre lo que a menudo se oculta. Corriendo el riesgo de levantar el velo sobre la masonería, aportando un testimonio. Su testimonio», introducía el pasado 2 de octubre L´Indépendant.
Su autor es un francés nacido en Marruecos en 1954 y de origen español, andaluz para más señas. Serge Abad-Gallardo, casado y con dos hijos, vino al mundo en una familia «católica, pero poco practicante», que tras la independencia del reino alauita se asentó en Francia en 1961. Con ello, su padre, contable de profesión pero también boxeador de alto nivel, pudo convertirse en campeón de Francia en 1951, y al año siguiente en campeón de Europa.
Finalmente sus padres se instalaron en Bastia (Córcega) en 1966, donde realizó sus estudios secundarios. En Marsella se licenció en arquitectura y empezó a ejercer como profesional liberal. Luego se incorporó a la función pública, con distintos cargos técnicos en Bastia, en Guayana, en la región de París, en la Costa Azul y, actualmente en Narbonne (Aude), donde trabaja en el área de urbanismo.
Pero fue al inicio de su carrera como funcionario, a los 33 años de edad, cuando un contacto profesional le llevó a ingresar en la masonería.

¿Por qué ingresó en la masonería?
Creo, simplemente, que me planteaba las mismas cuestiones que cualquiera sobre las razones por las que tenemos conciencia de estar en la tierra. Me pareció que la masonería podía tener respuestas. Además, me había alejado de la fe, en particular de la Iglesia. Y sobre todo creo que había en mí una cierta curiosidad por el «secreto masónico».
¿Cómo fue el primer contacto y en qué obediencia?
Fue una relación profesional, el gerente de una agencia inmobilaria, quien me propuso entrar en la masonería en 1988. Él tenía grado de oficial en una logia de Derecho Humano, que es una obediencia internacional y mixta. Yo me inicié en 1989, tras haber sido objeto de tres investigaciones y de las formalidades habituales.

¿En qué consisten?
Tres personas que tienen el grado de maestro se reúnen contigo y te preguntan sobre tu trayectoria personal, tus ideas filosóficas y socioeconómicas. Luego, si este paso es juzgado satisfactorio, se te invita al Templo masónico. Se te tapan los ojos, de forma que no ves ni las personas ni los lugares. Es entonces cuando debes responder a numerosas preguntas. Cuando te vas, los masones votan para aceptar o rechazar tu admisión. En mi caso, el voto fue unánime para aceptar mi candidatura. Luego pasé las pruebas de iniciación, que describo con precisión en mi libro J’ai frappé à la porte du Temple, parcours d’un franc-maçon en crise spirituelle (Téqui, París). No solamente cómo tienen lugar, sino cómo las viví yo.
Un proceso muy selectivo, según narra...
Las pruebas tienen lugar en el Templo y con los ojos vendados. Finalmente, tu padrino te quita la venda de los ojos y eres admitido entre los masones, con grado de aprendiz. Luego, al cabo generalmente de un año, pasas otras pruebas para convertirte en compañero. Entonces ya puedes hablar y participar activamente en los trabajos masónicos, porque como aprendiz, durante todo un año, estás obligado a un estricto silencio y se te encargan trabajos secundarios (poner y quitar los objetos del ritual para los trabajos, servir las comidas, lavar la vajilla, etc.). Un año después, pasas una nueva prueba para convertirte en maestro. Se trata, claro, de pruebas simbólicas.

¿Son tan impresionantes como se dice los ritos de iniciación?
Eso depende de las obediencias. Pero el objeto mismo de la iniciación, y de otras ceremonias para pasar al grado de compañero, y sobre todo de maestro, es sacudir la imaginación. Y, por tanto, impresionar.

¿Cómo?
En el Gran Oriente de Francia hay momentos un poco inquietantes, como cuando ponen la hoja de un cuchillo sobre el brazo del candidato (que tiene los ojos vendados) y se abre una botella de éter para que sienta el olor y parezca más creíble el anuncio de la ceremonia de mezclar su sangre con la del Venerable Maestro. Evidentemente, no hay corte, y eso es ficticio: en el momento preciso una voz se alza para interrumpir la ceremonia de la mezcla de sangres. ¡Pero eso lo ignora el candidato hasta el último momento, y piensa que realmente le van a hacer un corte en el antebrazo!
Eso en el Gran Oriente. ¿Y en Derecho Humano?
La primera prueba de iniciación es bastante impactante: tienes los ojos vendados, la música es ensordecedora y angustiosa (como la de una película de terror), se te empuja brutalmente a andar de un lado a otro, y se te detiene también brutalmente. Se te hace beber un brebaje dulce, luego uno amargo, luego los dos… Todo se hace para provocar en ti una inquietud. Del mismo modo, la primera cosa que ves cuando se te levanta la venda es una luz cegadora, e inmeditamente después, cuando los ojos se acostumbran... ¡las espadas de los masones apuntando hacia ti, diciendo que sus hojas amenazan a los traidores!

¿Qué le gustaba de la masonería?
La tarde de la iniciación, se te acoge con calor y fraternidad. Uno se siente honrado de formar parte de una sociedad secreta que te ha juzgado digno de estar entre sus adeptos. Más tarde, cuando te conviertes en maestro, conoces personas del ámbito político o administrativo que de otra forma jamás habrías conocido. Se tiene la impresión de formar parte de una élite de iniciados. También los símbolos son un objeto de estudio que puede parecer interesante.
¿Hay un ambiente de libertad en las logias?
En principio, la palabra es libre, y por tanto parece interesante poder expresarse libremente e intercambiar ideas. Pero pronto uno se da cuenta de que la palabra sólo es libre en el marco de lo que en mi libro denomino «la palabra masónicamente correcta». Es decir, uno no puede expresar fácilmente, y menos aún defender, convicciones direrentes a las sostenidas por la masonería (por ejemplo, sobre el matrimonio homosexual, la familia, el aborto, la eutanasia, etc.). Si eso sucede, uno queda enseguida en minoría, si es que no es objeto de burlas.

¿Dónde queda entonces la fraternidad?

La fraternidad resulta sobre todo de un sistema de influencia interna a fin de que algunos puedan acceder a ciertos poderes masónicos. Hay clanes. Por supuesto conoces también personas sinceras con quienes se pueden crear lazos de amistad.
¿Qué era lo que menos le gustaba de la masonería cuando estaba dentro?
Tanto en Derecho Humano como en el Gran Oriente, que también frecuenté, el anticlericalismo que existe en las logias. Se trata a veces incluso de cristianofobia.

¿Otros masones lo experimentan de la misma forma?
El pasado 4 de noviembre participé en un programa de Radio Courtoisie sobre la incompatibilidad entre el compromiso masónico y la fe católica, y una oyente llamó para decir que también ella había dejado la obediencia de Derecho Humano por el anticlericalismo que había encontrado.
Y usted había entrado, sobre todo, por razones digamos «espirituales»...
No encontré ninguna espiritualidad real en la masonería, y menos en los altos grados por encima de maestro.
Supongo que usted ha leído el testimonio de Maurice Caillet, en Yo fui masón...
Conozco muy bien a Maurice Caillet, con quien estoy habitualmente en contacto. Es un hombre fuera de lo común y de una gran valentía, y también de un gran rigor moral. Tengo un gran aprecio por él y por su esposa. Sé lo que él ha sufrido a causa de la masonería y cuáles han sido los problemas y amenazas que ha padecido.
Él explica muy bien el funcionamiento de la hermandad entre los masones para la promoción profesional. ¿Lo vivió usted también?
Yo jamás utilicé directa y voluntariamente las redes masónicas para obtener promoción profesional. No va con mi carácter. Pero, por ejemplo, el puesto que ocupé en la Guayana me fue comunicado por un masón. Y el presidente de la institución que me empleaba era también masón. Yo no lo sabía. Por entonces yo tenía una firma «masónica». No hay duda de que ese presidente se dio cuenta y me escogió con preferencia a otros por mi pertenencia a la masonería. Nada más contratarme, me confesó su pertenencia al Gran Oriente de Francia.
Es decir, la red funciona...
En mis diversas funciones, fui requerido muchas veces por masones. Pero jamás entré en juegos de poder. Es una de las cosas que me decepcionaron de la masonería.

¿Cuál es la estructura masónica, los famosos «grados»?
Hay que diferenciar entre grados y oficios. En cuanto a los oficios, hay que tener el grado de maestro para ocuparlos. Cuando me convertí en maestro, rápidamente tuve puestos de oficial: Gran Experto, Maestro de Ceremonias, Segundo Supervisor, Orador, Venerable Maestro, etc. Si hablamos de grados, hay dos niveles: primero, las «logias azules», donde se encuentran los aprendices (1º grado), los compañeros (2º grado) y los maestros (3º grado); y segundo, los Altos Grados, que se supone son más espirituales, más esotéricos. Es a ese nivel donde se encuentra el aspecto más oculto de la masonería.
¿Cómo se entra en ese nivel?
No se puede pedir el ingreso en los Altos Grados. Al contrario, pedirlo es un riesgo cierto de que te rechacen. La única posibilidad es ser cooptado por masones que te juzguen digno de ello. Esos altos grados se reparten entre el 4º y el 33º, siendo los grados 31º, 32º y 33º puramente administrativos. El masón de 4º grado es pues superior, en el plan iniciático, a un maestro que sólo esté en el tercer grado. El 4º grado es el de «maestro secreto».

¿A qué nivel llegó usted?
Dimití tras unos años de integrar los altos grados, cuando había alcanzado hacía algún tiempo el 12º y debía pasar al 14º. Sus nombres son totalmente ridículos, pero significan el aspecto hermético de la masonería: 4º, Maestro Secreto; 5º, Maestro Perfecto; 6º, Secretario Íntimo; 7º, Preboste y Juez; 8º, Intendente de la Construcción; 9º, Maestro Elegido de los Nueve; 10º, Ilustre Elegido de los Quince; 11º, Sublime Caballero Elegido, 12º, Gran Maestro Arquitecto... Me faltaban casi 18 grados para alcanzar el grado 30. Estaba pues haciendo mi camino en los altos grados.
¿Es cierto que los grados inferiores ignoran quiénes son los grados superiores?
Como usted dice, los masones de grados «inferiores» no saben nada sobre los grados «superiores». En efecto, los masones que están en los grados inferiores (en las logias azules) no saben quién está en los Altos Grados, ni cuáles son sus símbolos o la naturaleza de sus trabajos. E incluso cuando formas parte de esos Altos Grados, no sabes quién, dentro de ellos, está por encima de ti. En este punto, la masonería tiene un funcionamiento muy estanco y cultiva el «secreto dentro del secreto».
¿No enrarece eso el clima?
Tienes la sensación de estar siendo constantemente observado por personas que te «juzgan» o valoran tu capacidad para pasar a un grado superior. Pero tú no conoces las «reglas del juego», porque los contenidos de los grados superiores, desde que eres aprendiz, jamás se te comunican antes de que accedas a ellos.

¿Por qué decidió dejar la masonería?
Creo que se trató sobre todo de una experiencia de fe. Ser masón y católico: ¡Imposible! Es verdad que había ciertas cosas que no me gustaban en la masonería. Pero no existe ningún grupo humano ni ideología que sean perfectos. Sólo Dios es a la vez perfecto e infinito. No hay que olvidar que somos imágenes suyas, aunque muy imperfectas. En realidad, mi decisión de abandonar la masonería y mi retorno a la fe están vinculados. Dimití, sobre todo, porque me di cuenta de que no podía buscar a Dios en la masonería. Y luego está, claro, la cuestión de Cristo.
¿A qué se refiere?
El Cristo que invocan los masones no es para nada el Cristo de los cristianos. Para ellos es un sabio, un filósofo, como mucho un gran iniciado (¡!). Mientras que, para los cristianos, Él es Dios encarnado, muerto en la Cruz para salvarnos. Sólo cuando comprendí, primero intuitivamente, luego con mi inteligencia, y luego con mi corazón y mi espíritu, que el camino masónico era incompatible con mi relación con Cristo, o que constituiría un obstáculo en el camino que Él me pedía seguir, decidí dimitir.
¿Puede relatarnos su conversión personal al catolicismo?
Puesto que yo estaba bautizado, no fue realmente una conversión, sino un retorno a la fe. Aunque la conversión de un cristiano dure toda la vida. Pienso que el sacramento del bautismo actuó y me llevó hacia la luz de Cristo, y al mismo tiempo me alejó de la luz artificial, simplemente humana, de la masonería. La palabra luz es evocadora. Porque la masonería está íntimamente ligada a lo que en Francia denominamos Las Luces. Mientras que el cristiano utiliza la palabra Luz, en singular.
¿Cuál es la diferencia?
Pues que, si bien pueden existir «luces» diversas, sólo son humanas. Por el contrario, Dios es «la Luz». Los masones, aunque lo mencionan mucho, no han comprendido el primer versículo del Evangelio de San Juan : «Y la luz se hizo en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron» (Jn 1,5). ¡Como se ve, es una cuestión de «una» Luz, y no de «las» Luces!
¿Cuánto duró su proceso de retorno a la Fe?
Un periodo bastante prolongado. Me resistí durante mucho tiempo a la llamada de Cristo. Nunca he hecho rápidamente las cosas importantes. ¡Y estaba muy ciego! Tenía necesidad de estar seguro de que tomaba el camino correcto. Conocí a un sacerdote franciscano hace unos quince años. Fue una revelación. Tuve entonces la certeza de la presencia de Cristo en mi vida. Volví a rezar.
Luego, algunos años después, escuché la voz de Cristo en una capilla. Y como todavía me resistía, pese a todo, a Su Amor, recibí en Lourdes una gracia particular e inesperada. Fue entonces cuando decidí, ante el increíble acontecimiento que acababa de vivir, hacer un retiro en una abadía. Allí comprendí que Cristo me buscaba más que yo a Él. Y entonces, simplemente, le amé, con un amor inmenso, lamentablemente muy débil ante Su Amor por nuestra pobre humanidad.
¿Puede hablarnos de esa experiencia en Lourdes?
Describo todo esto en mi libro. No me gusta hablar de ello, porque es una experiencia muy personal. Pero tenía que decirlo. Después de todo, no me pertenece.

¿Sufrió algún tipo de amenaza cuando abandonó la masonería?

No exactamente. No puedo decir que me hayan amenazado. Maurice Caillet cuenta que a él, sí. Y una mujer, autora de un libro sobre la masonería que cito en el mío, dice que ha sufrido amenazas físicas. En cuanto a mí, ¡ya veremos en el futuro! Por el momento, lo que sí puedo asegurar es que todos los masones que conocía me han dado la espalda. Ni uno me llama por teléfono. Algunos me evitan por la calle. Lo lamento sinceramente, y rezo por ellos. Sólo mantengo contacto con tres o cuatro con quienes tengo lazos de amistad, más que masónicos. ¡Veremos si dura !
¿E insultos?
Insultos, sí, en ocasiones muy virulentos, por parte de algunos masones. Lo que más molesta a los masones es la publicación de mi libro y las conferencias que estoy pronunciando. Esto confirma que no es fácil expresar con comodidad una opinión contraria a la doxa masónica. Significa igualmente que mi libro dice verdades que molestan realmente a la masonería.
¿Intentaron disuadirle de que se fuera?
Algunos hermanos y hermanas de los Altos Grados me pidieron que reflexionara antes de irme, e intentaron convencerme de que me quedase. Tuve discusiones francas y serenas con ellos, pero me era imposible quedarme en la masonería. La llamada de Cristo era demasiado fuerte, y los dos caminos demasiado incompatibles.
¿No es compatible la pertenencia a la masoneria con ser cristiano?
Si uno es totalmente sincero, no se puede en absoluto ser masón y cristiano, y menos aún católico. Explico en mi libro, y aún más en mis conferencias, mediante numerosos ejemplos tomados del ritual y de la filosofía masónicos, las razones de esta incompatiblidad.
Incluso canónica...
La Iglesia sigue excomulgando a los católicos que sean masones. Esta excomunión se basa sobre numerosos puntos fundamentales de incompatibilidad. Se trata de una decisión que la Iglesia ha madurado, tras haber estudiado los rituales. Yo lo confirmo tras una experiencia de veinticinco años en la masonería.

¿Qué razones doctrinales hay para esa oposición?
Un ejemplo: para la masonería, la Verdad es subjetiva, cambiante, contingente, inmanente y construida poco a poco por el ser humano. Para la Iglesia, la Verdad es objetiva, definitiva, establecida, trascendente, esencialmente divina. Ahora bien, no se puede creer en dos versiones antinómicas de la Verdad. No se puede tener fe en una cosa y en su contraria: o la Verdad viene de los hombres, o viene de Dios.
Antes mencionaba usted también discrepancias en temas morales...
Sí, es otro caso: la masonería no reconoce una moral divina. No hay ninguna referencia a la ley natural en la masonería. La moral es cultural, social y cambiante. Mientras que la Iglesia reconoce la moral y la ley naturales en cuanto que vienen de Dios. Para la Iglesia, hay una definición precisa del Bien y del Mal. No así para la masonería, para quien son dos ideas cambiantes. Además, los fundamentos filosóficos de esta antinomia tienen implicaciones prácticas que hacen imposible la «doble pertenencia», como el aborto, el divorcio, el matrimonio, etc. Sobre este último punto, por ejemplo : para la Iglesia el matrimonio es un sacramento eterno. Para la masonería, es una unión revocable.
Es conocida la influencia de la masonería en la política francesa. ¿Hay mucha diferencia segun quién gobierne?
En principio, no hay diferencia política entre derecha e izquierda en relación a la masonería. Pero, en la práctica, es evidente que la masonería, en Francia, tiene una referencia muy escorada a la izquierda. También actúa en la derecha, pero de manera más discreta y, sobre todo, menos eficaz.

Por ejemplo, en mi libro demuestro que los dos gobiernos franceses bajo la presidencia de François Hollande, el de Jean Marc Ayrault y el de Manuel Valls, incluyen un número anormal e increíblemente alto de masones. Ahora bien, son precisamente estos gobiernos los que han traído las leyes sobre el matrimonio homosexual, el intento de imponer la ideología de género en las escuelas, y el debate sobre las madres de alquiler. O la transformación de la laicidad en secularización de la sociedad. Todo induce a pensar, en efecto, en una importante infuencia real de las ideas masónicas en la vida política. Porque esas ideologías nacen de las ideas de la masonería, que está en una especie de «revolución social permanente».
Es la ideologia relativista, dueña y señora de Occidente...
La ideología relativista es el fundamento mismo de la distorsión masónica. No es pues sorprendente que se haya instalado en Occidente, y en particular en Francia, donde la masonería, y en particular su obediencia mayoritaria, el Gran Oriente, mantiene desde hace trescientos años una lucha feroz contra la Iglesia católica.


¿Y eso lo reconocen los masones?
Vincent Peillon, ex ministro socialista en el gobierno Ayrault, explica claramente en sus escritos y entrevistas hasta qué punto el ideal masónico, sobre todo desde principios del siglo XX, está en el origen del envío de maestros a la Francia rural, con el fin de oponerse a los sacerdotes y fundar una ideología relativista con un fondo de anticlericalismo. También lo dice, sin ambigüedad alguna, Paul Gourdeau, antiguo gran maestre del Gran Oriente de Francia, a quien cito en mi libro: para la masonería, se trata de un combate contra la fe cristiana. ¡Para la masonería, no se trata de una cuestión de detalle, sino de una visión global de la sociedad !

Por último, ¿ha encontrado en la Iglesia la respuesta a sus inquietudes?
Para ser totalmente claro, yo no tenía inquietudes. Si simplemente hubiese tenido una inquietud existencial, habría podido ser colmada por la labor o el ritual masónicos, o ¿por qué no ? por una sencilla psicoterapia. No es eso: yo buscaba. Buscaba a Dios. Que nuestra presencia en la tierra resulta de la voluntad de nuestro Creador, eso es una evidencia. Pero hay que saber qué poner bajo esa palabra. Incluso Jacques Monod, premio Nobel e inventor de la teoría del Azar o la Necesidad como explicación de la vida, reconoció que la complejidad de la vida era tal que no podía ser resultado sólo del azar, y todavía menos de la necesidad.

¿Y encontró a ese Dios?
Para mí, la cuestión era saber si ese Creador es el dios de los masones, es decir, el Gran Arquitecto del universo, una especie del Relojero de Voltaire, un principio indefinido... o bien el Dios Todopoderoso, a la vez «Elohim el Creador, Yahvé el Dios amante, Adonaï el Dios Todopoderoso». Es decir, el Dios de los cristianos: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Encontré que Dios no es un vago principio. Es ante todo un Dios personal, a quien me puedo dirigir, que escucha mis oraciones, a quien adoro, y que nos ama hasta el punto de haber descendido a la Tierra para morir en la Cruz por nuestra redención.
Lo que encontré en la Iglesia, que no se puede encontrar en la masonería, es el camino que lleva a Dios: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí» (Jn 14, 6). Ésa es la Verdad esencial que Jesús nos trae y que la masonería nos quiere negar. El objetivo explícito de la masonería es prometer a todos la felicidad en la tierra. Soy testigo de que fracasa en ese objetivo.

Y usted, ¿es feliz?
Para responder a su pregunta: sí, soy feliz. Pero no en el sentido en el que lo entendería la masonería. Porque soy feliz como se es feliz cuando uno se sabe real y auténticamente amado. Amado por Dios. Como es el caso de todos los hombres y de todas las mujeres. ¿Cuándo querrán unos y otras abrir su corazón al Señor?.

Extractado de la pagina http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=22705&utm_medium=email&utm_source=boletin&utm_campaign=bltn141208

martes, 21 de octubre de 2014

EL SINODO DEL VATICANO 2014

EL SINODO DEL VATICANO. 2014.

La fractura y la confusión marcan el Sínodo de la Familia presidido por el papa Francisco en Octubre 15, 2014por Javier Lozano.

La Santa Sede ha salido al paso tras la confusión generada durante la celebración del Sínodo y los reproches entre varios cardenales y obispos. “Una condición general de base es ésta: hablar claro. Que nadie diga: ‘Esto no se puede decir; pensarán de mí así o así… ‘Hay que decir todo lo que se siente con parresia”. Así se manifestaba el papa Francisco en el inicio de un Sínodo de la Familia que se preveía caliente y polémico. Las previsiones se han quedado cortas y, tras pasar el ecuador de este encuentro de la Iglesia, en el que se debía responder a los desafíos de la familia en el mundo de hoy, lo que ha quedado patente es una profunda división en el seno de la Iglesia. La fractura se muestra no en la disparidad de opiniones durante las reuniones del Sínodo, algo normal en un foro de estas características, sino en las distintas intervenciones en los medios de los cardenales y obispos en los que se lanzan reproches mutuos, se dan por hecho puntos nada claros sobre la doctrina y en los que se pide al Papa también que ponga orden y que, sobre todo, se manifieste para no confundir a los católicos de todo el mundo. Confusión ante lo que sale de Roma Definitivamente la polémica terminó de estallar tras la publicación de la Relatio donde se recogía lo realizado hasta el momento en el Sínodo. Tras dar carta de naturaleza a lo que en ella aparece, tanto en iglesias de todo el mundo como en medios de comunicación, se da por hecho que habrá cambios sustanciales en la doctrina de la iglesia que afecta a la familia como el divorcio, la comunión de los divorciados vueltos a casar, las parejas de hecho o las uniones homosexuales. Por este motivo, varios cardenales y obispos han saltado rápidamente defendiendo la enseñanza actual mientras que en el bando contrario se han posicionado los sectores que llevan años defendiendo grandes cambios en la Iglesia. Mientras tanto, la confusión se ha instaurado durante estos días en los católicos, que no saben qué está pasando en el Sínodo ni intuyen hacia donde navega la barca de Pedro. Ante esta confusión generalizada, el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede se ha visto obligado este martes ha emitir un comunicado para intentar arrojar algo de luz tras las reacciones y discusiones producidas entre los propios participantes del Sínodo y otras importantes personalidades de la Iglesia. Así dicen que se “reitera que dicho texto (la Relatio) es un documento de trabajo, que resume intervenciones y el debate de la primera semana”.El nuevo papel protagonista del cardenal Kasper En este momento se vislumbran dos bandos claros. El primero es el liderado por el cardenal alemán Walter Kasper, un eminente teólogo calificado de progresista y cuyas tesis han estado siempre alejadas en gran medida de las defendidas durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Cuando parecía que sus mejores días habían pasado su nombre volvió a la primera línea durante el primer Ángelus tras la elección de Francisco cuando el nuevo Papa elogiaba públicamente su libro ante los miles de periodistas. Poco después el propio Pontífice lo elegía para dar inicio al consistorio extraordinario sobre la familia. Era febrero y allí soltó la bomba pidiendo que los divorciados vueltos a casar pudieran comulgar. Desde ese momento, Kasper ha ocupado un lugar primordial y ha asegurado en una reciente entrevista que “algunos cardenales temen que haya un efecto dominó y que, si se cambia un punto, todo colapse.” La batalla estaba servida y rápidamente fue contestado por numerosos cardenales, encabezados por el prefecto de la Doctrina de la Fe, Gerhard Müller, que ha publicado durante los últimos meses hasta dos libros refutando las tesis de Kasper. El último de estos libros lo ha firmado junto a otros cuatro cardenales en el que se avisa que hay líneas rojas que no se pueden traspasar que instauró el propio Jesucristo y que ni el Papa puede modificarlas como, por ejemplo, la indisolubilidad del matrimonio, entre otros puntos. Con declaraciones cruzadas, libros y entrevistas se ha llegado hasta hoy y con la creencia de muchos católicos de que la doctrina ha cambiado completamente, algo que ha provocado el enfado del sector que defiende los mandatos defendidos hasta hoy en la Iglesia, por lo que se han producido un torrente de declaraciones que muestran la grave fractura existente y que pone de manifiesto la necesidad de que el Papa hable y lo haga con claridad. Voces críticas dentro del Sínodo En una entrevista en Radio Vaticano, el presidente de la Conferencia Episcopal de Polonia, monseñor Stanislaw Gadecki, afirma que la Relatio no es aceptable para muchos obispos y que el documento se aleja en algunos puntos de la enseñanza de San Juan Pablo II conteniendo igualmente trazas de ideología anti matrimonial y una falta de visión clara por parte de la Asamblea Sinodal. Mucho más duro se ha mostrado el cardenal estadounidense Raymond Burke, prefecto de la Signatura Apostólica. En una entrevista en Il Foglio indica que “algo no funciona si la información es manipulada de modo que se da realce solo a una tesis”, en este caso lo defendido por Kasper. Advierte que “algunos sostienen la posibilidad de adoptar una praxis que se separa de la verdad de la fe” y que “un número consistente de obispos no acepta las ideas de apertura, pero pocos lo saben” por el silencio que se impone a unas tesis y el altavoz que se da a las otras. Por ello, pide claramente un pronunciamiento del Papa “que sólo podrá estar en continuidad con la enseñanza que la Iglesia ha dado durante toda su historia”. Un peso pesado del colegio cardenalicio, Camilo Ruini, también ha advertido de los riesgos que corre la Iglesia si se deja arrastrar por el aire de los tiempos sin mantenerse firme a sus principios. Así, indica que “debemos ser muy prudentes, en lo que atañe al matrimonio y a la familia, modificando las posiciones que el magisterio propone desde hace tiempo y con tanta autoridad: en caso contrario, las consecuencias sobre la credibilidad de la Iglesia serán muy importantes”. En un tono muy crítico también se ha manifestado el cardenal sudafricano, Wilfrid Fox Napier, que ha censurado las tesis de Kasper y ha dicho que “si alguien en Alemania que se ha divorciado y vuelto a casar por lo civil puede comulgar sin dejar su estilo de vida, ¿por qué no puede hacer lo mismo alguien casado con dos mujeres en África?” La división es patente y los bandos son firmes aunque son muchos aún los que no se han manifestado al respecto, entre ellos el Papa que ha querido favorecer el debate en un tema que se está centrando en asuntos que atañen a las familias de manera más minoritaria obviando puntos más necesarios en la defensa del núcleo central de la sociedad.

Javier Lozano.
Libertad Digital